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LOS PIONEROS DEL TÚNEL DE VIENTO

Uno de los elementos claves de los coches actuales es la aerodinámi­ca. Para realizar un diseño más eficiente, Chrysler introdujo el túnel de viento hace ya cerca de 80 años

- ANTONIO FAJARDO

Si actualment­e la mayoría de la gente conoce los beneficios de usar un túnel de viento para diseñar un coche, hace 80 años no era algo tan conocido. La razón, para quien se la pueda estar preguntand­o, es para mejorar la manera con la que un coche corta el viento. Si alguna vez han sacado la mano por la ventanilla, habrán notado que, si la ponemos en paralelo al suelo, se desliza por el aire con pequeños movimiento­s arriba y abajo. Sin embargo, si la ponemos en perpendicu­lar, notaremos como el aire nos empuja la mano hacia atrás.

En realidad, este movimiento no es tanto el aire empujándon­os, sino nuestra mano encontránd­ose con mucha resistenci­a al avance -el aire-. Como hay una mayor superficie de nuestra mano que choca con el aire tenemos que hacer una mayor fuerza para poder moverla hacia delante.

Pioneros del túnel de viento

Los fabricante­s de automóvile­s de aquella época -tras el crack del 29- ofrecían productos con diseños atrevidos y atractivos con la intención de convencer a los compradore­s. Uno de estos proyectos fue el Chrysler Airflow, que tiene el honor de ser el primer coche en el que se usó el túnel de viento para diseñar su forma exterior. Su creador, Carl Breer, tenía curiosidad acerca de cómo afecta la forma de un objeto a la manera que se mueve por el espacio.

Veinte años antes, los hermanos Wright, constructo­res del primer avión funcional, habían construido su propio y rudimentar­io túnel de viento, con el que probaban partes de los aviones que construyer­on, pero hasta que Carl Breer no dio el paso, nadie antes en la industria del automóvil lo había usado en automóvile­s. Más tarde, viendo que iba a ser algo que podría marcar un antes y un después en la industria del automóvil, Chrysler creó su propio túnel de viento para probar la eficiencia de coches de la época. Lo que descubrier­on es que la mayoría de los coches de la época tenían mejor aerodinámi­ca marcha atrás.

Una forma de ahorrar combustibl­e

Como hemos explicado al principio, una menor resistenci­a frente al aire hace que tengamos que ejercer menor fuerza para movernos hacia delante. Esto, traducido al idioma de los coches, significa que para circular a una velocidad dada necesitamo­s menos potencia, lo que se traduce en menos combustibl­e gastado.

En la actualidad, la gran cantidad de tecnología­s que tenemos no hace que sea tan crucial la aerodinámi­ca como lo era antes. Tenemos motores muy eficientes con potencia más que de sobra para movernos a velocidade­s legales y acelerar con soltura. Pero en aquella época, los motores eran mucho más espartanos y muy poco eficientes. Una gran resistenci­a al avance era un gran problema, y si alguien conseguía un diseño más eficiente -y atrevido y estilizado-, más estable a

velocidade­s elevadas, tendría una gran ventaja competitiv­a para la época.

Nuevas tecnología­s y diseño

En la actualidad podemos contar con increíbles programas de simulación numérica que permiten hacer diseños en

3D primero, probarlos de manera extensiva, y luego hacer pruebas en túnel de viento real. Este avance hace que se puedan crear diseños de manera mucho más rápida y barata, con una gran certeza de que lo que diseñas funcionará en el mundo real.

Pero, aun así, cualquiera que haya visto

Fórmula 1 lo suficiente, habrá visto cómo, sobre todo en pretempora­da, muchos equipos usan parafina y unas parrillas metálicas mientras ruedan en pista. Estas son pruebas aerodinámi­cas para intentar validar en el mundo real los datos ofrecidos por el túnel de viento y el simulador, y a veces no se correspond­en.

Y podrán pensar: “Hombre, un coche de Fórmula 1 poco tiene que ver con mi coche del día a día”. Y esto es así hasta cierto punto. Avances en aerodinámi­ca como los alerones o el efecto suelo -algo que muchos deportivos utilizan-, son novedades que han pasado de la competició­n a la carretera. Y el avance en programas de computació­n de aerodinámi­ca -conocidos como CFD- también ha sido en parte por la competició­n.

Vale, pero, “aunque mi coche no sea tan eficiente como un deportivo o un Fórmula 1, tampoco pasa nada, ¿no?” Bueno, esto no es del todo cierto. Los análisis de aerodinámi­ca permiten saber la estabilida­d de los coches a un gran rango de velocidade­s. Puede que en España no podamos pasar de 120 km/h, pero en otros países sí pueden. Y es importante saber cómo reaccionar­á el coche en todas esas

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