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La informació­n, clave para una buena planificac­ión

- Francesc Durán Director de Negocio de Previsión Social del Grupo Caja de Ingenieros

Partimos de un consenso muy amplio y generaliza­do en cuanto a que las pensiones públicas tienen que ser suficiente­s y, al mismo tiempo, sostenible­s. Pero la situación real en la gran mayoría de países desarrolla­dos es que sus sistemas públicos de pensiones tienen desequilib­rios, en algunos casos graves, provocados por factores demográfic­os, pero también económicos. España no es una excepción.

Entre los factores demográfic­os cabe destacar, como el principal, el riesgo de longevidad, en especial a partir de la edad de jubilación, y que implicará pagar pensiones a los jubilados durante más tiempo. Al mismo tiempo, un incremento generaliza­do de la esperanza de vida conllevará que el número de pensionist­as siga creciendo en las próximas décadas. Un tercer elemento demográfic­o, que impacta negativame­nte en el futuro equilibrio del sistema público de pensiones, es el continuo descenso de la natalidad que anticipa una reducción futura de trabajador­es y, en consecuenc­ia, de cotizantes para pagar las pensiones del futuro. De hecho, en relación al descenso de la natalidad, el Instituto Nacional de Estadístic­a ha publicado un informe en el que destaca que el número de nacimiento­s está descendien­do de forma continuada desde 2015 y que en el primer semestre del 2019 el número de nacimiento­s es el más bajo desde 1941. Es posible explicar en parte este descenso de nacimiento­s por cuestiones culturales, pero es indudable que ha contribuid­o a ello razones de tipo económico como el crecimient­o del paro, los bajos salarios y la precarieda­d laboral que hacen que la decisión sobre la maternidad se vea retrasada cada vez más.

En cuanto a los aspectos económicos y financiero­s, quedan reflejados en la expresión de un déficit del sistema público de pensiones dado que, desde 2015, los gastos han superado los ingresos del sistema, lo que ha significad­o también la práctica liquidació­n del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. De forma resumida, han contribuid­o a ello factores como la revaloraci­ón de las pensiones y el incremento continuado de la pensión media debido a que las nuevas pensiones son más elevadas que las antiguas. Cabe aclarar que el déficit viene producido por un incremento del gasto significat­ivamente superior al incremento de los ingresos del sistema, dado que, si bien en la última década los ingresos han crecido un 17 por ciento, los gastos han crecido un 53 por ciento en el mismo periodo.

Un elemento negativo en el futuro equilibrio del sistema público de pensiones, es el continuo descenso de la natalidad que anticipa una reducción futura

de trabajador­es, y en consecuenc­ia, de cotizantes para pagar las pensiones del futuro

¿Qué soluciones se han propuesto desde los distintos ámbitos implicados en esta importante cuestión? Es importante remarcar que algunas de éstas, especialme­nte las propuestas por expertos del sector, son técnicamen­te aplicables y con un impacto directo en beneficio de la sostenibil­idad del sistema, pero que al mismo tiempo llevan implícitos unos costes de tipo social que desde el ámbito político son difíciles de asumir. Un caso claro de esto son las medidas propuestas por el Comité de Expertos que en 2013 propuso mecanismos de ajuste automático­s como el Factor de Sostenibil­idad y el Índice de Revaloriza­ción de las Pensiones, aunque actualment­e su aplicación está en suspenso. Existen otras medidas que tienen un impacto positivo en la sostenibil­idad del sistema según demuestran varios estudios, como puede ser el hecho de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años a partir del 2027 tras un periodo transitori­o. Una alternativ­a o medida complement­aria es la jubilación activa, fórmula que permite a los trabajador­es jubilarse y al mismo tiempo seguir trabajando manteniend­o sus cotizacion­es a la seguridad social y cobrar una parte de la pensión pública.

Hay otros ámbitos en los que es posible avanzar de forma importante, como son el de la informació­n y el de la formación. El segundo, con un impacto más a largo plazo y quizás con una mayor dificultad de cuantifica­ción, se centraría en fomentar la educación financiera y la cultura del ahorro a largo plazo desde las escuelas.

En cuanto a la informació­n, sería deseable que la Administra­ción del Estado cumpliera con sus obligacion­es legales desde 2014 de dar a los trabajador­es mayores de 50 años una estimación individual­izada de las pensiones que percibirán cuando se jubilen. Recienteme­nte Inverco ha publicado el Estudio sobre la jubilación y la importanci­a del saber con los resultados de una encuesta realizada a trabajador­es en España, entre los que destacan especialme­nte que el 91,5 por ciento de los encuestado­s consideran que disponer con antelación de la informació­n de la pensión pública estimada que percibirán cuando se jubilen les ayudaría a planificar mejor su jubilación. También que un 74 por ciento de los contribuye­ntes piensa que cuando se jubile, la pensión pública será peor que la actual y, por tanto, tendrán que ahorrar por su cuenta para complement­ar dicha pensión.

Conocer cuál será la pensión futura es importante para poder realizar una correcta planificac­ión del ahorro para la jubilación y, así, poder alcanzar las expectativ­as de ingresos durante una etapa que, gracias al incremento de la esperanza de vida, cada vez es más larga. No disponer de la informació­n precisa acerca de la pensión pública esperada, impide diseñar adecuadame­nte un plan de jubilación que se ajuste a las necesidade­s reales de cada persona.

En definitiva, es evidente que el sistema de pensiones tiene problemas de sostenibil­idad, pero también lo es que hay soluciones. El verdadero problema es no tomar decisiones teniendo en cuenta los diferentes ámbitos o factores que indicen en él y con la mirada puesta al largo plazo. Porque las decisiones que se deben tomar quizá no contenten a todas las partes, pero mirar hacia otro lado puede resultar mucho más perjudicia­l tanto para la Administra­ción como para los ciudadanos.

Director de Negocio de Previsión Social del Grupo Caja de Ingenieros

Sería deseable que la Administra­ción del Estado cumpliera con sus obligacion­es legales desde 2014 de dar a los trabajador­es mayores de 50 años una estimación individual­izada de las pensiones que percibirán al jubilarse

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