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La población mayor de 60 años se triplica en 50 años
Los últimos cálculos realizados por la Organización Mundial de la Salud, indican que para 2050 habrá en el mundo alrededor de 2.000 millones de personas mayores de 60 años, lo cual supone triplicar dicha cifra con respecto al año 2000. Solo en una década (entre 2005 y 2015), la proporción de hogares cuya edad supera los 75 años ya ha superado a la proporción de hogares con edad comprendida entre los 16 y los 34 años.
Esta pauta se ha acelerado de forma considerable en países como Alemania y, poco a poco, está pasando en España, el cual todavía es el país menos “envejecido” de la muestra contemplada en el estudio y el que tiene una mayor proporción de familias por debajo de la edad media de su población entre los 35 y los 44 años: en España es del 22,3% frente al 15,5% de Alemania o el 17,9% de Gran Bretaña. Sin embargo, la edad media de la población española está previsto que rebase la media europea en 2020 con 45,5 años.
En el caso de Japón, la tendencia es aún más acelerada. Hoy por hoy, es el país con el mayor porcentaje de hogares por encima de los 65 años, concretamente un 26% según muestra el panel de población del Banco Mundial.
En cualquier caso, esta pandemia está diezmando a la población más mayor, afectando de lleno al fenómeno del envejecimiento. Un envejecimiento acelerado de la sociedad española que unido a una rápida infección de la población con más edad, hace que la tasa de letalidad final agregada se coloque en España en el 3,11%, muy por encima de otros países con población más joven (0,66%). Sin embargo, la mejora de las condiciones de vida y trabajo ha contribuido de forma decisiva, junto al progreso tecnológico, hasta llegar al actual momento de desarrollo humano. Solo en un siglo, la esperanza de vida al nacer en España ha aumentado en 40 años. Una persona que nació en 2010 tiene exactamente el doble de horizonte vital que un antepasado nacido en 1910.
Y si bien esta tendencia es generalizada en las sociedades desarrolladas, los efectos no son homogéneos en las diferentes economías ni tampoco cómo se está desarrollando cada proceso. Mientras que en Alemania o Reino Unido el gasto sanitario tiene un mayor equilibrio financiero gracias a la combinación de una financiación proveniente del sector público (en muchos casos con carácter subsidiario) y una financiación proveniente del sector privado (el peso de los seguros y planificación de la protección
En solo diez años, los costes financieros por el envejecimiento llegarán al 24,6% del PIB
en las carteras de los hogares alemanes es del 36,1% y del 160,7% en los hogares británicos, con una cultura tradicional aseguradora muy arraigada), en España más del 90% es financiado por las arcas públicas y menos del 10% por financiación privada donde la protección apenas supone el 12,9% del total de los activos en el balance familiar según los datos del Banco Central Europeo.
En este sentido, los expertos apuntan la estrategia para afrontar el envejecimiento desde dos vertientes: por un lado, las políticas públicas y, por otro lado, las decisiones de familias y empresas, a partir de cuatro variables de control: ahorro, stock de capital, productividad y “cuña fiscal”. La economía española afronta compromisos financieros por envejecimiento por un importe del 24,6% del PIB hasta 2030, lo cual obliga a la creación de “colchones anti-cíclicos” que cubran los excesos de gasto en cada momento del ciclo económico sin recurrir a una dinámica acelerada de endeudamiento.
Desde la Fundación Civismo aseguran que resultaría positivo potenciar la jubilación activa eliminando barreras a la entrada como habilitar su uso antes de la edad legal de jubilación y por menos del 100% de la base reguladora. También sería conveniente desincentivar el retiro temprano (basado en prejubilaciones, bajas incentivadas o ERE) para cerrar el gap de 1,3 años de edad efectiva de jubilación española frente a la media de la eurozona.
Además, los apostar por un implantación ambiciosa de sistemas de previsión social complementaria con reforma de los costes de gestión financiera y combinación de la contribución tanto a la Seguridad Social como a un plan de empleo.