El Economista - Inversion a Fondo
¿Acabará la competencia matándose a sí misma?
El ascenso imparable de los beneficios empresariales como porcentaje del PIB durante la última década en varios países desarrollados ha dado lugar a una serie de explicaciones del porqué de dicho ascenso. Aunque nadie duda de la importancia de una economía que ofrezca rentabilidades razonables a los dueños del capital, la preocupación que esto pueda ser debido a un menor nivel de competencia entre empresas -y que a su vez se traduce en mayores precios para los consumidores o en un menor dinamismo tecnológico- ha propiciado que estos temas vuelvan al discurso público.
En Competition’s New Clothes: 20 Short Cases on Rivalry Between Firms, François Lévêque presenta a través de 20 casos prácticos diferentes respuestas al anterior interrogante. Además de casos popularmente conocidos como la rivalidad entre los sistemas operativos de Apple y Google o la reciente competencia de Uber a los servicios de taxi locales, Lévêque presenta casos también menos estudiados, pero igualmente relevantes para entender los diferentes matices de la competencia empresarial, como es el negocio de la fabricación de contenedores marítimos, las estaciones de esquí, los derechos televisivos del fútbol o la ópera.
Los casos prácticos están divididos en cuatro bloques, en los que el autor presenta un único concepto para analizar sus efectos sobre la competencia empresarial: el primer bloque trata sobre la extensión del mercado -los casos prácticos analizan mercados tan dispares como los mercados mundiales del gas natural licuado o los mercados locales de las estaciones de esquí-, el segundo trata sobre la diferenciación del producto -como en el negocio de los cruceros-, el tercero analiza la innovación tecnológica -caso de las cuchillas de afeitar o Nintendo- y finalmente se estudia la relación entre competencia y redistribución de rentas -los gimnasios-.
¿Cuál es la conclusión entonces sobre el grado de competencia actual? Para Lévêque, las conclusiones son ambiguas. Mientras que en EEUU se puede apreciar un descenso de la competencia debido a unos crecientes márgenes de beneficios empresariales, a un cada vez menor número de nuevas compañías que entran al mercado, o al creciente grado de concentración sectorial -en sectores como bienes de consumo u hospitales, por ejemplo-, la entrada por el efecto de la globalización de nuevos competidores internacionales, que antes se consideraban lejanos, así como el poderoso influjo de los avances tecnológicos, que han hecho que competidores operando en otro sector puedan ser ahora una amenaza a pesar de operar en sectores dispares, ha hecho que la competencia a nivel global sea más fiera que nunca. ¿Será la tecnología lo suficientemente disruptiva de tal modo que viviremos simplemente a través de una serie de monopolios temporales, como aventuraba Schumpeter, o como afirmaba Proudhon, la competencia se acabará matando así misma?
Javier López Bernardo, Ph.D., CFA, miembro de CFA Society Spain
“EN EEUU SE PUEDE APRECIAR UN DESCENSO DE LA COMPETENCIA”