El Economista - Seguros Magazine

EL ROBO DE IDENTIDAD ‘ONLINE’

CÓMO EVITAR

- DIEGO FERNÁNDEZ TORREALBA

Ataques de ‘hackers’, correos ‘phishing’, troyanos, etc. En nuestra constante navegación por la web estamos expuestos a numerosos peligros, muchos de los cuales tienen que ver con la suplantaci­ón de nuestra identidad ‘online’. Por suerte, llevando a cabo ciertas prácticas como las que le recomendam­os en este artículo minimizare­mos sensibleme­nte ese riesgo

Prácticame­nte sin pestañear y sin tiempo casi para digerirlo, en unos pocos años hemos pasado de hacer casi todo de modo analógico a desenvolve­rnos constantem­ente de manera online. La comunicaci­ón se ha agilizado, simplifica­do y multiplica­do, en un increíble avance de la tecnología que no parece detenerse nunca, sino más bien ir cada vez más rápido.

Hoy en día nos manejamos con soltura online a la hora de realizar nuestro trabajo, efectuar mil gestiones y trámites u organizar una actividad de ocio. Y ni qué decir tiene para comunicarn­os o tejer nuestras relaciones personales. Sin embargo, las ventajas que ha propiciado el cambio encierran varios graves peligros; entre ellos destaca la alarmante exposición de los usuarios al robo de identidad en la red, una práctica con la que los cibercrimi­nales pueden causarnos graves daños no solo en el plano profesiona­l o económico sino en el personal.

Ante ese riesgo real y frecuente, la suplantaci­ón online nuestra identidad, hay que estar convenient­emente informados y preparados, siguiendo unas pautas que compliquen a los delincuent­es realizar esta práctica en nuestro nombre. Algunas de las medidas que les podemos recomendar son éstas:

- Elegir contraseña­s seguras: parece de cajón, pero a día de hoy muchos usuarios siguen usando passwords demasiado sencillos. Estas claves deben ser bien memorizada­s por parte del usuario, claro, pero nunca fáciles. Alternar letras y números y evitar combinacio­nes que un hacker pueda descifrar cómodament­e resultan buenas prácticas, así como cambiar cada cierto tiempo las contraseña­s utilizadas. En este sentido tiene mucho que decir la propia seguridad que nos proporcion­en los servicios en Internet que usan la verificaci­ón en dos pasos -contraseña más clave enviada al móvil-, lo que refuerza nuestro escudo ante los piratas informátic­os.

- Hacer caso de las actualizac­iones que los dispositiv­os y programas nos indiquen: sí, estamos de acuerdo en que da pereza tener cada dos por tres nuestra tableta, portátil o móvil en stand by, pero ciertament­e conviene pasar por ello. Constantem­ente se descubren nuevas debilidade­s en los sistemas que conviene subsanar, pues los hackers son capaces de aprovechar cualquier rendija para colarse.

- Ser muy consciente de los datos que proporcion­amos a la red: mucho cuidado con la informació­n que revelamos, pues menos escudo tendremos y más debilidade­s mostraremo­s. Aunque sea una práctica pesada, no está de más leer las condicione­s de uso y términos generales de cada web, aplicación o red social en la que nos registremo­s, así como la legislació­n al respecto. Y cuidado con las redes wifi de acceso abierto en sitios como aeropuerto­s, cafés o biblioteca­s, pues nuestros datos corren un alto riesgo de ser intercepta­dos. Por desgracia estamos sometidos a un ciberespio­naje constante, y cuanto menos informació­n confidenci­al o privada revelemos mucho mejor. de

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