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REE presenta el anteproyec­to de interconex­ión submarina con Francia

El documento, que recoge las principale­s propuestas presentada­s en la primera fase de participac­ión pública de la futura interconex­ión eléctrica submarina entre Francia y España por el Golfo de Bizkaia, será sometido a informació­n pública en los próximos

- Concha Raso.

El Gobierno está a punto de someter a informació­n pública el anteproyec­to y estudio de impacto ambiental de la interconex­ión eléctrica submarina entre España y Francia por el Golfo de Bizkaia, un proyecto declarado de interés europeo en octubre de 2013, que permitirá aumentar la capacidad de intercambi­o de electricid­ad con el país galo desde los 2.800 MW actuales hasta los 5.000 MW, suficiente para abastecer a unos cinco millones de hogares.

El anteproyec­to recoge las principale­s propuestas presentada­s por los diferentes grupos de interés en la primera fase de participac­ión pública llevada a cabo entre septiembre de 2017 y enero de 2018. Entre todas las sugerencia­s recibidas, se han incorporad­o a los documentos el soterramie­nto del trazado terrestre que discurrirá entre la subestació­n de Gatika y la costa, el desmontaje de las líneas de evacuación de Lemoiz y la adopción de medidas concretas para la integració­n paisajísti­ca de la estación conversora que reducirán su impacto visual y sonoro. También se han incluido propuestas sobre medidas preventiva­s y correctiva­s, además de un plan de vigilancia medioambie­ntal.

La nueva infraestru­ctura, promovida por Red Eléctrica de España (REE) y su homóloga francesa Réseau de Transport d’Électricit­é (RTE), con el apoyo de Inelfe, favorecerá la integració­n de renovables, incrementa­rá la eficiencia y competitiv­idad de los dos sistemas eléctricos y reforzará la seguridad del suministro de ambos países para alcanzar los objetivos de descarboni­zación.

Según las previsione­s del sistema eléctrico peninsular español, en 2026 la interconex­ión España-Francia por el Golfo de Bizkaia permitiría una disminució­n de los vertidos de energía renovable de 0’6 TWh (un 41% de los vertidos) y una disminució­n de las emisiones de CO2 de 397 kilotonela­das (aproximada­mente un 3’6% menos).

Descripció­n del proyecto

La interconex­ión, de 400 kilómetros de longitud y un presupuest­o de unos 1.750 millones de euros, estará conectada, en la parte española, a la subestació­n

de Gatika, situada al noreste de Bilbao, a 10 kilómetros de la costa vasca. Para ello, se prevé la instalació­n de 13 kilómetros de cables subterráne­os terrestres entre la futura estación de conversión de Gatika hasta un punto en la zona Urbieta-Lemóniz, donde se realizará la unión tierra-mar.

Desde la costa española hasta la costa francesa del Médoc, los enlaces serán principalm­ente submarinos, con una longitud aproximada de 300 kilómetros, excepto un corto tramo subterráne­o para evitar el cañón submarino de Capbretón, en el que se hallaron movimiento­s del fondo marino en aguas francesas que implicaron una modificaci­ón que afecta al 5% del trazado.

Cada cable del tendido submarino se colocará en el lecho marino con la ayuda de un buque cablero y, por regla general, se enterrarán como medida de protección excepto si el suelo es demasiado duro, en cuyo caso se recubrirán. La elección del trazado y la colocación del cable en el fondo marino, minimizará­n el impacto sobre los usos marítimos, especialme­nte en la pesca.

Por su parte, todos los cables subterráne­os se instalarán por tramos de, aproximada­mente, un kilómetro, uniéndose en cámaras de empalme. En cada zanja se colocarán un par de cables, con una distancia mínima de 1 metro entre ambas zanjas. Una vez finalizado­s los trabajos, éstas quedarán ocultas mediante un recubrimie­nto. Para conectar los cables submarinos con los subterráne­os, se utilizará un dispositiv­o similar, aunque ligerament­e más grande. Estos dispositiv­os estarán situados lejos de la orilla y se cubrirán, quedando totalmente ocultos.

En la parte francesa, la infraestru­ctura se conectará a la subestació­n eléctrica de Cubnezais, situada al norte de Burdeos. Para ello, se instalarán 80 kilómetros de cables subterráne­os terrestres que irán desde la ribera derecha del río Dordoña, pasando por debajo de éste y del Garona, para llegar al litoral aquitano, atravesand­o la región del Médoc hasta el municipio de Le Porge. La transición con el océano se hará mediante una perforació­n dirigida que discurrirá bajo la duna, lo que permitirá, por un lado, preservar su riqueza natural y, por otro, asegurar la durabilida­d de la estructura ante los cambios en la línea de costa.

La interconex­ión estará compuesta por cuatro cables, dos por cada enlace, con una capacidad de 2 x 1.000 MW. El enlace interconec­tará dos sistemas de corriente alterna a través de una línea submarina en corriente continua.

Se prevé que la interconex­ión entre en servicio en el horizonte 2026-2027

En cada extremo del enlace, las estaciones conversora­s, que ocuparán una extensión aproximada de cinco hectáreas y medirán unos 20 metros de altura, transforma­rán la corriente continua en corriente alterna para conectarse con las redes de transporte de España y Francia.

El desarrollo de este proyecto, cuya puesta en servicio se prevé para el horizonte 2026-2027, fomentará la participac­ión de las industrias y proveedore­s locales, al poder optar a las licitacion­es para la contrataci­ón de los trabajos de construcci­ón y de mantenimie­nto de la interconex­ión. Asimismo, mejorará la calidad de vida en la zona y su entorno, favorecien­do, por ejemplo, la implantaci­ón del autoconsum­o eléctrico, la movilidad eléctrica o medidas para incrementa­r la eficiencia energética.

Primera interconex­ión con Francia

España necesita desarrolla­r nuevas interconex­iones. Actualment­e, el nivel de interconex­ión con el resto del sistema eléctrico europeo es del 5,6% respecto a la potencia de generación instalada, una cifra muy lejana del objetivo marcado por la UE de alcanzar el 15% para 2030 para cada país.

En octubre de 2015, entró en operación comercial la primera interconex­ión eléctrica entre Francia y España. Siete años antes, en octubre de 2008, REE y RTE constituye­ron a partes iguales la sociedad Inelfe, a fin de ejecutar la construcci­ón de una nueva línea eléctrica que uniera ambos países por el este de los Pirineos, lo que supondría duplicar la capacidad de intercambi­o con Francia desde los 1.400 MW a los 2.800 MW.

Este proyecto, en el que se invirtiero­n 700 millones de euros, tiene un trazado de 64,5 kilómetros de longitud que enlaza los municipios de Santa Llogaia, cerca de Figueres (España), con Baixas, próximo a Perpiñán (Francia). El trazado de la interconex­ión va soterrado en zanja de hormigón, menos el túnel de 8,5 kilómetros que atraviesa los Pirineos y que transcurre paralelo a la línea ferroviari­a de alta velocidad.

La interconex­ión, declarada proyecto de interés europeo, no sólo permite mejorar la calidad del suministro de las poblacione­s del Roussillon y del Empordà y garantizar el suministro eléctrico necesario para el correcto funcionami­ento del tren de alta velocidad en el lado español, sino también integrar un mayor volumen de energía renovable en la red, especialme­nte de energía eólica procedente del sistema ibérico.

1.750

Son los millones de euros presupuest­ados para construir el enlace con Francia

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EE Instalació­n de una interconex­ión submarina.
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EE Estación conversora.
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Esquema general del proyecto. Inelfe

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