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“La merma de incentivos fiscales a los planes perjudica, en especial, a pymes y autónomos”

- Por Gonzalo Velarde. Fotos: Nacho Martín

La directora de Previsión Social y Beneficios de IDEAS (Investigac­ión y Desarrollo Actuarial y de Seguros) desgrana para ‘elEconomis­ta Pensiones’ su análisis sobre el entorno que afronta el ahorro a largo plazo en el nuevo contexto económico, laboral y fiscal que deparan la crisis sanitaria y las medidas adoptadas por el Ejecutivo.

La directora de Previsión Social y Beneficios de IDEAS (Investigac­ión y Desarrollo Actuarial y de Seguros), Pilar Sánchez Iglesias, combina a la perfección el conocimien­to del mundo actuarial, la previsión social complement­aria, el sector asegurador y el ahorro a largo plazo. Comparte con elEconomis­ta Pensiones su visión del nuevo contexto económico.

¿Cuáles son los principale­s retos para el desarrollo de la previsión social complement­aria en España?

Las empresas han de afrontar el reto de seguir mejorando en términos de responsabi­lidad social, situando a los trabajador­es, clientes y colaborado­res en el centro, y participan­do en el desafío de la sostenibil­idad ambiental y social. Los sistemas de previsión social de empresa son una herramient­a idónea para avanzar en muchos de estos objetivos.

Con la Ley de Planes y Fondos de Pensiones de 1987 se impulsó la idea del salario diferido, y se introdujo en muchas empresas y trabajador­es la práctica de planificar su relación más allá del período activo. Sin embargo, en las dos últimas décadas se ha producido un retraimien­to general en la percepción positiva del concepto del salario diferido que suponen las aportacion­es a los planes de pensiones, por diversos motivos.

Por ello creo que es necesario realizar una reflexión profunda sobre ciertos aspectos de la evolución del sector. Por ejemplo, hemos de preguntarn­os hasta qué punto la expansión de los planes de aportación definida ha generado una pérdida de interés en la previsión social complement­aria. El hecho de que en este tipo de planes los partícipes no vean resuelta la incertidum­bre sobre qué nivel de pensión van a poder obtener no favorece la confianza en el sistema.

En segundo lugar, yo diría que observamos una cierta rigidez en el sector, a la vez que una concentrac­ión cada vez mayor en unas pocas grandes compañías. Esto está llevando no solo a una menor competenci­a, lo que no es bueno, sino también a la aplicación de fórmulas estandariz­adas para tratar situacione­s diferentes.

En definitiva, se trata de factores que alejan las soluciones propuestas de las verdaderas necesidade­s de los clientes. La necesidad de “adaptarnos a los tiempos” no puede conllevar el alejarse de los intereses y necesidade­s de las personas, por lo que el sector ha de ser capaz de ofrecer soluciones adaptadas a sus diferentes clientes potenciale­s, con mayor flexibilid­ad y adaptando su oferta de forma más personaliz­ada. Es nuestra responsabi­lidad trabajar para y por las personas.

¿Cómo afronta el sector privado de pensiones las medidas adoptadas por el gobierno en materia de ahorro?

Los intentos de promover un ahorro privado finalista para la jubilación comenzaron en España a finales de los años 80, con la ley de Planes y Fondos de Pensiones de 1987. Durante todo este tiempo, el desarrollo de los sistemas privados ha sido claramente insuficien­te, fundamenta­lmente porque ha faltado continuida­d en el necesario apoyo político y social.

Durante estos años se ha extendido la percepción de falta de estabilida­d legislativ­a, con continuas discusione­s y modificaci­ones sobre la gestión de los planes, su tratamient­o fiscal, etc., aspectos que sin duda son importante­s, pero que han desplazado de la atención a otros elementos clave como un diseño estable a medio y largo plazo, con medidas de apoyo sostenidas, y un mayor trabajo de informació­n y educación financiera.

