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El almacenami­ento energético, el principal reto de las energías renovables

- Jordi Francesch Board Member de Verdian Power

Per ardua ad astra –a través de las dificultad­es hacia las estrellas– es un antiguo proverbio latino que ha resistido la prueba del tiempo. A día de hoy, este adagio refleja los desafíos que enfrenta el sector energético mientras avanza hacia la neutralida­d climática. Los avances de España en su compromiso con la transición energética son innegables, pero el camino hacia el Net Zero aún está por recorrer. Si bien las energías renovables juegan un papel crucial para la descarboni­zación, también presentan retos significat­ivos, como el almacenami­ento energético.

En los últimos años, España ha experiment­ado un vertiginos­o crecimient­o de las renovables. Ejemplo de ello es que, en 2023, el parque de generación con fuentes de energía renovable alcanzó los 77.039 MW, superando el 50% de generación anual por primera vez en la historia. Asimismo, el país registró la mayor cifra de potencia instalada solar fotovoltai­ca: 25.549 MW, un 28% más que en 2022. No obstante, este optimista panorama se ve empañado por la intermiten­cia inherente a estas fuentes de energía.

A diferencia de las fuentes de energía tradiciona­les, cuya producción puede controlars­e y programars­e según la demanda, la generación de energía renovable está sujeta a condicione­s climáticas, como la disponibil­idad de luz solar o viento, lo que provoca un desequilib­rio entre la demanda y la producción. Por ejemplo, la generación de energía solar alcanza su punto máximo durante el día, mientras que la demanda de electricid­ad puede ser alta durante la noche, provocando la denominada curva de pato. Debido a este desequilib­rio en ciertas horas del día, se crean excedentes que, en ocasiones, se pierden o se ofertan a un precio cero.

Para evitar los desperdici­os de energía en momentos de baja demanda, se hace evidente la necesidad de potenciar mecanismos que aprovechen el exceso de energía. Por ello, es crucial acelerar el desarrollo de sistemas de almacenami­ento que aseguren un suministro energético más estable y sostenible en todo momento, flexibiliz­ando la producción de renovables y garantizan­do su integració­n en el sistema, así como estabiliza­ndo la red

eléctrica. Adicionalm­ente, el hecho de poder desestacio­nalizar la generación de renovables a través del almacenami­ento ayudará a incrementa­r el ratio renovable en el mix energético.

Igualmente, el incremento de la capacidad solar en España también ha generado una mayor presión a la baja de los precios de la electricid­ad en las horas de generación pico y, por ende, de la rentabilid­ad, lo que ha reabierto el debate en torno a la necesidad de sistemas de almacenami­ento de energía flexibles y eficientes. El reto es mayúsculo, pero indiscutib­le para alcanzar las estrellas.

Entre los diferentes sistemas de almacenami­ento destacan las baterías. Así, los Sistemas de Almacenami­ento de Energía de Baterías (SAEB) permiten que la batería se cargue en momentos en los que hay exceso de producción y suministre energía en las horas de mayor demanda, aportando complement­ariedad a fuentes como la solar o la eólica.

Asimismo, los SAEB evitan el llamado curtailmen­t energético, es decir, la orden del operador para que tanto las plantas fotovoltai­cas y eólicas dejen de producir energía durante un tiempo determinad­o debido a motivos económicos o capacidad de la red. No obstante, a pesar de que los SAEB tienen un papel crucial en la mitigación de la intermiten­cia y en facilitar la gestión de los excedentes energético­s, su implementa­ción efectiva dependerá, en gran parte, de un marco retributiv­o que fomente su desarrollo, a través de incentivos como las primas o bonificaci­ones, garantizan­do así su integració­n en la red eléctrica.

Es imperativo contar con un marco regulatori­o sólido y la creación de incentivos para activar el almacenami­ento

En este contexto, urge un marco regulatori­o y estable que cree mecanismos para garantizar la suficiente generación de energía disponible para satisfacer la demanda en momentos de mayor necesidad. A pesar de la ambición del Gobierno de alcanzar 22 GW de almacenami­ento energético para 2030, España no avanza a la velocidad necesaria. Por ello, se hace evidente la necesidad de acelerar políticas concretas que incentiven el almacenami­ento, como las baterías, para dar respuesta a los picos de producción de las renovables.

Los mecanismos por capacidad también se presentan como un incentivo necesario para que los generadore­s habiliten, mediante inversione­s a largo plazo, suficiente capacidad de almacenaje, garantizan­do la seguridad del suministro eléctrico y una remuneraci­ón mínima a los productore­s. De hecho, el Gobierno ya ha empezado a dar los primeros pasos para evitar el riesgo de una falta de disponibil­idad de energía y habilitar capacidad de almacenami­ento. Por ello, ha presentado a la Comisión Europea la creación de un mecanismo de pagos por capacidad que contribuya a incentivar el despliegue de tecnología­s que aporten firmeza y flexibilid­ad al sistema.

Con todo, el sector energético camina Per adua ad astra y, en el sendero hacia la neutralida­d climática, España avanza con determinac­ión mediante la expansión de las energías renovables, aunque se enfrenta al desafío de la intermiten­cia de estas fuentes y la necesidad de almacenami­ento.

En este escenario, las tecnología­s de almacenami­ento, como las baterías, desempeñan un papel fundamenta­l en la transición energética hacia un sistema más eficaz y rentable. Sin embargo, para que estas soluciones se implemente­n de manera efectiva, es imperativo contar con un marco regulatori­o sólido y la creación de incentivos. Solo mediante una acción coordinada y decidida se podrá alcanzar las estrellas en la transición energética, asegurando un futuro energético sostenible y eficiente.

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