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“Estamos ante un reto que requiere de decisiones holísticas y mucho más robustas”
Fue en febrero de este mismo año cuando se produjo el nombramiento Marisa DíazMeco como directora general de PSN. Cuenta con una amplia trayectoria de 30 años en el sector, las dos últimas décadas en la aseguradora, y es una de las voces autorizadas en España para dar cuenta del impacto de la pandemia en este mercado.
Solo un mes después de que Marisa Díaz-Meco fuera nombrada como directora general de PSN, se produjo el estallido de la pandemia de coronavirus que ha dado al traste con los planes y las previsiones económicas de empresas privadas y públicas, y que ha obligado a reenfocar los objetivos para los próximos meses. En el caso de PSN, siendo una de las compañías cuyos instrumentos financieros de ahorro mejor han soportado el impacto de la crisis sobre los mercados, afronta con cautela los cambios que llegan en el sector con las medidas introducidas por el Gobierno en materia de ahorro individual. Por un lado, se valora positivamente los esfuerzos que parece querer realizar el Ejecutivo para dar un impulso definitivo a los planes de pensiones de empleo a través de la aprobación de un fondo de titularidad pública y de gestión pri
vada, pero se rechaza que ello se lleve a cabo en detrimento de los planes individuales, cuya ventaja fiscal para las aportaciones ha sido reducida para el próximo año en un 75%. Reconoce en este sentido la directora general de PSN la importancia de haber alcanzado un amplio consenso tanto en el Pacto de toledo como en el Congreso de los Diputados para la aprobación de las recomendaciones para la reforma del Sistema, si bien reconoce que el análisis de las mismas hace que “no pueda refrendarlo desde un punto de vista técnico” y pide a los políticos que afronten la realidad del problema de fondo que tiene la Seguridad Social.
Con la reforma de pensiones encima de la mesa y conociéndose ya las líneas fundamentales de la misma ¿Cree que las recomendaciones del Pacto de Toledo dan respuesta a las necesidades del sistema?
Debo hacer una consideración previa. Aunque el Pacto ha suscitado un amplio acuerdo parlamentario y creo que el consenso es el camino, desde luego, y más en un tiempo de emergencia marcado por la confrontación partidista, no puedo refrendarlo desde el punto de vista técnico, como tantos otros expertos, algunos de los cuales han llegado a calificar las medidas de ambiguas y contradictorias. Entiendo la presión a la que están sometidas las formaciones políticas y las ganas de avalar un convenio sobre un asunto capital tras cuatro años de infructuosas negociaciones, pero la realidad es que afrontamos un desafío estructural mucho más profundo. Por ejemplo, separar las fuentes de financiación y trasladar los gastos impropios de la Seguridad Social a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) permite aliviar el modelo a costa de trasladar el problema a otra partida. Quitar 18.000 millones de euros de déficit de la Seguridad Social no significa que desaparezcan, hay que cubrirlos desde los presupuestos y eso no constituye una solución en un país con una deuda en máximos históricos. Por otro lado, todo lo que sea acercar la edad efectiva de jubilación a la legal resulta necesario, pero hay que analizar convenientemente cómo articularlo porque no es justo penalizar a los grupos de trabajadores con carreras de cotización muy largas. En mi opinión, debe propiciarse que puedan seguir en activo más allá de la edad de retiro si pueden y quieren, y hacerlo con medidas que incentiven.
¿Qué echa en falta en las medidas propuestas por los partidos en la Comisión?
Que afronten de verdad el problema de fondo. Si el debate continúa centrado en ligar o desligar las pensiones del IPC, no lograremos superar el cortoplacismo electoral. El reto de la sostenibilidad del modelo va mucho más allá. Las pensiones ya representan casi el 40% del total de gasto público. Mi impresión es que estamos ante un reto que requiere
“Trasladar los gastos impropios de la Seguridad Social a Presupuesto alivia el modelo a costa de trasladar el problema”
“Para el país tan malo es que no sea sostenible su modelo de pensiones como
que no lo sean sus cuentas globales”
decisiones holísticas y mucho más robustas. Como dijo Albert Einstein, no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Es imposible mantener este sistema de reparto con las proyecciones demográficas de España. Si hoy tenemos en torno a 9 millones de mayores de 65 años en España, ¿qué ocurrirá cuando se retiren los babyboomers, que ya están a las puertas, y nos encontremos a 14-15 millones de personas en edad de jubilación?, ¿cuántos cotizantes necesitamos para sostener una masa de perceptores como esa? Todo ello sin olvidar que las tasas de natalidad son cada día más bajas, que agrava el problema.