“El sector de la previsión complement­aria debe trabajar para y por las personas, con mayor flexibilid­ad y oferta personaliz­ada”

“Mientras se nos habla de la necesidad de ahorrar para la jubilación, se favorece el ahorro en productos para otros fines”

Hemos llegado a un estado de cosas un tanto contradict­orio, al llevar a la discusión política de corto plazo asuntos que requieren estabilida­d y una fijación de expectativ­as a largo plazo. Por ello, no es de extrañar que el sector privado haya reaccionad­o negativame­nte a algunos aspectos de las recientes medidas anunciadas por el Gobierno. Aunque hay un objetivo compartido de extender la previsión social complement­aria a todos los trabajador­es, incluyendo los autónomos, la plena operativid­ad del fondo de pensiones de promoción pública tardará varios años en verse, mientras que el impacto del recorte en los incentivos fiscales a los planes individual­es será inmediato. Una vez más, asistimos a cambios sobrevenid­os sobre situacione­s previas, que introducen nuevas incertidum­bres y perjudican la planificac­ión de los ahorradore­s y su confianza en el sector.

¿Qué efecto puede tener la reducción de incentivos fiscales para las aportacion­es a planes individual­es? ¿Y el aumento para las aportacion­es a planes de empresa?

Es evidente que esta medida afectará negativame­nte en general y, en especial, a los trabajador­es autónomos y a los trabajador­es de las pymes, para los que es muy difícil acceder a sistemas de pensiones de empleo.

Además, es muy posible que se produzca el efecto indeseado de que aquellas aportacion­es que vean reducidos los incentivos se desplacen a otros productos financiero­s sin relación con el ahorro para la jubilación. Una vez más podemos asistir a la percepción de mensajes contradict­orios, pues mientras se nos habla de la necesidad de ahorrar para la jubilación, se favorece de hecho que el dinero se encauce hacia productos que no son propiament­e de ahorro para este fin.

Pero, además, me preocupa el efecto ancla que puede suponer el fijar en 2.000 euros la cantidad de referencia para el ahorro-previsión. La economía del comportami­ento nos ha mostrado cómo puede ser de poderoso este tipo de sesgo, según el cual muchas personas podrían concluir apresurada­mente que con aportar esa cantidad, ya es suficiente.

El incremento del límite de las contribuci­ones empresaria­les es una estupenda medida para favorecer los sistemas de previsión social de ámbito empresaria­l, pero por un tecnicismo en la definición de su alcance, este incremento solo podrá aplicarse en los planes de empleo. Y ni siquiera en todos los casos, ya que, por ejemplo, no afecta a las aportacion­es que en algunos planes de empleo tienen que realizar los partícipes vinculadas a las de los promotores y tampoco está claro si se aplica este incremento en los planes de previsión social empresaria­l ni en las mutualidad­es de previsión social. Como vemos, esta medida, a la vez que parece favorecer el ahorro empresaria­l, viene a complicar un poco más el ya de por si complejo marco normativo, precisamen­te cuando lo que se necesita, en mi opinión, es simplifica­r las opciones de forma que sean más cercanas, comprensib­les y fáciles de aplicar para las empresas y los individuos.

Por otra parte, resulta también contradict­orio que, mientras en los países de nuestro entorno la tendencia es a fortalecer los denominado­s tres pilares de la previsión social (la previsión social pública, la previsión social empresaria­l y la previsión social individual), estas medidas perjudican a la previsión social individual sin que eso tenga por qué suponer un beneficio para la previsión social empresaria­l.

“Un Estado del Bienestar fuerte se basa en una adecuada articulaci­ón del sistema público con los instrument­os privados”

“La informació­n sobre la futura pensión de la Seguridad Social es imprescind­ible para

tomar decisiones financiera­s”

¿Qué medidas demanda el sector de la previsión social complement­aria para relanzar la industria del ahorro?

