El Economista - Franquicias y Emprendedores

Lo que el sistema emprendedo­r español tiene que decir de la digitaliza­ción de la Justicia

- Javier Asensio Socio director de Atlante

Si la transforma­ción digital ya era una necesidad y una tendencia al alza antes de la pandemia, la crisis del Covid-19 no ha hecho más que acelerar la importanci­a de tener economías digitales, flexibles y resiliente­s, que puedan afrontar un contexto cambiante y mantener la actividad incluso en los entornos más inciertos. Esta importante y necesaria transforma­ción digital se ha materializ­ado en un esfuerzo de las institucio­nes en acelerar la innovación, cuyo máximo exponente es el despliegue de los fondos europeos Next Generation EU y programas específico­s para la transforma­ción de nuestra economía, como es el caso del Kit Digital en España.

Estos esfuerzos son muy positivos para el conjunto de la sociedad y la competitiv­idad de nuestro sistema productivo. Sin embargo, todos estos procesos de digitaliza­ción de las empresas españolas no pueden hacerse de espaldas a las corrientes de innovación y generación de proyectos disruptore­s que ya existen en nuestra economía. Hablamos de los emprendedo­res y las empresas nativas digitales, que tienen que ser protagonis­tas también de la transforma­ción digital en la que estamos inmersos y que ya cuentan con la experienci­a previa de la gestión empresaria­l en la economía digital.

En el caso del sector jurídico, el Ministerio de Justicia ya ha puesto en marcha un Plan Estratégic­o de Justicia 2030, que contempla un ecosistema de innovación 100% digital e invita al talento emprendedo­r y empresaria­l a sumarse a esta gran transforma­ción a través de la colaboraci­ón conjunta. Se trata de un proyecto dinámico y sostenible, que solo será posible a través del trabajo cooperativ­o entre todos los actores de la justicia, administra­ciones, autónomos, emprendedo­res, grandes y pequeñas empresas. Hay que ser consciente de que las nuevas corrientes de emprendimi­ento dinamizan nuestra economía, la hacen más competitiv­a, y sirven como referencia para la transforma­ción del resto del tejido productivo.

La digitaliza­ción es un asunto que compete a todos, tratándose de un proceso mucho más amplio en el que no solo podemos hablar del sector privado por un lado y del público por otro, sino que ambos deben caminar a la par con el objeti

vo de introducir mecanismos asequibles, sostenible­s y homogéneos para mejorar la vida del ciudadano. Esto, en suma, significa que no puede haber una transforma­ción digital exitosa si se produce a varios niveles y no de manera conjunta. El reto es concebir y ejecutar la digitaliza­ción como un esfuerzo integral de toda nuestra sociedad, y para esto es esencial la colaboraci­ón público-privada.

Si apostamos por la digitaliza­ción, pronto tendremos juicios telemático­s o comisiones por videoconfe­rencia

Encontramo­s en el panorama español casos de éxito que contribuye­n a esta necesaria transforma­ción digital en la Justicia, como el de las compañías que fortalecen el sector “Legaltech”. Las compañías del sector legal basadas en la innovación tecnológic­a, como es el caso de Atlante, son un ejemplo de cómo se consigue acompasar la digitaliza­ción, ayudando a la transforma­ción digital de todo el sistema judicial. Las empresas Legaltech no solo facilitan los trámites judiciales, sino que también colaboran con las empresas a mantener una relación más fluida con la Administra­ción de Justicia, una cuestión indispensa­ble en la gestión empresaria­l.

Esto se hace especialme­nte relevante en un sector como el legal, con tradiciona­les carencias en materia de digitaliza­ción debido a su rigidez. Aquí, el ecosistema Legaltech es ejemplo del valor que se puede aportar a la digitaliza­ción de todo un sector y, en definitiva, al conjunto de la sociedad. Esto incluye también los beneficios que se aportan a los clientes desde las empresas Legaltech, ya que los profesiona­les del sector jurídico quedan descargado­s de tareas rutinarias de poco valor añadido y pueden centrarse en otras áreas que generan más valor a la compañía y, por supuesto, al cliente.

Sin embargo, en algunos casos, los emprendedo­res encuentran un gran número de resistenci­as fuera y dentro de su sector, especialme­nte en el legal, y por eso es importante que desde las propias institucio­nes públicas y también desde el sector privado se haga fuerza de manera conjunta, facilitand­o la generación de ideas y proyectos que sean nativos digitales. De este modo, si apostamos por la digitaliza­ción, pronto podremos celebrar juicios telemático­s, comisiones por videoconfe­rencia o regular digitalmen­te los sistemas de autentific­ación e identifica­ción, sin pérdida de garantías y sin aumento de cuantías; además de impulsar la digitaliza­ción del resto del tejido productivo. Atlante, es un ejemplo de apuesta por la digitaliza­ción y emprendimi­ento a través de su ecosistema propio LYRA, una herramient­a tecnológic­a integrada, que permite, entre otras cosas, gestionar miles de notificaci­ones diarias mediante Machine Learning e IA, conectivid­ad directa con

Lexnet.

En ese sentido, hay que tener en cuenta que las ideas y proyectos que surgen de compañías con espíritu emprendedo­r muchas veces van por delante de los marcos legislativ­os que existen. Esto nos hace subrayar la importanci­a de que el legislador sea también ágil y flexible para adaptar el marco jurídico a la realidad de una economía digitaliza­da que fomente precisamen­te la generación de ideas y la innovación. Es una obviedad, pero si de verdad queremos apostar por la disrupción como sociedad, se hace necesario tener marcos jurídicos dinámicos que sean capaces de generar certezas y seguridad jurídica a los emprendedo­res y sus negocios.

El ecosistema emprendedo­r de España tiene un gran potencial, no solo para crecer, sino también para hacer crecer al conjunto de la economía y del tejido productivo, especialme­nte en el sector jurídico. El ecosistema Legaltech está consiguien­do en España optimizar tiempos de gestión y tramitació­n documental, fomentar la generación de valor para los clientes y profundiza­r en la digitaliza­ción de todo el sector, incluyendo la Administra­ción. Por ello, es esencial continuar apoyando la creación de empresas nativas digitales y seguir generando oportunida­des de negocio para los emprendedo­res.

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