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Biden sitúa a los estudiantes en la diana de su política social
De acuerdo con estas cifras, aquellos nacidos entre 1981 y 1996 han visto como desde el tercer trimestre de 2016 hasta el tercer trimestre del año pasado, el valor de sus activos acumulados pasó de los 5,09 billones de dólares hasta los 10,26 billones de dólares. Sin embargo, su apalancamiento también se multiplicaba por dos en este mismo periodo, al situarse en los 4,30 billones de dólares entre los meses de julio y septiembre de 2020.
Es por ello que, a pesar de constituir la mayor parte de la fuerza laboral estadounidense, con alrededor de 72 millones de personas, los millennials controlan solo el 5,1% de la riqueza del país. Por el contrario, hasta el tercer trimestre de 2020, la generación X (1965-1980) abarcaba el 26,8% y los baby boomers (1946-1964) defendían su liderazgo al controlar el 53,2% de la riqueza estadounidense.
En términos de activos, las dinámicas también son interesantes. Los millennials cuentan con una predilección por los activos inmobiliarios, donde destinan el 37,1% de su fortuna, alrededor de 3,80 billones de dólares. Su interés por la renta variable, por ejemplo, es mucho más limitado, dirigiendo tan solo 670.000 millones de dólares a estos menesteres, cerca del 6,5% del total de su riqueza.
Por el contrario, los baby boomers invierten alrededor de 16,79 billones de dólares en bolsa y fondos mutuos y la Generación X otros 7,46 billones de dólares. Aunque ambas generaciones cuentan con un patrimonio mayor de activos en el sector inmobiliario, de 13,69 billones y 9,79 billones de dólares respectivamente, el porcentaje de su riqueza destinado al mismo es menor que el de los millennials -un 20,6% para los baby boomers y un 26,2% para la Generación X-.
En el caso de la generación de los baby boomers o la generación X, el aumento de los pasivos en los últimos cuatro años ha sido mucho más limitado. De hecho, para los primeros, el apalancamiento ha descendido en aproximadamente 310.000 millones de dólares desde el tercer trimestre de 2016 y en el caso de los segundos aumentó en 650.000 millones de dólares hasta un total de 6,10 billones de dólares.
Límite a la independencia financiera
La pandemia del coronavirus ha acelerado un importante cambio cultural y económico en Estados Unidos, obligando a millones de jóvenes adultos a regresar a casa de sus padres. La proporción de jóvenes de entre 18 y 29 años, donde se incluyen a la Generación Z y los millennials más tardíos, que
De momento, en sus primeras decisiones adoptadas nada más ocupar el cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya dejó entrever algunas medidas que buscan transformar el modelo económico del país. Desde el reingreso al Acuerdo de París a la prórroga al pago de las deudas estudiantiles, la ampliación de la moratoria de alquileres e hipotecas hasta requerir que los contratistas federales ofrezcan un salario mínimo de 15 dólares por hora y bajas remuneradas son algunas de las acciones presidenciales en curso.
Según Mark Zandi, economista jefe de Moody´s Analytics, si la agenda económica del demócrata se implementase por completo se crearían 18,6 millones puestos de trabajo y la tasa de paro oscilaría poco más del 4% el la segunda mitad de 2022. Por su parte, el ingreso real después de impuestos de un hogar estadounidense medio aumentaría en aproximadamente 4.800 dólares. Incluso si solo se implementase el Plan de Rescate Americano, la economía crearía 7,5 millones de puestos de trabajo en 2021 y otros 2,5 millones en 2022 recuperando el pleno empleo un año antes de lo previsto, tras el impacto de la pandemia en el mercado labora norteamericano que ha disparado las solicitudes empleo.
En EEUU, los millennial suponen el mayor volumen de ocupados pero solo con un 5% de la riqueza
se han visto obligados a volver al núcleo familiar alcanzó el 52% el pasado verano, el mayor nivel desde la Gran Depresión, según datos del Pew Research Center.
Previamente, el valor más alto se registró en el censo de 1940, cuando el 48% de los adultos jóvenes vivían con sus padres, aunque este porcentaje seguramente fue mayor durante los años previos, de los que no existe registro. El pasado mes de julio, de acuerdo al Pew Research Center, alrededor de 26,6 millones habitaban la casa de sus progenitores, más de diez veces más que en febrero.
Una dinámica que ya comenzó a despuntar tras el azote de la crisis financiera de 2008, que obligó a muchos millennials, aquellos nacidos entre 1981 y 1996, a romper con la tradición de abandonar definitivamente el hogar familiar y ganar independencia financiera nada más comenzar la universidad. De hecho, según señala Jim Reid, economista jefe de Deutsche Bank, en los últimos 15 años, el porcentaje de personas de 25 a 34 años que viven con sus padres “se ha disparado” a este lado del Atlántico hasta superar el 17%.
Las últimas cifras publicadas por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) continúan reflejando una importante disparidad a este lado del Atlántico durante la primera mitad de 2020, tanto a nivel generacional como teniendo en cuenta otros factores, como la raza, nivel educativo o edad, entre otros. De hecho, mientras el 1% de los estadounidenses más afortunados cuenta con un patrimonio neto combinado de 36,18 billones de dólares, el 50% más pobre, alrededor de 165 millones de personas, posee solo 2,36 billones de dólares, o el 2% de la riqueza total acumulada por los estadounidenses.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, concentra su atención en dos pilares de su agenda económica, como son el Plan de Rescate Americano y el Plan de Recuperación para Reconstruir Mejor. El primero se postula como su respuesta inmediata a la fatiga económica que experimenta la recuperación a este lado del Atlántico e incluye una factura de 1,9 billones de dólares. El segundo será la base para transformar la economía del país. Su meta incluye sacar a 12 millones de estadounidenses de la pobreza y reducirla a la mitad entre los menores de edad.
El 50% de la población más pobre de Estados Unidos posee el 2% de la riqueza total del país
Entre las próximas iniciativas que baraja el ya presidente de los Estados Unidos Joe Biden, quien busca instigar “la mayor movilización de inversiones públicas en infraestructuras e I+D desde la Segunda Guerra Mundial” se quiere incluir una inversión de 400.000 millones de dólares para “comprar productos, materiales y servicios americanos”. Además, otros 300.000 millones de dólares en I+D y “tecnologías de vanguardia” que van desde la tecnología de vehículos eléctricos o materiales ligeros hasta el desarrollo de redes 5G e Inteligencia artificial en los próximos años.