Parece que con la transferencia ‘ordinaria’ del Estado a la Seguridad Social y perpetua se asumen que parte de las futuras pensiones se pagarán con impuestos. ¿Se puede permitir España esta situación, esta vía de
financiación de las jubilaciones en los próximos años?
La cuestión es: ¿vamos a cargar a los Millennials, a la generación Z y a las generaciones futuras una factura que no podrán asumir? Un sistema con claros síntomas de insostenibilidad no es posible que tenga que soportar gastos que le son impropios, eso está claro. Ahora bien, puede que pagar las prestaciones no contributivas vía PGE elimine déficit de la Seguridad Social pero incrementa el general del Estado. Al final, para el país tan malo es que no sea sostenible su modelo de pensiones como que no lo sean sus cuentas globales.
Sobre la edad de jubilación, ¿cree positivo que el Gobierno quiera incentivar la permanencia en el mercado laboral una vez alcanzada la edad legal de retiro? ¿Se debería alargar la edad legal también más allá de los 67 años?
No creo en las imposiciones, de ahí que prefiera las medidas que abran puertas a decisiones personales. Fomentar la permanencia en activo de los trabajadores es positivo y mucho más ahora que tenemos la suerte de ver cómo los trabajadores de 65 años tienen poco que ver con sus coetáneos de hace unas décadas. En los últimos años hemos visto cómo las personas ganan esperanza de vida y sobre todo calidad de vida y eso, sin duda, ayuda a que mucha gente pueda prolongar su vida laboral. No obstante, es evidente que habrá trabajos que no lo permitan, por eso me parece que la voluntariedad constituye un buen punto de partida.
¿Cómo ve los cambios que ha llevado a cabo el Gobierno en el Presupuesto General y que afecta ya al sistema de pensiones? ¿Ve un impulso al ahorro privado en estos Presupuestos Generales?
Sinceramente, creo que la propuesta de reducir a 2.000 euros la aportación máxima a los planes individuales puede ser la puntilla para unos instrumentos que ya de por sí no contaban con el apoyo que precisarían. En 2015 ya se redujo el límite máximo de aportaciones y salvo lo aportado previo a 2006, que mantiene una reducción del 40%, hablamos de aportaciones que generan un capital que tributa como rendimiento de trabajo una vez recuperado. Por tanto, realmente no es una ventaja fiscal propiamente dicha, se trata de un diferimiento fiscal.
¿Qué consecuencias puede tener el recorte del 75% de incentivos fiscales a las aportaciones a planes de pensiones del sistema individual en el sector?
El efecto lo vamos a ver en aquellos ahorradores con más capacidad, que eran los que podían llegar a los límites de aportación fijados. Es cierto que estos eran una minoría y puede que el resto se mantenga en tanto los nuevos límites estén en consonancia con lo
“Reducir a 2.000 euros la aportación máxima a los planes individuales puede ser la puntilla para estos instrumentos”
“Es momento de dar un paso ambicioso y plantear sistemas de ahorro en la empresa
cuasi obligatorios”
que venían aportando. No obstante, creo que es una mala noticia para estos instrumentos, entendidos como la herramienta de ahorro a largo plazo que este país necesita. Si analizamos otros países de nuestro entorno, veremos que estamos lejos de sus niveles de ahorro y los planes ya estaban bastante estancados en cuando a su crecimiento, principalmente en partícipes y algo menos en patrimonio. Es evidente que este país necesita medidas más certeras para canalizar el ahorro finalista para la jubilación.
