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El almacenamiento de energía, clave para la descarbonización
Las políticas energéticas y de cambio climático de la Unión Europea para la descarbonización de la economía giran en torno a tres grandes ejes: la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), una mayor proporción de renovables sobre el consumo final y la mejora de la eficiencia energética. Todo ello, encaminado a alcanzar una economía neutra en carbono en 2050, según el compromiso de la nueva presidenta de la Comisión Europea en su discurso de investidura del pasado 16 de julio.
La descarbonización de la economía centra sus ámbitos de acción en tres grandes frentes sobre los que ya se actúa: la generación de electricidad, los procesos industriales y el transporte. Para el transporte, se está desarrollando una transición hacia diferentes alternativas energéticas -electricidad, hidrógeno- mientras que la industria centra sus esfuerzos en el cambio de combustibles y la optimización y mejora de la eficiencia energética de sus procesos.
En la generación de electricidad, el cambio va inexorablemente de la mano de las energías renovables, pero aquí surgen contratiempos técnicos de necesaria solución. Una importante carencia de las renovables actuales es su dependencia de recursos no gestionables, como el sol, el viento o el agua. Así, para conseguir una mayor -y obligada- penetración en la producción de electricidad, es necesaria una decidida apuesta por tecnologías de almacenamiento de energía a gran escala que aporten flexibilidad y garanticen el suministro. Y no sólo porque este almacenamiento permitirá gestionar los excedentes generados y mitigar los periodos de indisponibilidad de las renovables, sino también porque contribuirá a garantizar la potencia firme del sistema, salvaguardia que hasta ahora sólo aportaban centrales nucleares, de carbón y ciclos combinados.
Hablamos de sistemas capaces de amortiguar de manera adecuada los desequilibrios del sistema eléctrico asociados a la producción y demanda, con lo que una matriz de generación que incorporase almacenamiento eléctrico a gran escala solventaría, entre otros temas, la inminente retirada de centrales termoeléctricas de carbón y de centrales nucleares en el corto y medio plazo.
Pero el sector industrial necesita herramientas más potentes que la simple mejora de la eficiencia para avanzar hacia la descarbonización. Nos referimos al almacenamiento de energía de origen renovable (convertida en electricidad o no) como fuente que sustituya a los combustibles fósiles en
El almacenamiento no sólo permitirá gestionar los excedentes generados y mitigar los periodos de indisponibilidad de las energías renovables, sino que también contribuirá a garantizar la potencia firme del sistema