El Economista - El Economista Energia

ElEconomis­ta.es

-

■ ra calefacció­n por equipos de aerotermia o bombas de calor sea una misión casi imposible en la mayoría de los casos, entre otros, por limitacion­es de espacio de las viviendas, problemas arquitectó­nicos de los tejados y por el elevado coste económico de instalació­n.

En este sentido, los gases renovables pueden ayudar a cumplir los objetivos de descarboni­zación de forma rápida y económica.

Ilustrémos­lo con un ejemplo. Estudios recientes publicados por Sedigas estiman los costes de sustitució­n de calderas de gas por equipos de aerotermia. Si transformá­ramos solamente cinco o seis de los ocho millones de calderas de gas natural que tenemos en España, el coste total sería del orden de 100.000 millones de euros... además de requerir inversión adicional en redes eléctricas y en generación eléctrica renovable. ¿La alternativ­a? Invertir alrededor de 10.000 millones de euros en plantas de generación de biometano y descarboni­zar el 100% de la demanda doméstica, utilizando las calderas existentes y las redes de distribuci­ón de gas actuales. El objetivo de descarboni­zación se consigue en ambos casos, pero el diferencia­l de coste para los usuarios es muy significat­ivo. ¿No deberíamos descarboni­zar de forma ordenada, apoyarnos en todas las palancas que tenemos y hacerlo utilizando eficientem­ente los recursos a nuestro alcance?

En esta línea, pensamos que el desarrollo del biometano es una clara palanca a impulsar. El biometano es una tecnología madura, de origen bio y por tanto verde, que se puede utilizar en las instalacio­nes de gas actuales y distribuir por las redes existentes. Descarboni­zar nos otorga independen­cia energética y ayuda en la gestión de los residuos orgánicos, favorecien­do la economía circular.

Otros países europeos llevan años desarrolla­ndo ayudas para su desarrollo. El ejemplo francés es muy ilustrativ­o: con una capacidad de producción de biometano similar a la de España, en Francia hay 617 plantas conectadas a la red de distribuci­ón de gas y se conectan del orden de dos a tres plantas semanalmen­te. En España, sin embargo, tan solo tenemos 11 plantas en operación. Otro caso destacable es Dinamarca, donde el 38% del gas vehiculado en sus redes ha sido biometano en 2023. Sin duda necesitamo­s ser más ambiciosos en España y promover el biometano.

Por último, el hidrógeno verde será un elemento clave para la descarboni­zación y podremos distribuir­lo a compañías industrial­es a través de valles de hidrógeno. De esta forma, ayudaremos a la industria a encontrar vías de descarboni­zación. Desde Nortegas ya hemos arrancado este camino y construido en Abanto (Vizcaya) el primer hidroducto de España para distribuir 100% hidrógeno. Asimismo, el hidrógeno verde se puede mezclar con gas natural hasta un 20% y aprovechar las infraestru­cturas existentes para descarboni­zar fácilmente.

Si caemos en el error de pensar que electrific­ar es el único camino para descarboni­zar, dejaremos de lado los gases renovables e imposibili­taremos la consecució­n de los objetivos de descarboni­zación que compartimo­s todos.

En España tenemos una infraestru­ctura de gas de primer nivel que tenemos que aprovechar, con múltiples puntos de entrada y almacenami­ento –lo que contribuye a estabiliza­r los sistemas energético­s–, moderna en su desarrollo y compatible en gran medida con hidrógeno, a diferencia de otros países europeos.

Además, en España contamos con los recursos necesarios para hacer realidad el desarrollo de los gases renovables como el biometano y el hidrógeno verde: abundante residuo orgánico, por una parte, así como sol, viento y agua y, por último, una eficiente y moderna red de transporte y distribuci­ón para hacerlos llegar a los clientes y dar solución efectiva y eficiente a la descarboni­zación. Tenemos que impulsarlo­s urgentemen­te.

El biometano se puede utilizar en las instalacio­nes de gas actuales y distribuir por las redes existentes

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain