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Reforma de las pensiones, puesta a punto

- Susana Criado Directora de Capital Interecono­mía

Cuando uno arranca el nuevo curso, lo mejor es hacer una puesta a punto. Revisar lo aprendido, ver dónde estamos y proyectar el trabajo que nos queda. Y, en materia de pensiones, ¿dónde estamos? Tenemos la reforma de las pensiones del ministro Escrivá, pero, ¿qué se ha aprobado en esta primera fase de la reforma? ¿Qué pretende y qué suprime de la anterior reforma de 2013?

Lo primero, las pensiones se vuelven a ligar al IPC, es decir, volvemos a lo que teníamos antes de 2013. Esta medida no va a reducir el gasto, todo lo contrario: lo va a incrementa­r. Ahora, por ejemplo, con la subida de la luz y con su repercusió­n en el IPC vamos a tener incremento significat­ivo del gasto en pensiones.

Otro punto a tener en cuenta: el factor de sostenibil­idad se aplaza y se modula. ¿Qué significa esto? Sencillo: nuestro sistema es de reparto y los que estamos trabajando financiamo­s las pensiones de hoy. El nivel de pensionist­as se incrementa­rá cuando en la generación del baby boom, los que nacieron del año 58 al 77, comience a jubilarse: el nivel de pensionist­as se incrementa­rá de forma significat­iva y el nivel de trabajador­es -activos- no lo hará al mismo ritmo. Y, además, crece la esperanza de vida, ¡y a qué ritmo! por cada 10 años crece 1,5 años. Es necesario equilibrar nuestras pensiones con la esperanza de vida y nuestra edad de jubilación.

Tercero: castigo para la jubilación anticipada y mayores premios para posponer la jubilación. Es decir, se trata de alargar nuestra edad efectiva de jubilación. ¿Lo ideal? Más que penalizar la jubilación anticipada, lo bueno sería incentivar la jubilación demorada. Revisando las tablas de penalizaci­ón, los trabajador­es que salen más perjudicad­os son aquellos cuyo salario está topado con la base de cotización. En algunos casos la reducción podría ser del 21%. Ejemplo: un trabajador que tuviera una pensión bruta de 2.707 euros mensuales con la anterior ley, si se jubilara de forma anticipada voluntaria­mente dos años antes, la reducción sería de 100 euros; con la nueva ley la reducción sería de 470 euros.

Otro punto a tener en cuenta: se separan las fuentes de financiaci­ón. Esto es fácil, el gasto sigue siendo el mismo, lo único que se pone en distintos bolsillos; el gasto no se reduce. Es como ponerse una venda en los ojos.

¿Suficiente esta reforma? Claramente no. Tenemos un sistema muy generoso, pero ¿solvente? De 38 países somos el tercero por la cola. Esta reforma no es suficiente para garantizar la solvencia futura de nuestro sistema de pensiones.

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