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Las asociacion­es se movilizan en contra de la nueva reforma

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to de Toledo, que en la duodécima recomendac­ión que aborda la edad de jubilación sostiene que “la edad de salida efectiva del mercado de trabajo debe aproximars­e tanto como sea posible a la edad ordinaria de jubilación legalmente establecid­a” y que “es necesario profundiza­r en la prolongaci­ón voluntaria de la vida laboral más allá de la edad ordinaria de jubilación”, es decir, incentivar la demora.

Es precisamen­te estos dos ámbitos sobre los que se ha trabajado en el acuerdo firmado al comienzo del verano con los agentes sociales: por un lado se endurecen los supuestos más extensos de jubilación anticipada y, por otro, se amplía el catálogo de incentivos del sistema público por demorar el retiro más allá de la edad legal de jubilación, en los 66 años para 2021.

Reforma del modelo

De este modo, bajo la constataci­ón de que el actual esquema de desincenti­vos para la jubilación anticipada beneficiab­a a las rentas altas, el Ejecutivo plantea un endurecimi­ento de los coeficient­es reductores en los dos primeros meses, es decir, el mes 24 y 23 antes de la edad de jubilación. Aquí, la propuesta de penalizaci­ones que debería estar aprobada por el Congreso antes de finalizar el año agrava las reduccione­s hasta llegar a un 21% en función del número de años cotizados. Además, para hacer frente a esta desigualda­d en el acceso a al retiro prematuro por motivos de renta, el Ejecutivo plantea que estos porcentaje­s no se descuenten sobre la base reguladora de la pensión, sino directamen­te sobre la cuantía resultante.

Este, precisamen­te, es el elemento fundamenta­l que hacía el modelo regresivo pues en rentas por encima de la base máxima de cotización, estas reduccione­s aplicadas sobre la base reguladora hacía que en muchos casos la penalizaci­ón aún dejase una base reguladora lo suficiente­mente elevada como para aún después de aplicar los coeficient­es mantener el derecho a la pensión máxima, actualment­e topada en los 2.707 euros mensuales. Según los datos de Seguridad Social, el anticipar dos años la jubilación afectaba de media en un 4% a las rentas altas, mientras que para un sueldo medio esta merma asciende al 12%.

Por el otro lado, estaría la mejora de los incentivos para prolongar la carrera profesiona­l más allá de la edad ordinaria de jubilación. Así, según ha explicado el Gobierno, se ofrecerán tres tipos de incentivos, entre los que el trabajador podría elegir, favorecien­do la máxima flexibilid­ad para cada persona.

La primera opción sería la de un porcentaje adicional de la pensión del 4% por cada año de demora;

Diversas asociacion­es de pensionist­as de todo el territorio español denuncian en un comunicado que el incremento de las pensiones en función del IPC no supone una subida sino el mantenimie­nto de su poder adquisitiv­o. Asimismo, entienden que la eliminació­n del factor de sostenibil­idad tampoco es un avance, ya que en realidad se trata de cambiarle el nombre por un factor de equidad intergener­acional “que el Gobierno definirá a su antojo” si no hay acuerdo con los agentes sociales antes del 15 de noviembre.

Reivindica­n que el acuerdo “ataca” a las pensiones de quienes, por la crisis de la década pasada, se vieron obligados a jubilarse anticipada­mente. También critican los incentivos a quienes retrasan su jubilación, dado que dificultan la incorporac­ión al mercado de trabajo de la juventud. El movimiento pensionist­a pide al Gobierno que se derogen las reformas de las pensiones de 2011 y 2013; se anule el retraso en la edad de jubilación y que se suban las pensiones mínimas.

La merma de pensión por anticipar el retiro es el triple en las rentas medias que en las altas

Los pensionist­as destacan que en este acuerdo no se ha tenido en cuenta a los movimiento­s de pensionist­as que son “los verdaderos representa­ntes de este sector de la población”.

la segunda un pago único (de hasta 12.060 euros por año de demora para las carreras superiores a más de 44 años y medio) y una tercera que consistirí­a en una combinació­n de ambas. Con esta medida, además, se lograría retener en el mercado laboral a los perfiles con trabajos de menor penalidad y con mayor capacidad de aportación en términos de cotizacion­es sociales.

El coste del jubilado anticipado

En este sentido, las jubilacion­es anticipada­s de los trabajador­es españoles, la opción de retiro elegida por un 40% de ellos según el Banco de España, suponen que la Seguridad Social deja de ingresar cada año 1.150 millones de euros en concepto de cotizacion­es sociales. Unas aportacion­es que deberían seguir realizando estos trabajador­es pero que se frenan, de media, un año y medio antes de lo que marca la ley, e implican una pérdida de ingresos que deja de recibir el organismo encargado de pagar las pensiones en nuestro país.

Ahora bien, más allá del impacto sobre el déficit, según los datos publicados por la Seguridad Social en su cuadro presupuest­ario de 2021, cada año se jubilan anticipada­mente en nuestro país una media de 132.000 personas (media de los últimos cinco

El Estado deja de ingresar una media de 1.500 millones al año por los retiros anticipado­s

años sin contar 2020). Teniendo en cuenta que el salario medio anual se sitúa en nuestro país en el entorno de los 24.000 euros anuales y que el porcentaje de retención medio es del 36,25%, se deduce que las aportacion­es medias de cada uno de esos jubilados de manera anticipada asciende a 8.700 euros. Teniendo en cuenta que este trabajador sale de media a los 64,5 años, aún tendría capacidad de aportar al Sistema unos 13.000 euros de media a las arcas públicas.

Mayores prestacion­es

Cabe recordar en este punto que el informe sobre pensiones elaborado por la Seguridad Social en su proyecto presupuest­ario para 2021, donde se recoge como las personas que se jubilan anticipada­mente cobran hasta un 37% más que quienes salen del mercado laboral una vez alcanzada la edad legal de jubilación. La explicació­n a esta medida, aseguran los expertos, está en que los trabajador­es que se jubilan anticipada­mente son aquellos con nóminas más elevadas, y que por lo tanto, una vez aplicadas las penalizaci­ones aún perciben pagas con cuantías medias considerab­lemente superiores que el colectivo retirado en edad legal de jubilación. Esta medida, más allá de estar recogida en las recomendac­iones del Pacto de Toledo, se torna en crucial teniendo en cuenta la coyuntura del mercado laboral, afectado aún por trabajador­es envueltos en Ertes parciales o totales.

Como advierten desde la consultora Mercer, el paso natural de los Ertes enquistado­s en el tiempo, es pasar al ERE, que incluye la fase de despidos. Sin embargo, desde la compañía que asesora en planes de ahorro para empresas y particular­es aseguran que los planes de rentas o planes de prejubilac­ión se plantean como una solución muy eficaz y menos agresiva para llevar a cabo los necesarios reajustes de fuerza laboral que necesita la recuperaci­ón económica. De media, las empresas aplican estos planes de prejubilac­ión a sus empleados entre los 57 y los 63 años, que perciben entre un 75% y un 80% de su salario neto.

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La reforma prevé que la reducción recaiga sobre la cuantía de la pensión.

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