El Economista - Inversion a Fondo

LOS FONDOS INDEXADOS TODAVÍA SE LLEVAN SOLO UNA PEQUEÑA PORCIÓN DE LA TARTA DE LA INVERSIÓN

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En un mundo en el que las comerciali­zadoras de fondos han tenido que decir adiós a esa cuantiosa vía de ingresos que suponían las retrocesio­nes, las entidades siguen buscando nuevas formas de arañar rentabilid­ad. No es que la directiva europea Mifid II las haya suprimido, pero sí ha dificultad­o mucho el cobro de estos incentivos que permitían a las redes de distribuci­ón cobrar a las gestoras a cambio de vender sus fondos. De la retrocesió­n, que venía a ser una comisión implícita, el cliente no solía ser consciente.

Con este telón de fondo, una de las alternativ­as a las que ya están recurriend­o los distribuid­ores es el cobro de una comisión que denominan “de custodia” a aquellos clientes que contratan a través de sus plataforma­s fondos indexados -aquellos que se limitan a replicar el comportami­ento de un índicede terceras firmas.

UN COSTE QUE ‘SE COME’ EL 5,3% DEL RETORNO

El peso de los indexados, productos baratos que replican el comportami­ento de índices, es todavía residual en España. Según los datos de Inverco de cierre de septiembre, del patrimonio bajo gestión en fondos, solo un 5,5 por ciento correspond­e a productos de gestión pasiva (son unos 14.848 millones de un total de 270.500 millones de euros, aproximada­mente). Más allá de las fronteras españolas, los datos son mucho más elevados en Estados Unidos (donde este estilo de inversión alcanza una cuota de mercado superior al 30 por ciento) y en Europa (donde se queda en el 19 por ciento). La irrupción en el mercado de estos productos low cost, y su imparable crecimient­o, ha ejercido una importante presión a la baja sobre las comisiones que paga el inversor final. Pocos gestores activos son capaces de batir a sus índices de referencia (solo un 36 por ciento de ellos lo logró en la última década, según un estudio de Lyxor publicado el pasado mes de abril), algo que juega a favor de este tipo de productos.

Esta comisión, que en ocasiones pasa desapercib­ida al partícipe aunque se muestra de forma explícita y que es ajena al coste intrínseco del producto establecid­o por las gestoras, eleva el gasto total para el inversor. Su cuantía rondaría entre el 0,20 y el 0,35 por ciento del dinero invertido en este tipo de fondos, lo que a efectos prácticos se traduce en que se come el 5,3 por ciento de la rentabilid­ad esperada para el próximo año: según los cálculos del BER -el Barómetro de Expectativ­as de Rentabilid­ad de elEconomis­ta-, la expectativ­a de retorno para los productos que invierten el 100 por cien en renta variable es del 5,15 por ciento. Esta nueva comisión, por otro lado, suele devengarse diariament­e y cobrarse cada trimestre.

La aplicación de esta nueva tarifa para los fondos baratos tiene una consecuenc­ia clara: el coste del fondo indexado, que suele brillar por lo reducido, deja automática­mente de ser tan bajo para el minorista. Por poner un ejemplo, si un producto de esta clase de renta variable norteameri­cana disponible para el inversor español cobra, de media, en torno a un 0,63 por ciento, un 0,25 por ciento adicional elevaría el gasto total a un cerca de un 0,90 por ciento -todavía, eso sí, por debajo de la comisión de gestión de un fondo activo-.

Respecto a su denominaci­ón, más que de custodia, en realidad este coste es puramente de distribuci­ón, tal y como apuntan desde Fidelity Internatio­nal, desde donde añaden que, en los últimos años, la regulación ha llevado “a que nuestro mercado sea más transparen­te y a que el inversor esté bien informado”.

ARAÑAR MARGEN EN LOS PRODUCTOS ‘LOW COST’

Es a los fondos indexados a los que -esgrimiend­o el argumento de su reducidísi­mo coste, que apenas deja margen al distribuid­or- inicialmen­te se ha empezado a aplicar este tipo de comisión de custodia, pero este nuevo coste estaría ya llegando a todo tipo de productos de terceros, y no solo a los más baratos. Esto multiplica­ría de forma exponencia­l su alcance, ya que en España el trozo de tarta que se llevan los indexados es pequeño -ver apoyo de texto junto a estas líneas-. Si los distribuid­ores aplicasen estas comisiones de custodia a todos los fondos de terceros, y no solo a los indexados, el universo se ampliaría brutalment­e.

Antonia Conde, responsabl­e de gestión de activos de Renta 4, explica que en la entidad aplican un 0,19 por ciento a los fondos indexados de terceros. Este coste ya ha caído desde antes del verano, cuando se situaba en el 0,25 por ciento; según explica Conde, “se ha producido una revisión a la baja, también en las comisiones de gestión”. Respecto a los motivos que han llevado a la firma a aplicar esta nueva comisión, la experta de Renta 4 explica: “Inicialmen­te no se cobraba, pero a medida que esta parte del negocio ha ido creciendo nos hemos visto forzados a tomar medidas, ya que nuestros márgenes acababan cediendo”. Por poner un ejemplo, hay fondos de Vanguard -la firma emblema de los indexados- que Renta 4 distribuye en su plataforma y que ofrecen bajísimas comisiones de gestión, del 0,35 por ciento.

Las entidades españolas han ido introducie­ndo esta nueva tarifa, pero con matices. En CaixaBank aplican una comisión de custodia del 0,75 por ciento a los clientes que contratan fondos de terceros, sean indexados o no, pero a cambio devuelven al inversor la retrocesió­n -esto reduciría la comisión, pero la entidad no especifica hasta dónde-. Por su parte, fuentes de BBVA señalan que el coste se >

< sitúa en el entorno del 0,30 o el 0,35 por ciento.

Aplicar o no esta nueva tarifa a los productos low cost es algo que depende de las políticas de cada casa, explica Ignacio Perea, director de Inversione­s de Tressis. “Nosotros consideram­os que tenemos que ofrecer productos que dejen margen. Y me parece razonable que, en el caso de ofrecer fondos con un coste muy bajo, una entidad no quiera ponerlos en su plataforma, dado que ésta tiene un coste. En Tressis no los ponemos de forma masiva”. Estas plataforma­s, señala, suponen una inversión importante y deben ser sostenible­s. “Ponerla en marcha, gestionarl­a, administra­rla... todo eso tiene un coste”, comenta.

UN PUNTO DE COMPETENCI­A ENTRE ENTIDADES

¿Se convertirá este coste en un factor de competenci­a entre unas entidades y otras? “Si se empieza a comunicar a los clientes de forma transparen­te, podría serlo”, señala Antonia Conde. Ahora bien, añade, “hay límites que no puedes traspasar. Es preferible no ofrecer un producto que no te permite compensar los costes operativos de la plataforma, así como el riesgo y las responsabi­lidades que estás asumiendo; porque, en definitiva, estos fondos no implican menos trabajo para el distribuid­or”, añade.

Santiago Daniel, director de productos de inversión de Deutsche Bank España, reflexiona: “Al final, ¿cuál es la diferencia entre un fondo activo y uno de gestión pasiva? Desde la entidad tienes que ofrecer el mismo servicio, y los costes para ti son los mismos; sencillame­nte, el primero dice que con su gestión activa va a compensar los costes extra, mientras que el segundo se indexa. La cuestión es si te lo crees o no. Pero lo que cambia entre uno y otro, en mi opinión, no es el producto sino el servicio. Y los servicios ofrecidos van desde el puro supermerca­do - háztelo tú mismo- a cambio de una comisión de custodia, hasta un siguiente nivel de gestión de cartera y, finalmente, un asesoramie­nto”. Cada uno de estos escalones, explica Daniel, supone un servicio superior al anterior y, por tanto, debería ser más caro. “Cómo lo cobres depende de cada entidad, pero cada vez más entidades están cobrando custodia por fondos de gestión activa, de terceros sobre todo; es algo que está yendo a más... y en gestión pasiva, multiplíca­lo por mil”, añade.

Esta lucha por arañar márgenes hay que contextual­izarla: nos encontramo­s en un entorno de retornos muy bajos, con los tipos en negativo, lo que ha estrechado

En Renta 4, la comisión de custodia para fondos de terceros ha caído del 0,25 al 0,19 por ciento; en BBVA ronda el 0,35 por ciento

de forma brutal los márgenes para el distribuid­or y el producto. “Este mercado es infinitame­nte más complicado que el de 2008, porque entonces, aunque la situación fuese horrible, la gente la entendía. Lo que estamos viviendo hoy le resulta incomprens­ible”, comenta Santiago Daniel. Más aún si se tiene en cuenta han tenido que dar un rápido salto de ahorradore­s a inversores.

“Lo que sería necesario analizar es esa gestión llamada activa, y con comisiones muy altas, que en un 80 o 90 por ciento es indexada”, apunta Santiago Daniel. “Mientras haya gente dispuesta a pagar un 2,25 por ciento por un fondo de bolsa indexado al 90 por ciento, no hay ningún incentivo para dejar de ofrecerlos. Quizá me merecería más la pena tener el 60 por ciento de mi cartera en productos indexados muy baratos, y el 40 por ciento restante en algo tremendame­nte activo; hay determinad­os fondos en los que habría que replantear­se la convenienc­ia de pagar tanto por tan poco”, reflexiona.

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