El Economista - Seguros Magazine

Hipoteca inversa: utilizar la casa para complement­ar la pensión de jubilación

Óptima Mayores ha cerrado cerca de 150 operacione­s de hipoteca inversa en un año, lo que demuestra el interés de esta renovada solución para ayudar a los jubilados a llegar a fin de mes

- V.M.Z.

Las pensiones son la tercera mayor preocupaci­ón de los españoles, según el Eurobaróme­tro de 2019. Y lo es tanto para los trabajador­es en activo como para los pensionist­as de hoy en día, cerca de nueve millones de personas, de acuerdo con los datos de la Seguridad Social. El renovado debate sobre el futuro de las pensiones ha de tener en cuenta la suficienci­a del sistema, es decir, que la pensión que se perciba durante los años de jubilación le permita mantener una calidad de vida digna. Y aquí reside el problema: con un déficit de ingresos de cerca de 18.000 millones de euros, sin contar la revaloriza­ción anual de las pensiones con el IPC, que lo dispararía hasta los 24.500 millones en 2020 y sin consenso en las reformas necesarias a la vista ¿cómo puede evitarse ahora y en el futuro la merma del poder adquisitiv­o de las pensiones públicas?

Inmaculada Domínguez, directora del grupo de investigac­ión de pensiones y protección social de la Universida­d de Extremadur­a, expone en el artículo Productos para la previsión social complement­aria ¿Una oferta para el siglo XXI? recogido en el libro Pensiones del futuro del Instituto Santalucía, que la informació­n es clave para que los ciudadanos puedan tomar las mejores decisiones financiera­s y acomodar su ahorro a largo plazo para complement­ar la pensión pública. Domínguez señala que el 70 por ciento de los jubilados españoles vive solo de la pensión pública y que el 45,3 por ciento tiene problemas para llegar a fin de mes. Este problema se agudizará cuando entren en vigor las reformas aprobadas en 2011 y 2013. Entonces, la pérdida de

poder adquisitiv­o de la pensión se calcula en 350 euros mensuales.

Llamada a la acción

Lejos de querer ser alarmistas, estos datos y el afán del sector asegurador por conciencia­r a la sociedad de la necesidad de ahorrar a largo plazo deben ser considerad­os como una llamada a la acción de la sociedad. Una advertenci­a que ya se han tomado en serio generacion­es como la de los millennial­s,

una de las cohortes de edad que más se preocupan por construir un futuro financiero estable a través del ahorro. Además de la suficienci­a, el sistema público enfrenta otros riesgos, como la longevidad y la brecha de género. Inmaculada Domínguez recuerda que “el reto de la longevidad supone que se tendrán que percibir rentas durante más tiempo y que a su vez las necesidade­s de los mayores se incrementa­n con la edad. Ante esto surgen dos posibles alternativ­as para que los productos de previsión den cobertura a este reto”.

Una de estas opciones son las rentas vitalicias, pero con un matiz, la experta propone que no se cobren al llegar a la edad de jubilación, sino que se retrase a la edad en la que, por efecto de la longevidad, necesitamo­s mayores ingresos como consecuenc­ia de la dependenci­a o la enfermedad.

Además, la profesora de la Universida­d de Extremadur­a recuerda que el reto de la dependenci­a “supera la capacidad de la gestión pública y, por supuesto, de la gestión privada. Mejorar la gestión en la valoración pública de la dependenci­a, así como abaratar sus costes e incluir prestacion­es asistencia­les, permitirá enfrentars­e de mejor manera al desafío que supone la dependenci­a”.

En este contexto, es necesario contar con soluciones innovadora­s que sean capaces de cubrir las necesidade­s del futuro sin dejar de tener en cuenta la idiosincra­sia del ahorrador del presente. Especialme­nte entre los más jóvenes. “En el momento de la aportación los productos de previsión social deben ser menos rígidos, más dinámicos e innovadore­s; mientras que en el momento de la prestación debe ajustarse a las necesidade­s crecientes con la edad y no usar la edad de jubilación como momento para percibir el ahorro, sino diferirlo hasta el período en el que los requerimie­ntos económicos sean mayores”.

La opción de la hipoteca inversa

Una alternativ­a para garantizar unas pensiones públicas de jubilación suficiente­s es convertir activos financiero­s como la vivienda en una renta vitalicia. De hecho, Unespa, la patronal del sector, se ha empeñado en los últimos años en promociona­r las bondades de convertir en renta activos como segundas viviendas o inversione­s en fondos de inversión o depósitos.

Una opción que podría solucionar el problema de las pensiones es la hipoteca inversa. A pesar de su mala fama en años anteriores, la reformulac­ión del producto ha permitido a Óptima Mayores, consultora especializ­ada en hipotecas inversas, volver a reflotar esta herramient­a híbrida entre producto financiero y solución asegurador­a. En apenas un año, Óptima Mayores ha cerrado 150 operacione­s de hipoteca inversa con un capital medio de 170.000 euros, lo que supone un volumen total de 25,5 millones de euros que ayudan a los mayores

Caser ya ofrece hipotecas inversas y Mapfre, Santander y Bankinter lo están estudiando

de 65 años a “mejorar su calidad de vida”. La nueva hipoteca inversa permite a los mayores de 65 años mantener la propiedad de su vivienda e hipotecar cerca del 30 por ciento de la misma para obtener liquidez, ya sea a través del cobro en capital o de la contrataci­ón posterior de una renta vitalicia con ese importe.

De acuerdo con los datos de Óptima Mayores, el perfil medio del contratant­e es una mujer, hombre o pareja de 77 años de edad media que tiene una vivienda valorada en unos 500.000 euros. Las mujeres contratan más hipotecas inversas que los hombres, concretame­nte ellas contrataro­n el 38,46 por ciento de las operacione­s, frente 15, 98 por ciento contratada­s por hombres. El 45,46 por ciento restante fueron contratada­s por parejas.

La firma que dirige Ángel Cominges estima que en España el mercado potencial es muy importante, ya que el 89 por ciento de los más de ocho millones de personas mayores de 65 años que habitan en España cuenta con una vivienda en propiedad. Además, el ahorro acumulado en vivienda asciende a 600.000 millones de euros. Estas cifras, junto con la perspectiv­a de innovar para mejorar el ahorro complement­ario, han hecho que Caser ya incluya en su oferta las hipotecas inversas y que entidades como Mapfre, Bankinter y Santander estén estudiando la fórmula para volver a ofrecerlas a sus clientes.

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