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Estrategias de operación y mantenimiento que marcan la diferencia en el mercado eólico
Los aerogeneradores más antiguos y sencillos ya conviven con nuevos modelos que incorporan desarrollos tecnológicos y procesos en continua evolución: ‘softwares’, sensores, drones...
En los próximos años, el mercado de la operación y mantenimiento de parques eólicos experimentará un crecimiento explosivo en nuestro país. España busca pasar de 25 GW eólicos instalados en 2020 a 50 GW en 2030. El aumento de nuestra flota está viniendo acompañado de una nueva generación de aerogeneradores mucho más grandes, más potentes y más complejos desde un punto de vista tecnológico. El escenario resultante es una flota cada vez más heterogénea, que abarca desde pequeños aerogeneradores con 800 KW de potencia y palas de apenas 25 metros de longitud a nuevos modelos con 6 MW de potencia y palas que pueden superan los 80 metros.
Los aerogeneradores más antiguos y sencillos ya conviven con nuevos modelos que incorporan desarrollos tecnológicos y procesos en continua evolución: softwares, sensores, drones, herramientas SCADA, sistemas de ciberseguridad e incluso robots que proporcionan constantes avances en eficiencia, seguridad y rentabilidad.
Menos posiciones
Las últimas plataformas de aerogeneradores también permiten utilizar menos posiciones. Hace diez años, un parque eólico medio de 30 MW podía estar formado por 20 o 30 aerogeneradores. Hoy, podemos alcanzar esta potencia con solo cinco máquinas de 6 MW cada una.
Esta rápida evolución tecnológica ha traído al centro del debate los riesgos y oportunidades relacionados con los servicios de operación y mantenimiento de parques eólicos. ¿Por qué? Principalmente, porque el mantenimiento inadecuado de un aerogenerador de 6 MW puede salir caro. No solo por el coste creciente de las reparaciones, que en ocasiones implica izar una nueva multiplicadora o una pala de varias toneladas a 120 metros de altura, en terrenos muchas veces accidentados.
Además, verse obligado a detener un aerogenerador averiado de 800 KW de potencia durante días, cuando este representaba el 2% de la producción de una planta, no suponía un coste muy significativo en términos anuales. Pero si el aerogenerador alcanza los 6 MW de potencia y representa el 10% o el 20% de la producción total de energía del parque eólico, entonces una parada no programada provocaría una pérdida mucho más cuantiosa, tanto en términos energéticos como económicos.
Aprovechar cada ráfaga de viento
En muchos aspectos, los aerogeneradores son como cualquier otra máquina. Conforme va acumulando años, aumenta también el riesgo de incurrir en paradas no programadas, especialmente si se ha llevado a cabo un mantenimiento insuficiente o defectuoso en el pasado.
En sus últimos informes anuales de O&M, Wood Mackenzie ha advertido que los propietarios de parques envejecidos están entrando en un escenario complicado en el que, a pesar de sus esfuerzos por reducir gastos operativos, los fallos de los equipos relacionados con la antigüedad aumentarán con el tiempo, y con ellos también los costes. El mercado de correctivos, que incluye tanto piezas de repuesto como trabajos de reparación, aumentará a casi 17.000 millones de dólares para 2029.
Ante estos retos, los propietarios de parques eólicos tienen varias opciones de contratación para satisfacer sus necesidades. Pueden priorizar el ahorro de costes iniciales con un proveedor independiente de servicios que les proporcione una tarifa anual más baja, a costa de asumir riesgos más altos, incluido el de un mayor deterioro de los equipos a largo plazo, los grandes productores independientes o las compañías eléctricas pueden adoptar una estrategia operativa en la que asumen el riesgos de la gestión de los activos y de un fallo potencial; o, por último, pueden minimizar esos riesgos contratando a un mantenedor premium que garantice una buena disponibilidad y una óptima condición de las máquinas a lo largo de la vida útil del proyecto, eso sí, con una ta
rifa anual más elevada, pero también con un mayor retorno final del activo.
Para los mantenedores, el reto es combinar la empatía para escuchar a los clientes de un ISP con los beneficios de una gran compañía, con mayor solidez financiera y la capacidad de gestionar una flota global. En el nuevo escenario, el proveedor de servicios debe contar con equipos experimentados y capacitados que trabajen proactivamente en prevenir las causas de potenciales problemas, contando además con un amplio stock que les permita abastecer de componentes a una amplia gama de productos de manera inmediata. Como valor añadido, puede desarrollar actualizaciones propias para mejorar el rendimiento de un aerogenerador y, al mismo tiempo, aprovechar las ventajas de las economías de escala globales. Ese sería el proveedor de servicios perfecto para toda la flota.
Vestas lidera el mercado
Buscando ese ideal, el líder mundial en operación y mantenimiento eólico, Vestas, da servicio a 157.000 aerogeneradores globalmente, que equivalen a 151 GW. La información recabada al minuto por cada aerogenerador permite identificar problemas reiterados y profundizar en sus causas y soluciones. Su flota en España, superior a los 6,5 GW mantenida por más de 600 técnicos, se beneficia constantemente de todo este aprendizaje global, lo que le proporciona una importante ventaja competitiva en muchas áreas fundamentales para la operación del parque eólico:
- Contratos por disponibilidad y rendimiento: la alta confiabilidad de sus datos le permite ofrecer garantías no sólo sobre el tiempo de funcionamiento de la máquina, sino con la cantidad de energía que ésta puede generar a lo largo del año. Adicionalmente, la gestión del riesgo técnico de los aerogeneradores refuerza la solidez del caso de negocio del cliente.
- Técnicos altamente formados: en un mercado creciente con alta necesidad de técnicos formados, los técnicos de Vestas se benefician de 40 años de experiencia manteniendo el portafolio eólico más diverso del mundo.
- Mantenimiento predictivo: millones de sensores de vibración, temperatura y otros parámetros monitorizan el comportamiento de la flota global para identificar posibles desviaciones y adelantarse así a posibles fallos en cada unidad.
- Altos estándares de seguridad: la gestión de la información también ha permitido a Vestas implantar una intensa cultura de seguridad. Para 2030, la empresa busca tener menos de una lesión registrable por cada millón de horas trabajadas.