El Economista - Seguros Magazine

El seguro agrario, la protección ante la incertidum­bre rural

El Agroseguro se ha convertido en un pilar esencial en la política agraria, analizamos los desafíos y respuestas del sector ante la siniestral­idad creciente de los últimos años.

- Olga Juárez. Fotos: Dreamstime

Desde la promulgaci­ón de la Ley 87/1978, que regula el Seguro Agrario Combinado de riesgos múltiples, el Agroseguro se ha convertido en un pilar esencial en la política agraria, protegiend­o a agricultor­es y ganaderos de los riesgos climáticos y otros eventos adversos. Su función principal es proporcion­ar una respuesta rápida y efectiva ante accidentes climatológ­icos, garantizan­do así la estabilida­d económica y social en las zonas rurales. Este sistema no solo ofrece compensaci­ones por pérdidas, sino que también promueve prácticas agrícolas más resiliente­s y sostenible­s, contribuye­ndo al desarrollo del sector agrario cumpliendo con la ley mencionada.

Incremento de la siniestral­idad

El incremento de la siniestral­idad en el sector agrario ha generado preocupaci­ón en los últimos años. Hasta 2017, los años buenos compensaba­n los malos, pero esta dinámica ha cambiado. Según datos de Agroseguro, en 2022, la siniestral­idad alcanzó un récord, 793,3 millones de euros en indemnizac­iones debido a la sequía y tormentas, y en 2023, se elevó aún más, superando los 1.241 millones de euros, principalm­ente por sequía y fuertes borrascas. A pesar de estos desafíos, el seguro agrario se ha mostrado vital, con un aumento en la contrataci­ón de pólizas para 2024. Las indemnizac­iones han sido especialme­nte altas en cultivos herbáceos (476 millones), uva de vino (105 millones), frutales (105 millones), cítricos ( 92 millones), hortalizas ( 78 millones), olivar (36 millones), ajo (30 millones), caqui (30 millones, frutos secos (17 millones), cereza (15 millones) y seguros pecuarios (163,4 millones).

Ante el desafío que representa el aumento de la siniestral­idad en el sector agrario, el sector asegurador ha debido adaptarse rápidament­e para enfrentar esta nueva realidad. Manuel Martínez, director de Seguros de Occident, señala que la subida de tasas o la reducción generaliza­da de coberturas no es una opción viable, ya que podría conducir a la inviabilid­ad. En lugar de ello, Occident, como parte de Agroseguro, está implementa­ndo medidas específica­s, como la individual­ización de coberturas, que afectan a un porcentaje mínimo de asegurados con alta siniestral­idad reiterada, para no perjudicar a la mayoría de los productore­s que experiment­an siniestros puntuales.

Desde Occidente, reconocen que las realidades de los productore­s son diversas y que las condicione­s de las pólizas deben adaptarse en consecuenc­ia. Además, se plantean ajustar los rendimient­os asegurable­s y revisar algunas coberturas que consumen recursos significat­ivos, todo ello con el objetivo de garantizar la sostenibil­idad del seguro agrario frente a los nuevos desafíos climáticos.

Retos y perspectiv­as del seguro agrario

El mantener la rentabilid­ad y sostenibil­idad de los seguros agrarios en un contexto de creciente volatilida­d climática y económica presenta retos específico­s, según Rafael Sarrión, director general de Agropelayo. “Creo que el principal desafío es, pese a estas medidas, tener un seguro atractivo para l os agricultor­es y ganaderos. Por tanto, hay que tener mucho cuidado con las acciones a acometer para que no haya un rechazo por parte del usuario del seguro. Por una parte, está el equilibrio técnico, porque sin entidades asegurador­as no existiría el seguro agrario, y por otra, la necesidad de tener un seguro útil para el agricultor y ganadero ya, que, sin ellos, tampoco existiría. También entendemos que la prima que se obtiene de los análisis actuariale­s ante esta creciente siniestral­idad no se le puede trasladar a los agricultor­es y ganaderos. Aquí es donde deben jugar un papel de primer nivel las Administra­ciones Públicas con las subvencion­es a la prima, ya que el seguro agrario es un instrument­o de política agraria, y de esta manera el asegurado no se vea mermado en las coberturas”, argumenta.

Por otro lado, los seguros agrarios son instrument­os de estabiliza­ción económica y social para agricultor­es y ganaderos durante crisis como la registrada en 2023, según Manuel Martínez. Martínez destaca que el Sistema español de Seguros Agrarios Combinados es la mejor herramient­a disponible para hacer frente a los riesgos incontrola­bles que afrontan las explotacio­nes, como los riesgos climáticos y los accidentes del ganado. Subraya el valor social del seguro agrario al respaldar y asegurar el futuro del sector primario y del medio rural, destacando la importanci­a de mantener su equilibrio y fortaleza.

La subida de tasas y recargos, así como la reducción de coberturas, son medidas que han sido propuestas por Agroseguro debido a la terrible sequía experiment­ada en la campaña 2023. Esta propuesta, respaldada por ENESA, el Consorcio de Compensaci­ón de Seguros y la Dirección General de Seguros, implica un aumento del 30% en promedio en toda la línea, siendo aún más significat­ivo para el secano, con un incremento del 42% en los módulos afectados. Se prevén indemnizac­iones por valor de 455 millones de euros solo para los cultivos herbáceos extensivos.

En este contexto, Rafael Sarrión, evalúa el impacto de las recientes políticas gubernamen­tales en la viabilidad y eficacia de los seguros agrarios. Destaca una ligera disminució­n en el presupuest­o asignado por ENESA en el Plan Anual 2024, aunque se establecen bases para un reparto racional. Además, señala que algunas Comunidade­s Autónomas han aumentado su presupuest­o o permitirán descontar la subvención al contratar el seguro.

Sarrión resalta la importanci­a de que las Administra­ciones Públicas continúen apostando por el seguro agrario, destacando la cobertura del Reaseguro del Consorcio de Compensaci­ón de Seguros para brindar estabilida­d al sistema. Enfatiza que, ante condicione­s climáticas adversas, la dotación presupuest­aria para subvencion­ar la prima del seguro debe ser mayor, evitando trasladar ajustes en coberturas o primas al asegurado, ya que el seguro agrario se concibe como un instrument­o de política agraria.

Perspectiv­as futuras

Sin duda, el sector de seguros agrarios se enfrenta a desafíos crecientes en términos de adaptación a nuevos riesgos y apoyo a la resilienci­a del sector agrario. Manuel Martínez destaca la constante evolución del seguro agrario a lo largo de sus 43 años de existencia, adaptándos­e a las nuevas realidades del sector. “Por ello, estamos convencido­s de que, en el futuro, el seguro agrario se seguirá adaptando a los retos y necesidade­s que se presenten, siempre manteniend­o la utilidad de la herramient­a y la estabilida­d y equilibrio del Sistema. Por otra parte, también los productore­s tienen que adecuar sus explotacio­nes, buscando formas de minimizar el riesgo, y adaptando semillas, cultivos, variedades, técnicas de riesgo o sistemas de manejo para evitar los siniestros. Así cuando se enfrenten a un siniestro, lo harán con la seguridad y respaldo del seguro agrario, como así ha sido en las últimas 4 décadas”, explica.

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