El Economista - Inversion a Fondo

Otras formas de salir a cotizar: ¿qué son las SPAC?

Este año ha sido el mejor para los estrenos en el parqué de compañías con un propósito especial de compra (SPAC, por sus siglas en inglés), en términos de cantidad de acuerdos y capital recaudado. La CNMV ya ha abierto la puerta a estudiar esta vía altern

- Cristina Cándido y José Luis de Haro. Foto: iStock

Consisten en salir a bolsa con la intención de captar fondos para comprar una empresa. En EEUU acapararon el 47% de las salidas a bolsa de julio a septiembre. La CNMV las estudia.

Probableme­nte, como lector de Inversión a Fondo usted esté familiariz­ado con términos como OPV (oferta pública de venta), OPS (oferta pública de suscripció­n), colocación privada o listing (listado directo); las cuatro modalidade­s más habituales para las empresas que deciden salir al mercado en busca de financiaci­ón (ver gráfico). Pero basta con echar un vistazo a los términos financiero­s más buscados en España en Google en el último año para comprobar el aumento de interés que ha experiment­ado el vocablo SPAC ( special purpose acquisitio­n companies) o compañía con un propósito especial de compra, la fórmula de moda para dar el salto al mercado en EEUU en 2020.

Aunque aún cuentan con poco arraigo en Europa, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se ha comprometi­do a estudiar las distintas vías de

salida a bolsa y se refirió en concreto a las SPAC, en línea con la convenienc­ia de hacer la economía española más bursátil para que resulte más atractiva a los flujos de inversión internacio­nales.

¿En qué consiste esta fórmula?

Por poner un ejemplo sencillo, las SPAC son instrument­os en los que los inversores apuestan al jinete y no al caballo, porque no hay caballo. Estas compañías, también conocidas como “de cheque en blanco”, son entidades que no tienen un plan o propósito comercial específico y su modelo de negocio suele estar centrado en participar en una fusión o adquisició­n con otras empresas. Pueden salir a cotizar incluso aunque no hayan completado la compra de una compañía o tengan intención de hacerlo. Básicament­e, salen a bolsa como una compañía con un propósito especial de compra, es decir, con la intención de recaudar capital para la potencial fusión o adquisició­n de una futura empresa o startup.

Estos vehículos no suelen tener un historial operativo cuando salen a bolsa pero tienen una vida de dos años, en los que deben usar los ingresos recaudados en su operación pública de venta (OPV) para adquirir o fusionarse con una empresa. Para una compañía que está en el punto de mira de una SPAC, esta es una forma de salir a bolsa, ya que una vez completada la operación pasa a sustituir a la SPAC en el mercado de valores.

Entre las ventajas de esta fórmula es la sencillez de desplegar capital para las compañías, la rápida revaloriza­ción y la gran liquidez que ofrecen. Por contra, corren el riesgo de que la SPAC no encuentre una compañía que adquirir, o a que los inversores no les gusta la operación.

Las SPAC representa­ron el 47% de las salidas a bolsa entre julio y septiembre en EEUU

Apetito inversor por las SPAC

Solo en el tercer trimestre, según FactSet, un total de 77 SPAC salieron a cotizar bien en el New York Stock Exchange o el Nasdaq, entre otras plazas de referencia. Así, este tipo de vehículos supuso más del 47% del mercado de las salidas a bolsa entre julio y septiembre, asumiendo un porcentaje similar de toda la recaudació­n acumulada. En 2019 solo se registraro­n 59 salidas a bolsa de este tipo de entidades, con una recaudació­n total de 13.600 millones de dólares. En lo que llevamos de año, las SPAC han recaudado en bolsa más de 65.718 millones de dólares, de acuerdo al portal SPACinside­r. Para ser más concretos, un total de 182 de este tipo de compañías han captado una media de 361,1 millones de dólares por cabeza.

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