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La energía nuclear vuelve a ser una opción para impulsar la transición energética
En un mundo que se enfrenta a desafíos urgentes relacionados con el cambio climático y la seguridad energética, la búsqueda apremiante de soluciones sostenibles en las que basar nuestro consumo energético se ha convertido en un objetivo cada vez más presente en nuestros días. Sin embargo, pese a los notables avances en la transformación de nuestros hábitos de consumo de energía, todavía hoy quedan muchos pasos en el camino hacia un futuro energético sostenible. En este contexto, la energía nuclear resurge como un gran aliado que debe tenerse en cuenta.
Pese a que la energía nuclear se ha enfrentado a hitos negativos a lo largo de su historia como los accidentes de Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima, a la problemática de los residuos nucleares o a la controversia respecto a su potencial uso en armamento nuclear que han lastrado la confianza en esta fuente de energía, lo cierto es que la energía nuclear lleva desempeñando un papel esencial en la estabilidad de las redes eléctricas y en la reducción de emisiones de carbono desde la década de 1950.
Recientemente, más de 20 países se comprometieron en el marco de la COP28 a triplicar la capacidad nuclear para el año 2050, situando a esta fuente de energía como una prioridad equiparable a las fuentes renovables. Desde Kearney, consultora estratégica global, consideramos que este compromiso o enfoque colectivo es esencial para evolucionar hacia un futuro energético sostenible.
Pero, ¿cómo puede ayudarnos la energía nuclear en el camino de la transición energética? En los últimos tiempos se ha desarrollado una innovadora opción que, desde Kearney, creemos que será una apuesta definitiva para el sector como respuesta a la urgencia climática. Se trata de los Reactores Modulares Pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), que son una variable más segura y versátil de sus predecesores y que ofrecen la posibilidad de establecer un mix energético robusto y de bajas emisiones de carbono cuando se combinan con fuentes renovables.
Los SMR pueden proporcionar energía descentralizada a una gran variedad de aplicaciones, además de generar calor para las calefacciones o hidrógeno de ba
jas emisiones, entre muchas otras aplicaciones muy atractivas. La capacidad de estos reactores de menor potencia alcanza hasta los 300 MW y requieren de una menor superficie para su instalación, lo que agiliza el tiempo de su puesta en marcha ya que podría producirse a escala en una fábrica y transportarse posteriormente a su emplazamiento final.
En el plano económico, además, todo apunta a que los SMR podrían competir con otras vías de generación energética y ya existen análisis, como el de la firma Wood Mackenzie, que manifiestan que, en algunas regiones, los costes de los SMR llegarían a ser competitivos con los grandes reactores nucleares o las centrales térmicas de ciclo combinado y carbón a partir de 2030.
El desarrollo, sin embargo, de los SMR se encuentra en una etapa muy incipiente y, en la actualidad, solo existen dos ejemplares operativos: uno se encuentra en Rusia y otro en China. A pesar de ello, existen más de 80 proyectos en diferentes etapas de desarrollo repartidos por 18 países, de los que se esperan interesantes frutos.
En este caso, Estados Unidos encabeza posiciones en el desarrollo de los SMR, situándose Rusia, China, Japón y Canadá por detrás. Mientras, en Europa, podríamos esperar pronto avances tras la firma del Pacto Verde Europeo, ya que por ahora se encuentra en una fase muy inicial.
El potencial de los SMR para descentralizar la energía y abastecer a una gran diversidad de aplicaciones es innegable. Sin embargo, la transición hacia su implementación no está libre de desafíos, ya que, en primera instancia, debe ser explorada y respaldada por gobiernos y organizaciones internacionales.
Los Reactores Modulares Pequeños (SMR) son una opción más segura y versátil para avanzar en la transición energética
Igual que sucedió en otros momentos de desarrollo de energías que fueron disruptivas en su día, como la solar o la eólica, los SMR requieren de un marco normativo sólido y un esfuerzo conjunto para reconstruir la confianza de la opinión pública en la energía nuclear.
En conclusión, en la consultora Kearney podemos afirmar que el desarrollo de los Reactores Modulares Pequeños (SMR) se erige como una oportunidad para avanzar en el camino de la transición energética sostenible, complementando a las fuentes de energía renovables. Pero, para que su gran potencial se materialice, es necesario que se haga un esfuerzo colectivo de pedagogía, inversión y compromiso por parte de los líderes políticos. Una energía nuclear bien gestionada es un componente clave en el camino hacia un futuro energético más limpio y equitativo.