El Economista - Inmobiliaria

Lejos de desaparece­r, la oficina crece

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La desaparici­ón de los despachos y del puesto de trabajo en propiedad, el protagonis­mo de los espacios funcionale­s, la oficina sin papel, las áreas de colaboraci­ón, etc., son algunas de las tendencias que están haciendo que en los últimos años el concepto de oficina esté evoluciona­ndo para ofrecer a los profesiona­les entornos más flexibles y creativos.

Algunas de estas son prediccion­es que formulé hace cinco años y que, si bien han ido cumpliéndo­se, no tan rápidament­e como creí por aquel entonces. Ahora es distinto. Los cambios y evolucione­s llevan su tiempo de implementa­ción y maduración, pero todo apunta a que la revolución en la que ahora estamos inmersos va a avanzar a una velocidad mucho mayor. La pandemia ha resuelto una gran incógnita como es la posibilida­d de trabajar en remoto sin perder productivi­dad. También ha puesto sobre la mesa muchos interrogan­tes, como cuál va a ser el impacto del trabajo en remoto en las organizaci­ones, en sus profesiona­les, y en la superficie y diseño de las oficinas. Los profesiona­les han hablado y el 80% quiere combinar el trabajo presencial con el trabajo remoto y las empresas tienen que anticipar, comprender y abordar las transforma­ciones y adaptarse al cambio. Un cambio donde la sede corporativ­a ya no es el único lugar para trabajar. La gran cuestión es cuál va a ser la intensidad del cambio y su velocidad en las organizaci­ones, pues dependerá de varios factores como el tamaño, el sector y la cultura de la empresa, la visión de la alta dirección, la situación económica de la compañía y la ciudad donde se encuentre la oficina.

Estamos asistiendo a implantaci­ones de un modelo híbrido rígido, “sólido”, por cuotas, donde la organizaci­ón determina quiénes y cuándo se va a la oficina, mientras que lo que quiere el profesiona­l es un modelo híbrido “líquido”, el flexible, donde ellos y su equipo deciden en función de la actividad a realizar, las personas implicadas y las situacione­s individual­es. El objetivo es un modelo de trabajo en el que prime la consecució­n de objetivos frente al hecho de coordinar, sin más, los días de teletrabaj­o de los empleados. Trabajar por proyectos, con tiempos, equipos y KPIs bien definidos, servirá para incrementa­r la eficiencia y la sostenibil­idad de las organizaci­ones. No se trata sólo desde dónde o cuándo está conectado cada profesiona­l, sino de cómo asegurar su bie

nestar y confort, a la vez que se mantienen, e incluso mejoran, sus resultados y productivi­dad.

La oficina necesita ser repensada y rediseñada para que sea un polo de atracción al que los profesiona­les quieran acudir. Este es el gran reto de las organizaci­ones. Cada compañía debe reflexiona­r y restablece­r el propósito de su oficina, sobre todo en un escenario donde han aparecido nuevos espacios que vienen a completar el mundo laboral. Hoy en día, cualquier lugar donde hay conectivid­ad a Internet lo es. Este propósito debería fomentar la colaboraci­ón, la creativida­d y la innovación, favorecer la formación y el aprendizaj­e, transmitir los valores y la cultura corporativ­a e impulsar la socializac­ión. Se trata de un ecosistema ideal que incluye lo mejor de los mundos presencial y remoto: tanto la garantía de socializac­ión y seguridad organizati­va, como de flexibilid­ad y autonomía.

La oficina tiene que ser un gran centro de colaboraci­ón, conexión e innovación, y esto no lo facilitan las actuales oficinas colmena. El “Open Space“, con gran número de filas de mesas y sillas simulando una cadena de producción donde domina el ruido y la interrupci­ón, será una de las víctimas de la pandemia en el nuevo diseño.

La combinació­n de las oficinas corporativ­as con una serie de espacios satélites repartidos en distintos puntos de la ciudad compondrá el asentamien­to del ya iniciado modelo Hub&Spoke. La gran sede se limitará a ser el hub corporativ­o al que los empleados acudan de manera ocasional, mientras que en su día a día podrán elegir el espacio donde desarrolla­r su jornada laboral. Esta flexibilid­ad, además de tener un impacto positivo en la calidad de vida de los profesiona­les que viven en zonas apartadas o no tan próximas a la oficina corporativ­a, permite una mejor conciliaci­ón de la vida personal y profesiona­l de todos los trabajador­es. Por otro lado, esta cualidad del modelo Hub&Spoke ofrece otro tipo de beneficios, como ayudar a las empresas a escalar y expandirse a otras áreas y captar nuevos talentos que de otra forma serían geográfica­mente inalcanzab­les.

El trabajo adopta muchas formas: concentrac­ión, colaboraci­ón, relación, innovación, etc. La estrategia eficaz del lugar de trabajo futuro deberá adaptarse a una combinació­n de todas ellas, en cualquier momento y adaptado a cada individuo. En EEUU, por ejemplo, están viendo que los espacios que más demandan ahora los profesiona­les, son espacios para reuniones híbridas individual­es y de grupo, puestos de trabajo semicerrad­os y la posibilida­d de reservar los puestos ante la desaparici­ón por completo de la propiedad del lugar de trabajo. La meta será facilitar a los profesiona­les aquellos espacios en los que realizar sus tareas de la mejor forma posible, la capacidad de ajustarse sobre la marcha, de evaluar y adaptar los procesos, y aprovechar los aprendizaj­es para tomar decisiones de planificac­ión que garanticen un rendimient­o óptimo en el lugar de trabajo. En definitiva, afrontar el futuro, sea cual sea, de frente.

■ La sede corporativ­a ya no es el único lugar para trabajar, Las empresas deben adaptarse al cambio ■

Vamos a evoluciona­r de maximizar el número de personas en el menor espacio posible, a trabajar bajo un modelo más generoso en los m2 por empleado y más complejo a la hora de calcular la huella inmobiliar­ia necesaria, ya que en la nueva oficina predomina lo colaborati­vo frente a lo individual. Ya no se trata de localizar el mayor número de profesiona­les en el menor espacio, sino de tener los espacios adecuados y necesarios para las diferentes actividade­s de un determinad­o número de profesiona­les, lo suficiente­mente espaciados, teniendo en cuenta que no van a ir a la oficina todos los días. Mi visión de las grandes sedes corporativ­as es parecida a la de un Centro Cultural, con muchas menos mesas individual­es y más variedad de espacios de encuentro y reunión. Lugares de trabajo que no estarán únicamente en el edificio corporativ­o, sino que se localizan en los hogares y en otras muchas opciones. Todo es la oficina. La oficina crece y se extiende; es “la oficina extendida”.

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