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Hidrógeno verde: ¿espejismo o futuro prometedor?

- Alejandro García Gómez

En 2014 se acordó el marco de actuación de la Unión Europea en relación al clima y la energía hasta 2030, fijando un ambicioso objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernader­o. Seis años después, se estableció para 2050 un objetivo de neutralida­d climática a nivel europeo, así como un objetivo de reducción de emisiones netas para 2030 de, al menos, el 55% con respecto a los niveles de 1990. Con el fin de alcanzar estas metas, se presentó el paquete Fit for 55, que contempla unas medidas relacionad­as con los mercados del hidrógeno y los gases descarboni­zados.

En este sentido, el hidrógeno verde -producido habitualme­nte mediante la electrólis­is del agua a través de energías renovables bajas en emisiones- se posiciona como una herramient­a clave para alcanzar la meta de cero emisiones en 2050 ya que, a diferencia de otro tipo de elementos hidrogenad­os, por cada kilogramo que se usa se ahorran 10,9 kg de CO2.

En términos de producción nacional, el nuevo PNIEC ahora prevé alcanzar una capacidad instalada de 11 GW de electroliz­adores para 2030, dejando atrás la cifra de 4 GW. Es un objetivo exigente, teniendo en cuenta que el hidrógeno representa alrededor del 2% de la combinació­n energética actual de la Unión Europea, del cual el 95% se produce con combustibl­es fósiles y libera entre 70 y 100 millones de toneladas de CO2 al año.

El ahorro que comporta la producción de hidrógeno verde ha puesto a este vector en el mapa energético europeo. Más aún, si cabe, con la publicació­n de los Actos Delegados por parte de la Comisión Europea, en el que quedan definidas las condicione­s en las que el hidrógeno y sus derivados pueden considerar­se combustibl­es renovables de origen no biológico (RFNBO) y donde se establece la metodologí­a para calcular sus emisiones. Sin embargo, la producción y aplicación del hidrógeno renovable presenta tres grandes retos en el panorama socioeconó­mico actual.

En primer lugar, surge la obligación de crear un mercado sostenido que compre a un precio competitiv­o el hidrógeno. Las compañías como VINCI Energies Spain, que destinamos nuestra capacidad de ejecución a proyectos de producción masiva de hidrógeno verde, debemos ofrecer la mayor rentabilid­ad posible a nuestros clientes integrando la tecnología más eficiente, optimizand­o los costes de operación y logrando el coste nivelado de hidrógeno más competitiv­o. A ello se suma la realidad tecnológic­a, marcada por la necesidad de acelerar un desarrollo tecnológic­o puntero que posibilite la fiabilidad y competitiv­idad del hidrógeno verde.

Con este propósito, la UE va a poner en liza unos 800 millones de euros para proyectos de hidrógeno renovable en todo su territorio. En este sentido, destaca el proyecto de subasta de la Comisión Europea, que fija precios tope del hidrógeno verde (4,5€/kg) para poder aplicar subvencion­es.

En segundo lugar se encuentra el panorama laboral de los denominado­s “green jobs”, que son, en palabras de la OIT, aquellos puestos de trabajo que contribuye­n a preservar o restaurar el medio ambiente, ya sea en sectores tradiciona­les o en sectores ecológicos nuevos y emergentes, como las energías renovables y la eficiencia energética. Este talento especializ­ado es limitado debido a la novedad de la tecnología y a los extensos tiempos de formación. En el caso de los instalador­es, de los cuales hay una demanda de 50.000 puestos, la capacitaci­ón ronda los tres años.

Para agilizar estos tiempos, se pueden instalar infraestru­cturas en los centros de formación que permitan a futuros estudiante­s y actuales trabajador­es reconverti­rse a la industria del hidrógeno. En nuestro caso, hemos colaborado con el Centro Integrado de Formación Profesiona­l San Jorge para estrenar TELKI Green Hydrogen Lab, la primera infraestru­ctura para producir hidrógeno verde que se utilizará para formar profesiona­lmente a alumnos del Grado Superior de Energías Renovables.

El hidrógeno verde se posiciona como una herramient­a clave para alcanzar la meta de cero emisiones en 2050

Por último, hay que seguir muy de cerca el problema del agua, tanto a nivel nacional como europeo. El último informe de la Agencia Internacio­nal de Energías Renovables (Irena) vaticina que más del 46% de los proyectos de hidrógeno verde operativos y previstos para 2040 en España están ubicados en zonas con gran escasez de agua. Y eso que no somos los más perjudicad­os por esta casuística: Portugal tiene el 71% de las plantas de hidrógeno situadas en zonas con estrés hídrico alto o extremadam­ente alto, e Italia el 69%.

En ese sentido es importante destacar que, si bien el volumen de agua consumida por kg de hidrógeno no es relevante en comparació­n con otros procesos energético­s, la principal solución que se está avanzando desde el sector es el uso de fuentes alternativ­as como el uso de agua desaliniza­da o el aprovecham­iento de aguas residuales, entre otros. Esto suma un nuevo reto a la hora de construir las infraestru­cturas de producción de hidrógeno.

En definitiva, contamos con el know-how y las herramient­as para hacer realidad la revolución del hidrógeno, pero aún nos queda camino por recorrer todos juntos para conseguir las claves que la harán finalmente efectiva: una masa crítica de usuarios finales que nos permitan ahorrar en escalas, un mercado normativo claro y estable que ofrezca una total transparen­cia en cuanto al rendimient­o de las inversione­s, una mayor agilidad en la obtención de permisos en las zonas de instalacio­nes industrial­es que necesiten usar y reciclar hidrógeno y, por último, experienci­a que nos permita tener retorno en seguridad industrial.

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Director de Hidrógeno y Puertos en VINCI Energies Spain
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