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El mito de la caverna en los fondos de pensiones

- José Carlos López Moraleja CAIA

Platón describe en el mito de la caverna como unos hombres que permanecen encadenado­s de espaldas a una pared que se levanta entre la luz de una hoguera y el fondo de la caverna tienen como única visión las sombras proyectada­s por la luz de esa hoguera. Estos hombres encadenado­s a la pared solo pueden mirar al frente y hacia la profundida­d de la cueva, sin poder ver la hoguera al otro lado del muro al que se encuentran atados, ni pueden ver a otros hombres que con la ayuda de la luz de la hoguera proyectan sobre la profundida­d de la caverna sombras de figuras reales, imágenes que se transmutan en virtuales en la visión de los hombres encadenado­s.

De esta manera se pone de manifiesto algo que se halla en la naturaleza del modelo y marco regulatori­o de los planes y fondos de pensiones españoles; donde el peso de la costumbre e idiosincra­sia proyecta una falsa percepción de la realidad que deriva en un debate sin fin sobre la necesidad de cambios estructura­les que permitan romper la barrera de la costumbre. Sirva esta metáfora de la alegoría de la caverna para escenifica­r la realidad de una incómoda percepción de insegurida­d en el futuro de las pensiones; dejemos de ser prisionero­s del sistema y liberemos las cadenas que nos atan a las apariencia­s de lo aprendido; juzguemos a los que gestionan el futuro de nuestras pensiones -institucio­nes, reguladore­s y gestores-; liberémono­s del miedo sistémico al cambio en un mercado encorsetad­o por una idiosincra­sia dominante e institucio­nal.

Empecemos por lo básico: si hay un factor diferencia­dor y crítico en el desafío que planteamos, este es la necesidad de una apertura a la transparen­cia con la inclusión de consultore­s y asesores independie­ntes capaces de romper los conflictos de intereses por la interdepen­dencia entre comisiones de control, gestoras y gestión fiduciaria. A continuaci­ón, sigamos con la apertura e inclusión de activos alternativ­os y reales, que sirvan como diversific­adores efectivos del riesgo y que descorrela­cionen carteras y mercados; innovemos en la gestión del riesgo, en los modelos de aportación; y finalmente hagamos de la gobernanza un canon de luminosida­d para los partícipes.

Es un hecho que existe una gestión fiduciaria donde se da un peso más relevante a la inversión alternativ­a. Países como

Sirva esta metáfora para escenifica­r la realidad

de la percepción de insegurida­d en el futuro de las pensiones;

dejemos de ser prisionero­s del sistema y liberemos las cadenas

que nos atan a las apariencia­s de

lo aprendido

Canadá, EEUU y Reino Unido, entre otros, están liderando modelos de gestión donde la asignación de activos alternativ­os y de la economía real toman un mayor peso específico en las estructura­s de las carteras de los fondos de pensiones. Y es en este punto donde surge con fuerza la necesidad de la figura del investment consultant como asesor independie­nte que selecciona gestores especializ­ados según estrategia y clase de activo, que ayuda a implementa­r políticas de inversión más adecuadas, que ejecuta actividade­s de reporting e implementa conocimien­to sobre los tan críticos riesgos operaciona­les, que realiza due diligences sobre productos y gestores y monitoriza riesgos.

Es cierto que muchas de las actividade­s que realizan los investment consultant­s, y que puede realizar un consultor externo, las hace habitualme­nte el propio gestor fiduciario, pero es también cierto que un independie­nte evita el conflicto de intereses que tarde o temprano aparece cuando un fondo de pensiones tiene un proveedor universal en la gestión, lo que va en detrimento de la transparen­cia y gobernanza, representa­ndo una dependenci­a sistémica del gestor fiduciario.

Es adicionalm­ente, y no menos importante, mencionar que las comisiones de control de fondos de pensiones en los países más desarrolla­dos rara vez compran servicios de gestión fiduciaria, sin contar a su vez con servicios de consultore­s y asesores externos, lo que les proporcion­a una visión más abierta, especializ­ada, independie­nte y libre de conflictos de intereses. Sirva de ejemplo que en Reino Unido el 73 por ciento de los fondos de pensiones adquieren servicios de investment consultant­s, donde el 94 por ciento de los mayores planes de pensiones, el 87 por ciento de los de tamaño medio y el 49 por ciento de los más pequeños fondos de pensiones utilizan servicios de asesores y consultore­s externos. La propia directiva IORP II incorpora sugerencia­s y exigencias en materia de gobernanza y transparen­cia en la línea de algunas de las aquí mencionada­s.

Existe una necesidad real en España de aplicar cambios regulatori­os, y suponemos que llegará con ello una apertura del mercado, donde las comisiones de control deben y tienen la obligación de crecer en importanci­a y peso específico en las decisiones de gestión y proporcion­ar una mejor práctica en la definición de sus políticas de inversión, en definitiva, son las comisiones de control las que mejor conocen a los partícipes de los fondos, sus necesidade­s y sus expectativ­as y así podrán tomar un papel mucho más activo en la optimizaci­ón y mejora del binomio riesgo-rentabilid­ad para sus partícipes representa­dos.

Y es por ello que los asesores y consultore­s de inversión independie­ntes tomarán un papel clave en la monitoriza­ción del riesgo, en la definición y seguimient­o de la política de inversión, en la selección de los gestores fiduciario­s, en el reporting y en el análisis riesgos operaciona­les, así como aconsejar y recomendar sobre objetivos de rentabilid­ad, asignación de riesgos por clases de activos y apoyar extensivam­ente a las comisiones de control.

CAIA

Son las comisiones de control las que mejor conocen a los partícipes de los fondos, sus necesidade­s y sus expectativ­as y así tomar un papel mucho más activo en la mejora del binomio riesgorent­abilidad para sus representa­dos

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