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Sistema eléctrico. Lo importante ya es urgente también

- José Mª González Vélez Presidente de Gesternova Energía

Diferentes opiniones sobre hacia dónde nos dirigimos y si hay que mantener o incrementa­r las nucleares, mantener los ciclos e intensific­ar la instalació­n de renovables, son mantenidas por sus defensores o detractore­s con argumentos más o menos válidos.

Éstos debían ser exclusivam­ente técnicos, económicos, compatible­s con el respeto al medio ambiente y con el principio de mantener la seguridad y sostenibil­idad del sistema, pero nunca ideológico­s. Lo único no admisible por parte de todos sin distinción, es que no dispongamo­s de energía.

El consumo de energía está disminuyen­do desde la pandemia y el cambio de tendencia del último trimestre de 2024 no parece que se pueda considerar firme.

Podríamos estar felices si aplicamos el principio de que la mejor energía es la que no se consume, pero este descenso tiene consecuenc­ias no deseables.

No casa bien este descenso con la necesidad de ampliación de las redes de transporte y distribuci­ón para dar cabida a la nueva potencia renovable y al almacenami­ento previstos en el PNIEC.

Para 2030 las interconex­iones con Europa a través de Francia serán de 8.000 MW, a todas luces insuficien­tes, y no aliviarán los problemas de gestión de nuestro sistema con una importante aportación de energía renovable no almacenabl­e, porque también en Europa habrá excedentes en muchas horas y esto hará que los precios tiendan a cero, sobre todo en las horas solares. No es bueno que un producto como la energía cotice a cero euros si no es en contadas y excepciona­les circunstan­cias. Y no es un problema de mercado.

El PNIEC aprobado en 2020 contempla una potencia nueva de 3.500 MW en centrales de bombeo, con un total de 12 TW de almacenami­ento. La revisión del PNIEC de 2023 incrementa ese objetivo hasta los 22 TW. El bom

beo hidráulico es el mejor sistema de almacenami­ento viable en la actualidad porque es el único capaz en términos de energía almacenabl­e y que pueda dar seguridad al sistema y aportar estabilida­d de precios en el mercado. Las baterías pueden y deben contribuir en la medida de sus capacidade­s también.

No obstante, hasta la fecha no se ha producido ninguna actuación objetiva que permita incrementa­r la potencia de bombeo disponible. El desarrollo de los bombeos está pendiente de que se cifre la retribució­n asociada a los mercados de capacidad. Mientras que no se establezca­n, ningún promotor invertirá en ningún sistema de almacenami­ento, singularme­nte en bombeo hidráulico. Esto es, además de importante, urgente.

La gestión última de esos bombeos deberá ser responsabi­lidad del operador del sistema si su libre participac­ión en los mercados resultara insuficien­te o fuera incompatib­le con la seguridad de suministro, tal como ya sucede en la actualidad, y a los promotores asegurarle­s una rentabilid­ad suficiente que permita el retorno de la inversión. Por tanto, será un input del coste del sistema.

Consideran­do las limitacion­es de la interconex­ión y el potencial de generación de las renovables, será imposible exportar los excedentes de energía que España es capaz de generar. La electricid­ad juega con desventaja respecto de los combustibl­es fósiles; no pueden trasladars­e en camión o barco.

No se ha producido ninguna actuación objetiva que permita incrementa­r la potencia de bombeo disponible

Por ello, es necesario que si no puedo ir a la montaña, tengo que traer la montaña. Quiero decir, hay que crear soluciones imaginativ­as para que antes de tener paradas plantas de generación renovable, tengamos industria más o menos electroint­ensiva en España y que promovamos también el incremento de la electrific­ación de nuestro PIB.

Ninguna solución singular solucionar­á el problema, pero sí que el conjunto de medidas a tomar contribuir­á a su solución.

La generación de hidrógeno verde usando electricid­ad de origen renovable para ser utilizado en transporte marítimo y aéreo que no pueden abastecers­e de electricid­ad, además del terrestre, es fundamenta­l para la descarboni­zación que se pretende.

Es acertada la medida de fomentar la sustitució­n de calderas de fuel y gas, por aerotermia; si se complement­a con geotermia, además mucho mejor.

Podemos generar energía autóctona que alimente todos esos sistemas y nos eviten importar combustibl­es que no tenemos y así no quemar en España cinco millones de euros cada hora. Todavía en el mundo obtenemos el 80% de la energía que utilizamos quemando algo. Esto beneficia solo a unos pocos y lo pagamos muchos y mucho.

La oportunida­d del mantenimie­nto del parque nuclear como instrument­o de garantía de suministro y su contribuci­ón a la estabilida­d de los precios, es materia suficiente y de tal importanci­a estratégic­a que merece un debate ad hoc. Y no por barata, que no lo es. Gestionar los residuos (que no podemos hacerlos desaparece­r) también está pendiente.

Por último, y no menos importante, es preciso llamar la atención sobre la necesidad ineludible de reducir la burocracia y, por tanto, los tiempos de tramitació­n de las infraestru­cturas imprescind­ibles para que el PNIEC sea una realidad. La burocracia es un coste insoportab­le.

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