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Gas natural: clave para la transición energética y para garantizar la seguridad de suministro
La transición energética supone, desde hace cerca de una década, uno de los principales ejes estratégicos en los que se quiere diferenciar la Unión Europea para combatir de manera efectiva el cambio climático. Este rol de bloque pionero en la descarbonización de la economía tiene como cimiento principal el trazar una hoja de ruta coherente y adaptable que marque el camino para llevar a cabo esta transformación de manera ordenada y con éxito, sin desbaratar en el intento el tejido económico con objetivos, costes y precios inabordables. Nos va la transición en ello.
Para ello, España y Europa deben poner en el centro de la estrategia el concepto de neutralidad tecnológica, imprescindible para garantizar la libre competencia entre las distintas tecnologías sin priorizar unas sobre otras y permitiendo su pleno desarrollo. Asimismo, el continente debe tener en cuenta el trilema energético actual, que viene marcado por la necesidad de garantizar tres cuestiones principales como son la seguridad de suministro, precios asequibles y una ordenada descarbonización de la economía.
Pero para llevar a cabo esta transformación sostenible, en primer lugar, Europa debe llevar a cabo un mayor impulso por sustituir las fuentes de energía más contaminantes como el carbón o los productos derivados del petróleo por el gas natural, que está destinado a jugar un papel protagonista en la transición energética hacia la sostenibilidad –a nivel no ya europeo, sino mundial–. Y es que, resulta preciso destacar que el gas natural es el combustible fósil con menor impacto medioambiental de todos los empleados, tanto en las etapas de extracción, elaboración y transporte como en la fase de utilización. Además, tal y como publica el Ministerio para la Transición Ecológica, sus emisiones son un 40-50% menores que las del carbón y un 25-30% menores que las del fuel-oil.
Por otra parte, el gas natural mantiene y mantendrá sus ventajas: Ser una fuente fiable de energía, segura y accesible, con una amplia infraestructura y una señal de precios competitiva, lo que la convierte actualmente en la opción más sostenible para la industria termo intensiva y, así mismo, afianzarse como