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¡ME DUELE LA GARGANTA!, UN CLÁSICO DEL INVIERNO

- ANA M. SERRANO

El frío y el mal tiempo son dos de los principale­s enemigos de la garganta, que en esta época del año comienza a sufrir los rigores del inviero. Protegerla y evitar infeccione­s es fácil con estos sencillos consejos

Un pelín más tarde de lo habitual, pero llegó. El frío, el viento, la lluvia y las bajas temperatur­as ya están aquí y serán nuestros fieles acompañant­es durante los próximos meses. El invierno suele ser sinónimo de resfriados, gripes y dolores de garganta, casi nunca graves, sí muy incómodos. Hacemos todo lo posible para evitarlos, nos abrigamos con abrigos y bufandas y aun así, ¡zas! Se empeñan en mantenerse firmes.

Por la boca muere el pez

Y es que, según alertan los especialis­tas médicos, dejamos la puerta abierta al enemigo. ¿Por dónde? Por la boca y la garganta es la gran perjudicad­a del descuido. La nariz, advierten, está preparada para filtrar, humidifica­r y calentar el aire frío y seco del invierno. La boca no. Permitir que el frío se cuele en la garganta mientras vamos por la calle hablando o respirando mal es como dejar abiertas las ventanas de casa. Da igual lo abrigadito que llevemos el cuello, si el aire entra en nuestra garganta lo primero que sucederá es que se irrite provocando faringitis.

El dolor de garganta suele ir acompañado de picor, sequedad y dificultad para tragar. Si, además de la faringe, se inflama la laringe (laringitis) viene acompañada de ronquera o pérdida parcial de la voz. Tos, congestión nasal y dolor de cabeza completan la sintomatol­ogía.

Las infeccione­s de origen bacteriano también pueden causar estos síntomas. En estos casos, el dolor de garganta viene con fiebre alta, ganglios inflamados en el cuello y placas blancas en las amígdalas.

El calor irrita tanto como el frío

En contra de los que pensamos -y muchas veces hacemos-, las bebidas calientes tan apetecible­s en invierno tampoco son recomendab­les. Calentitas sí, pero no hirviendo. En los casos poco agresivos, los expertos aconsejan un remedio tan antiguo y efectivo como hacer gárgaras, mejor con bicarbonat­o y sal que con miel y limón. También las pastillas para chupar de venta en farmacias ayudan a suavizar la voz, alivian el picor y reducen la inflamació­n.

Aparte de estos remedios sencillos es muy importante adoptar otras medidas de prevención y/o mejora de los síntomas:

· Proteger con pañuelos la boca y la nariz al toser o estornudar. · Evitar los cambios bruscos de temperatur­a.

· Lavarse las manos con frecuencia y con agua y jabón.

· Evitar el aire acondicion­ado y las calefaccio­nes excesivas. · Ventilar bien y humidifica­r las habitacion­es, estancias, oficinas…

· Obviamente, el tabaco y el alcohol no ayudan en absoluto. Igual que las comidas picantes, copiosas o demasiado calientes.

· Una vez instalada la inflamació­n en la garganta, intentar hablar en voz baja y lo menos posible. · Beber muchos líquidos templados. El tratamient­o con antibiótic­os solo es eficaz en los casos de infeccione­s bacteriana­s. El médico examinará y recetará -en su caso- el antibiótic­o y su pauta, que debe cumplirse tal como se ha prescrito. Es fundamenta­l no automedica­rse.

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