¿Cree que el desplazamiento de incentivos hacia los planes colectivos incrementará la base de ahorradores en España?
Los planes de pensiones de empresa son una gran apuesta. Desde el sector asegurador llevamos muchos años reclamando su impulso, el del segundo pilar. Y la mejor prueba es que la mayoría de aseguradoras los
contemplamos en nuestros sistemas retributivos al trabajador. Es un campo en el que igualmente llevamos mucho retraso frente a otros países. En Francia o Bélgica, uno de cada dos trabajadores tiene un plan de empleo y en España lo tienen uno de cada seis. Por tanto, la medida es necesaria, pero no sabemos si suficiente. Una cosa son las intenciones y otra las posibilidades. Creo que sería momento de dar un paso más ambicioso y plantear sistemas cuasi obligatorios, tanto para la empresa como para el trabajador. El modelo NEST de Reino Unido, que obliga a que el trabajador aporte si quiere que su empresa lo haga por él, es un buen ejemplo. El modelo permite rehusar a los empleados, pero sólo lo ha hecho el 7%. En materia de pensiones hace falta una importante labor de concienciación social y una gran medida sería la famosa carta que estaba prevista que recibieran los trabajadores para conocer la cuantía de su futura pensión y que jamás llegó a ponerse en marcha.
¿Qué le parece la aprobación de un fondo público de pensiones para incluir masivamente a autónomos y pymes? ¿Es una buena opción de ahorro finalista para la jubilación?
Es un tema que está por ver cómo se articula. En principio puede ser una buena alternativa, pero un sistema masivo también tiene sus retos. Cuando hablamos de meter bajo un mismo paraguas a trabajadores con edades muy distintas, corremos el riesgo de asumir políticas de inversión que no sirvan para todo el mundo. Es obvio que la exposición al riesgo en busca de rentabilidades no es igual para alguien de 20 años que de 60 años.
¿Qué ventajas y qué inconvenientes puede tener la adscripción a este fondo de titularidad pública? ¿Estaría PSN en disposición de acudir al concurso para la gestión de estos fondos de promoción pública?
Como le decía, faltan muchos elementos por definir todavía. Lo que sí me parece es que, como han dicho ya algunas patronales sectoriales, el plazo de 12 meses que se han marcado para ponerlo en marcha parece demasiado ambicioso.
Cabe recordar la buena respuesta de los planes de ahorro de la compañía en un ejercicio claramente desfavorable. ¿A qué atribuyen este buen comportamiento?
Estamos muy satisfechos con los resultados que hemos obtenido en los últimos años en el campo de los planes de pensiones. Tenemos varias opciones colocadas habitualmente en los primeros puestos de sus respectivos rankings por rentabilidad y eso es una satisfacción. No obstante, nuestra filosofía en pensiones siempre es mirar a largo plazo y mantener una gestión activa de los fondos. Tenemos un compromiso absoluto con nuestros clientes y trabajamos para que obtengan el máximo retorno.
“El plazo de 12 meses para poner en marcha el fondo público de pensiones
parece demasiado ambicioso”
“El ahorro va a ser una obligación personal si no queremos perder calidad
de vida cuando nos jubilemos”
¿Cómo preparan desde PSN su estrategia de cara al próximo año para la contratación de planes de pensiones? Teniendo en cuenta las nuevas condiciones para las aportaciones y la reducción de ventajas fiscales...
Habrá que esperar a ver cómo afrontan los partícipes actuales de planes las nuevas reglas de juego, pero hay un factor importante a tener en cuenta: hay vida más allá de los planes de pensiones cuando hablamos de ahorro para la jubilación. Existen seguros de ahorro que sirven para canalizar inversión a largo plazo con garantía. Creo que es necesario que se clarifique este nuevo escenario en el que pueden entrar con más fuerza los planes de empleo pero, insisto, la clave es lograr que la sociedad asuma que el ahorrojubilación va a ser una obligación personal si no queremos tener una importante pérdida de calidad de vida cuando llegue el momento de la jubilación..