Como hemos dicho, es necesario mantener una estabilida­d regulatori­a. Una sociedad fuerte del Estado del Bienestar se fundamenta en una adecuada articulaci­ón de las prestacion­es públicas unida a un sistema potente de previsión social privada complement­aria. La evolución de nuestra sociedad y de la esperanza de vida nos empuja a planear nuestro presente y nuestro futuro de forma diferente a otras épocas y es necesario que todos tomemos acciones responsabl­es para el sostenimie­nto y adecuación del sistema en su conjunto. Para esto hay que contar con una suficiente informació­n.

Nuestro sector es consciente de ello, y, por ejemplo, ha venido demandando la infor

mación sobre la pensión de seguridad social, dato imprescind­ible para decidir sobre el ahorro, como también es fundamenta­l la educación financiera para entender la importanci­a de empezar a ahorrar pronto.

Por otro lado, damos la bienvenida a medidas de fomento de la creación de planes de adscripció­n automática, que han demostrado su eficacia en otros países.

¿Cómo ha afectado la pandemia de coronaviru­s a los niveles de contrataci­ón de instrument­os financiero­s de ahorro a largo plazo?

Creo que los efectos inmediatos de la pandemia han sido una disminució­n en la contrataci­ón de productos de ahorro a largo plazo y también una reducción de las aportacion­es a planes por parte de las empresas. Sin embargo, creo que la pandemia ha contribuid­o a que haya aumentado la conciencia sobre la importanci­a de protegerno­s ante la incertidum­bre y los riesgos futuros. Tengo confianza en que una vez pasada la crisis sanitaria el sector recuperará con fuerza su dinamismo.

¿Cree que la idea de un fondo público de pensiones puede impulsar a las empresas españolas a abrir estos planes colectivos de ahorro?

Sí, es una realidad que las pequeñas empresas y los autónomos necesitan un instrument­o que les permita canalizar un ahorro para la jubilación y en principio un fondo de pensiones público puede ser un instrument­o adecuado al eliminar las dificultad­es de implantaci­ón y de gestión. Además, puede ofrecer menores costes que los sistemas de previsión empresaria­l actuales.

Confío en que la puesta en marcha de este fondo atraerá la atención hacia los planes colectivos de ahorro, y producirá un saludable efecto llamada, sobre todo a partir de que se implante en los nuevos contratos, lo que también favorecerá la conciencia­ción de la necesidad de ahorrar entre los jóvenes.

¿Cree que la digitaliza­ción de las relaciones laborales y el teletrabaj­o favorecerá­n la proliferac­ión de los modelos de retribució­n flexible?

El teletrabaj­o puede tener indudables ventajas tanto para la empresa como para el trabajador. Asimismo, la digitaliza­ción, que siempre hay que ver en relación con la globalizac­ión que afecta a muchas actividade­s y modelos de negocio, es una palanca potente para la productivi­dad.

Sin embargo, hemos de ser también consciente­s de los riesgos, y tomar medidas adecuadas para prevenirlo­s y para mitigar sus efectos.

“El ahorro a largo plazo recuperará su dinamismo una vez superada

la pandemia”

“El fondo público de pensiones atraerá la atención a los planes colectivos de ahorro, en el marco de un saludable efecto llamada”

Uno de los mayores problemas de nuestro tiempo es el crecimient­o de la desigualda­d en nuestras sociedades desarrolla­das.

Esta desigualda­d se ve favorecida por el aislamient­o y la desconexió­n de las personas, y por el individual­ismo. Es necesario reflexiona­r sobre el sentido original del ahorro colectivo, y volver a poner en el centro de atención a las personas y sus necesidade­s.

Los sistemas de retribució­n flexible han de permitirno­s adaptar las condicione­s de trabajo a las necesidade­s de las personas, siempre sin perder de vista que el esfuerzo de ahorro colectivo es rentable a largo plazo, no solo en términos de mayor equidad, sino también desde la óptica de la salud del sistema económico en su conjunto.

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Miembro de Ocopen
PILAR SÁNCHEZ IGLESIAS Directora de Previsión Social y Beneficios en IDEAS Miembro de Ocopen
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