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JAVIER GASPAR
La previsión social parece ganar terreno en los planes de ahorro de los españoles. El socio director de Bufete Prolegue, Javier Gaspar, aporta las claves para impulsar los conocidos como primer y segundo pilar de jubilación.
¿Cree que hay posibilidades en España de armar un sólido segundo pilar de ahorro en la empresa?
Las posibilidades de alcanzar ese escenario pasan por tejer un sistema de incentivos fiscales para las empresas. Hay que encontrar un equilibrio atractivo para el empleador y el asalariado, algo difícil. Pues habría que soslayar que ello suponga un incremento del coste empresa por empleado, sin caer en un empobrecimiento del trabajador.
¿Qué medidas se deberían adoptar para facilitar los planes colectivos de previsión social complementaria?
Algunas propuestas de carácter fiscal que estimulen la contratación. Estos planes pasan por la deducción de la cuota del Impuesto de Sociedades y de la exclusión de la base de cotización a la Seguridad Social de las contribuciones empresariales a planes de previsión social. También aumentar los límites a las aportaciones con límites anuales separados para las aportaciones realizadas a planes individuales y de empleo, actualmente establecidos de forma conjunta en 8.000 euros; ampliar el límite de aportación a favor del cónyuge en la base imponible y tratar las prestaciones como rendimientos irregulares, con aplicación del porcentaje de reducción.
De cara a la campaña de la declaración de la renta, ¿existe alguna fórmula para rebajar la factura fiscal por parte de los jubilados que vayan a rescatar o estén rescatando su plan de pensiones?
La primera advertencia es que no rescaten su plan de pensiones el mismo año en que se jubilen, ya que seguramente su salario será mayor que la pensión pública por lo que tributarán en la escala más alta del impuesto. El rescate del plan de pensiones se puede dar de varios modos: en forma de renta, mediante el cobro de una mensualidad; en forma de capital, cobrando la totalidad del plan de pensiones de una sola vez; de forma mixta, que es una mezcla de las dos anteriores; o en forma de renta vitalicia, ya que en lugar de cobrar hasta el agotamiento del dinero, la entidad realiza los cálculos para estirar ese dinero lo máximo posible y evitar sustos no deseados.