El Economista - Seguros Magazine
EL CAMBIO CLIMÁTICO PONE EN JAQUE LA SALUD DEL SEGURO
Uno de los primeros efectos será la subida de precios y cambios en las coberturas de salud y vida
El cambio climático es uno de los cinco riesgos globales que más preocupan al sector asegurador. La concienciación que los más jóvenes tienen del deterioro del estado del planeta se ha trasladado, por fin, a las grandes corporaciones que ya dedican tiempo, trabajo y dinero a paliar su huella ecológica y a afrontar la sostenibilidad como uno de los pilares de su estrategia de negocio. Porque el lema no hay un planeta B cada vez se hace más patente. Un ejemplo han sido los episodios de gota fría extremos que se han vivido en el este de la Península Ibérica y Baleares en septiembre. La consecuencia: municipios anegados por las lluvias torrenciales y millones de euros en pérdidas. Los expertos coinciden y advierten de que los fenómenos atmosféricos extremos
serán cada vez más habituales en nuestro territorio, con las graves pérdidas aseguradas que ello implicará, tanto para particulares y empresas como para el campo, uno de los sectores que más notará el impacto de los efectos perversos del calentamiento global.
Nuevos modelos de negocio
De acuerdo con un informe de BBVA Research, una mayor probabilidad de enfrentar fenómenos atmosféricos adversos obligará al sector asegurador a repensar su modelo de negocio. Ya no sirven los cálculos actuariales anteriores y obligará también a las compañías a invertir más y mejor en desarrollar modelos de mitigación del riesgo. Una de las primeras consecuencias podría ser el encarecimiento de las primas al aumentar la probabilidad de que se produzcan daños.
El seguro español cuenta con una ventaja: el Consorcio de Compensación de Seguros. El organismo, que depende de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones se encarga de indemnizar las consecuencias materiales de los riesgos extraordinarios -inundaciones, lluvias torrenciales, terremotos, etc.,- siempre que el bien dañado cuente con un seguro en vigor y al corriente de pago. Entre 1970 y 2017, el organismo que ahora dirige Flavia Rodríguez-ponga ha desembolsado 8.429 millones de euros en indemnizaciones. Este modelo permite a las compañías que operan en España mitigar el coste de la siniestralidad extraordinaria, por lo que el impacto en sus cuentas de resultados es menor que en otras regiones del planeta. De hecho, muchos países de nuestro entorno han analizado el modelo del Consorcio con la intención de desarrollar modelos similares que les permitan mitigar este tipo de riesgos.
Si se extreman las sequías, los episodios de lluvias torrenciales y las inundaciones, el seguro agrario será uno de los ramos del negocio asegurador que más se verá perjudicado. En los últimos meses, el impacto del clima ha obligado al sistema de seguros agrarios españoles, representados por Agroseguro, a desembolsar 540 millones de euros en indemnizaciones en los nueve primeros meses del ejercicio. Actualmente, el seguro agrario gestiona 430.000 pólizas con un capital asegurado que supera los 14.000 millones de euros.
Impacto en la salud y la vida
El cambio climático, que la reaseguradora Swiss Re identificó como un riesgo emergente hace ya treinta años, no solo tiene impacto en los seguros
generales. Los seguros personales –especialmente vida y salud- también sufrirán las consecuencias de una mayor incidencia de olas de calor, inundaciones, sequías, incendios y enfermedades transmitidas por vectores.
La compañía de origen suizo advierte en su informe Sonar 2019 que “millones de vidas y servicios de salud podrían estar en riesgo”. Los expertos de Swiss Re aseguran que si no se pasa a la acción y se pone remedio, las tasas de mortalidad y el coste de la atención médica podrían dispararse en los próximos años y esto tendrá consecuencias importantes en los seguros de vida y salud.
"Swiss Re y la industria de seguros en general señalaron por primera vez el cambio climático como un riesgo emergente hace muchas décadas", señala Patrick Raaflaub, director de riesgos del Grupo Swiss Re. "El riesgo ahora ha surgido pero las incertidumbres asociadas y desafiantes aún permanecen, como las implicaciones en el seguro de Vida y Salud", agrega Raaflaub.
En el informe, Swiss Re espera que las olas de calor sean cada vez más severas y afecten a zonas que nunca antes habían tenido este problema, como las áreas templadas del planeta en las que se concentra mayor volumen de población. La ola de calor de 2003 en Francia puede ser un ejemplo de lo que vendrá: causó 70 000 muertes, principalmente entre los ancianos. Sin mitigación, y con una población cada vez más envejecida, un evento futuro tendrá un impacto aún mayor porque la proporción de poblaciones mayores vulnerables en las regiones afectadas aumenta rápidamente.
Aumento de las epidemias
A más calor, mayor riesgo de enfermedades. Las epidemias del Nilo Occidental y el Zika fueron las primeras señales de advertencia. El cambio climático extenderá la temporada de transmisión y el rango geográfico para muchas enfermedades infecciosas. Por ejemplo, se prevé que aumenten la enfermedad de Lyme, la gripe aviar, la meningitis, el dengue y las infecciones bacterianas y virales tropicales.
Por su parte, las severas condiciones de sequía pueden provocar un aumento de los incendios forestales, lo que a su vez conduce a la contaminación del aire. Esto puede suceder incluso en áreas alejadas de cualquier conflagración, como mostraron los incendios forestales de California de 2018.
Todos estos riesgos tienen impacto en otros factores fundamentales como
El calentamiento global obligará al seguro a repensar su modelo actuarial y de negocio
las migraciones, la configuración de las ciudades, la seguridad alimentaria y la nutrición. A lo que se suma la escasez de agua y su impacto en la higiene y la salud de la población. Hoy en día, más de 2.000 millones de personas viven en áreas de estrés hídrico, zonas donde el acceso al agua potable para beber, saneamiento e higiene personal, todos requisitos previos para la salud pública, es limitado. El número de regiones afectadas por el estrés hídrico aumentará a medida que aumenten las temperaturas.
La salud pública podría verse comprometida aún más por el aumento esperado de, por ejemplo, el calor extremo, las sequías y las inundaciones que afectan la agricultura. Esto disminuirá o destruirá las cadenas de suministro nutricional que ayudan a las personas a resistir las amenazas a la salud. La pesca tampoco compensará porque el aumento de la temperatura del mar y la acidificación del océano probablemente significará su reducción.