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El mes con menos nacidos registrados desde 1941
blación en el siglo XXI con dos excepciones, Salamanca y Segovia.
El segundo grupo, la España despoblada que se estanca, lo integran las provincias más pobladas, que, si bien sufrieron importantes procesos migratorios, no han perdido tantos empleos y mantienen una buena base de población joven: Albacete, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Córdoba y Jaén. Su principal desventaja en comparación con los otros dos grupos son las variables económicas: escaso peso del sector industrial, bajos niveles de PIB por habitante y muy elevadas tasas de paro. Probablemente, el problema no sea tanto demográfico como de reactivación económica y de utilización más productiva de sus recursos.
El tercer grupo, formado por Guadalajara, Burgos, Huesca, La Rioja, Valladolid y Zaragoza, es la España despoblada que remonta. Se sitúa en una posición intermedia en cuanto a indicadores demográficos, con escasa densidad de población y problemas de envejecimiento, pero presenta los mejores registros económicos: un PIB per cápita por encima de la media, baja tasa de paro, elevado peso del sector industrial y, aun habiendo perdido población, la presencia de importantes núcleos capitalinos les ha permitido una creación de empleo positiva.
Los autores explican que aunque las 23 provincias afectadas comparten muchas cosas en común, sobre todo durante el pasado, “la intensidad de la despoblación ha sido muy diferente en unos y otros territorios. Excluyendo las capitales, provincias como Soria, Teruel, Cuenca, Palencia y Zamora están por debajo de los 12,5 habitantes/km2 , que es la cifra que sirve como referencia a la Unión Europea para definir las zonas con ‘muy baja densidad de población’, al haber perdido todas ellas más de la mitad de su población”.
Por otro lado, se encuentran situaciones semejantes en Ávila, Burgos, Segovia, Cáceres, Salamanca, León y Huesca. En cambio, Guadalajara, La Rioja o Valladolid han recuperado en el siglo actual la práctica totalidad de la población perdida, y también se aprecian mejoras en Albacete, Ciudad Real y Zaragoza, de manera que su realidad demográfica es más favorable”.
“En este contexto, las políticas destinadas a aumentar la cohesión territorial deberían tener en cuenta la diferente naturaleza de los problemas de cada uno de los grupos, habida cuenta de sus distintas condiciones demográficas y económicas”, concluyen los autores del informe.
No habrá un ‘baby boom’ postconfinamiento en España. El descenso en el número de nacimientos que se inició hace ya varios años ha experimentado en los últimos meses una bajada aún más drástica haciendo de diciembre de 2020 el año con menor número de nacimientos desde 1941.
El dato se desprende de la operación experimental dedicada a la estimación mensual del número de nacimientos por provincias presentada por el INE. En diciembre del año pasado nacieron 23.226 niños, un 20,4% menos con respecto al mismo mes de 2019 y el valor mínimo en un mes desde que comenzó la serie estadística del INE en 1941.
Las regiones reclaman políticas contra la despoblacio ajustadas a las características del territorio
Los datos de noviembre de 2020 o enero de 2021, aunque mejores, confirman que nueve meses después del confinamiento decretado durante el primer estado de alarma a consecuencia de la pandemia la tendencia sigue a la baja. En noviembre del pasado ejercicio la tasa interanual de nacimientos se redujo más de un 10% y en enero de 2021 un 20% con respecto al año anterior, según la estadística. Así, el primer mes de este año se registraron 24.061 nacimientos, la segunda peor cifra de mes, manteniendo la tendencia descendente.