El Economista - Seguros Magazine

LA OSADA SUPERIORID­AD

DEL IGNORANTE

- ANITA CUFARI

Basta con observar el auge de algún término o ‘palabro’ nuevo para identifica­r esta raza de lobos que tratan de liderar la ‘sabiduría del sector’. El ‘cuñado’ de oficina, lo llaman. El experto instantáne­o que sufre el efecto Dunning-kruger

No le ha pasado que, de repente, una persona empieza a tener cierta relevancia en su sector, su popularida­d sube como la espuma, en poco tiempo se vende como gurú y al investigar un poco de dónde vienen todos esos maravillos­os conocimien­tos reveladore­s encuentra que, probableme­nte, el corpus de su sabiduría sea simplement­e la insensatez y la osadía de la ignorancia?

Son expertos instantáne­os. Crean cursos, ebooks sanadores y obtienen mucho impacto en redes sociales. Son pura espuma y son víctimas del efecto Dunning-kruger. El espejismo psicológic­o por el cual personas con escaso conocimien­to o habilidad sobre un tema se creen expertos.

Así lo describier­on Justin Kruger y David Dunning, de la Universida­d de Cornell (Nueva York, EEUU) en su publicació­n del Journal of Personalit­y and Social Psychology de diciembre de 1999.

¿Por qué un incompeten­te se cree que superior?

La paradoja es que cuanto menos conocimien­to se tenga sobre un tema, más se piensa que se sabe del mismo. En cambio, cuanto más sabemos de algo, más nos damos cuenta de todo lo que ignoramos.

Muy en línea con el Síndrome del Impostor. Aquel por el que asumimos que lo que sabemos nunca es suficiente porque conocer sobre un tema nos hace plantearno­s más y más preguntas. Esa duda nos hace sentir vendehúmos.

Así, el pobre impostor ve el vaso vacío, mientras que el Dunning-kruger asume que todo lo que sabe es todo lo que hay que saber. O sea, posee la verdad absoluta. Y se comporta con cierto aire de superiorid­ad. Y si usted se creyera dueño de la verdad, ¿cómo se sentiría? Superior.

En España, el Dunning-kruger también se conoce como cuñadismo. Aquel que pretende dominar todos los temas, sin conocer en absoluto sobre ellos.

Pero ojo, todos somos unos Dunning-kruger en potencia. Todos ignoramos que no sabemos de muchas cosas.

El perfecto desperfect­o en la oficina

En la empresa, seguro que podemos encontrar a más de uno que adopta la postura de experto y bastará con rascar un poco más allá de la superficie para descubrir que el tema que dice dominar es la fachada de su propia ignorancia.

Así como cuando trabajamos durante mucho tiempo en una misma empresa o sector asumimos que todo lo que sabemos es lo que hay que saber del tema. O que nuestro sistema es el mejor.

¿Cómo salir de esa situación?

Asumir que no lo sabemos todo, pedir feedback, interesars­e por aprender más, mantenerse actualizad­os y una buena dosis de realidad. En definitiva, la curiosidad mató al gato y alejó a Dunning-kruger.

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