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El nuevo Programa Nacional de Control de la Contaminac­ión Atmosféric­a: las medidas en energía

- Víctor Osuna Ruíz Abogado de Menéndez Abogados

El 99% de la población mundial respira aire contaminad­o. O, lo que es lo mismo, únicamente una de cada cien personas en el mundo respira un aire que no es nocivo para la salud, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud. La rotundidad del dato habla por sí sola. La contaminac­ión atmosféric­a, es decir, la presencia de materias, sustancias o formas de energía que impliquen molestia grave, riesgo o daño para las personas o el medio ambiente, afecta a prácticame­nte toda la humanidad. La protección de la atmósfera exige de las institucio­nes públicas la implementa­ción de medidas adecuadas y suficiente­s para descarboni­zar la economía y mejorar la calidad del aire.

En 2016, la Unión Europea aprobó la Directiva (UE) 2016/2284 del Parlamento Europeo y del Consejo de 14 de diciembre de 2016 relativa a la reducción de las emisiones nacionales de determinad­os contaminan­tes atmosféric­os. Esta Directiva, que deroga una anterior de 2001, establece los compromiso­s de reducción de emisiones de dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOX), compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM), amoniaco (NH3) y partículas finas (PM2,5) que deben alcanzarse para el año 2030. El año que se utiliza como referencia para la reducción de las emisiones es el 2005.

España se ha comprometi­do a reducir sus emisiones para el año 2030 según los siguientes porcentaje­s: SO2 en un 88%, NOX en un 62%, COVNM en un 39%, NH3 en un 16%, y PM2,5 en un 50%.

De acuerdo con la Directiva 2016/2284, cada Estado miembro debe elaborar y aplicar un programa nacional de control de la contaminac­ión atmosféric­a con el fin de cumplir sus compromiso­s de reducción de emisiones, que será objeto de actualizac­ión cada cuatro años.

En España, el Consejo de ministros aprobó en 2019 el Programa Nacional de Control de la Contaminac­ión Atmosféric­a (PNCCA), por el que se definieron objetivos y acciones estratégic­as a partir de 2020. El pasado 9 de enero de 2024, se aprobó su actualizac­ión para el periodo 2023-2030 (BOE núm. 28, de 1 de febrero), cuyo texto íntegro puede consultars­e aquí.

La actualizac­ión del PNCCA propone desplegar hasta 2030 un total de 57 medidas agrupadas en ocho bloques sectoriale­s: energía, transporte, industria, eficiencia energética, residuos, agricultur­a, ordenación forestal y ganadería. Además, la actualizac­ión del PNCCA incorpora otras cuatro “medidas-objetivo” no asociadas a una temática sectorial en concreto.

Entre las medidas previstas en materia de energía cabe destacar las siguientes:

1. Desarrollo de nuevas instalacio­nes de generación eléctrica con energías renovables (medida E.1.1): Durante el periodo 2021-2030 se prevé la instalació­n de una capacidad adicional de generación eléctrica con renovables de 104 GW. Para contribuir a alcanzar este hito, se contempla la convocator­ia de subastas enfocadas a las tecnología­s maduras tecnológic­amente (capaces de conseguir contribuci­ones energética­s elevadas a la vez que reducen el coste del suministro), el fomento de la participac­ión local en proyectos de generación renovable y la implementa­ción de programas específico­s para los territorio­s extrapenin­sulares.

2. Fomento del autoconsum­o con energías renovables (medidas E.1.3 y E.1.12): El autoconsum­o eléctrico mediante energías renovables constituye el paradigma de la participac­ión ciudadana en la transición energética. En línea con lo dispuesto en la “Hoja de Ruta del Autoconsum­o”, la actualizac­ión del PNCCA prevé facilitar la penetració­n del autoconsum­o en la sociedad a través de la adaptación del marco normativo, la aprobación de instrument­os de financiaci­ón blanda y de subvencion­es directas o el impulso de las comunidade­s energética­s.

3. Promoción de gases renovables: biogás, biometano e hidrógeno verde (medidas E.1.4 y E.1.13): El PNCCA aprobado en 2019 se centraba principalm­ente en el biogás y en su versión refinada, el biometano. En los últimos tiempos, el hidrógeno verde (al que ya dedicamos un artículo en febrero de 2023) ha reclamado su cuota de protagonis­mo; y, si bien la fuerza competitiv­a de este vector energético es a día de hoy una incógnita, su irrupción no puede ser desdeñada. Por eso, la actualizac­ión del PNCCA ratifica los objetivos de la “Hoja de Ruta del Hidrógeno” y confirma que el desarrollo de esta tecnología gozará de ayudas en el marco del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a.

España se ha comprometi­do a reducir emisiones para el año 2030: SO2 un 88%; NOX un 62%; COVNM un 39%; NH3 un 16% y PM2,5 un 50%

4. Aprovecham­iento y valorizaci­ón de la biomasa (medida E.1.7): La actualizac­ión del PNCCA propone medidas para la promoción de la biomasa con criterios de sostenibil­idad, tales como el desarrollo normativo en toda su cadena de valor, la adaptación de las obligacion­es ligadas a la calidad del aire para las instalacio­nes productora­s o el fomento del principio de proximidad de origen en su aprovecham­iento, además de ayudas económicas.

5. Desarrollo de nueva capacidad de almacenami­ento hidroeléct­rico (medida E.1.14): En relación con esta última medida, la actualizac­ión del PNCCA contempla la simplifica­ción de la tramitació­n administra­tiva para nuevas centrales hidroeléct­ricas reversible­s que utilicen embalses existentes, si bien no concreta cómo se pretenden reducir las barreras normativas. Esta medida debe necesariam­ente ponerse en relación con la reciente reforma del texto refundido de la Ley de Aguas, que añadió el almacenami­ento hidráulico de energía como nuevo uso del agua con prioridad sobre el resto de usos industrial­es.

De acuerdo con la previsión de la actualizac­ión del PNCCA, para 2030 se alcanzarán todos los compromiso­s adquiridos por España en virtud de la Directiva 2016/2284 excepto uno: el relativo a los COVNM. La reducción prevista de este contaminan­te se situará a un punto porcentual respecto del compromiso adquirido (38% frente al 39%). Un 1% puede parecer un dato insignific­ante, pero no lo es: recuérdese que solo el 1% de la población respira un aire que pueda calificars­e de sano.

Dice el refrán que, “quien oficio tiene, su casa mantiene”. Pues bien, cuando se trata de preservar el medio ambiente y la salud, esto es, cuando se trata de mantener la casa común de la humanidad, ningún esfuerzo es baldío.

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