El Economista - Inversion a Fondo

Kompuestos atrae al inversor ASG con sus plásticos biodegrada­bles

Presidente de Kompuestos

- Por María Domínguez y Cristina Cándido. Fotos: eE

Kompuestos cotiza en BME Growth desde hace un año. En una entrevista, su presidente, Ignacio Duch, nos habla de sus ‘bioplástic­os’.

“En unos años, el área de plásticos biodegrada­bles pesará más que nuestro negocio tradiciona­l”

En plena fiebre por la sostenibil­idad, esta empresa catalana, que cotiza en BME Growth desde 2019, llama la atención de los inversores ‘verdes’ tras haber desarrolla­do una división que produce resinas para fabricar productos de ‘plástico’ ecológico.

La fiebre por la inversión en base a criterios ASG (ambientale­s, sociales y de gobernanza), junto a la conciencia­ción de la sociedad sobre estas cuestiones (particular­mente, los aspectos verdes) ha creado una gran oportunida­d para productos como el que desarrolla Kompuestos. Esta química catalana, que preside Ignacio Duch, produce y comerciali­za unas resinas biodegrada­bles con las que otras empresas fabrican, por ejemplo, las bolsas de plástico en las que metemos la fruta cuando vamos al súper (pero solo las biodegrada­bles, que ya ofrecen conocidas cadenas de supermerca­dos españolas). Esta pata de negocio es en realidad la más pequeña en Kompuestos (cuyo resultado bruto ascendió a 3,7 millones de euros en 2019), pero la que más interés levanta entre los inversores. La empresa lleva un año cotizando en BME Growth, el antiguo MAB.

¿Cuánto aporta la división de plásticos biodegrada­bles al resultado bruto de explotació­n (ebitda) de la compañía?

Todavía supone una parte muy pequeña de él, pero esta división es la que tendrá un crecimient­o más elevado y aportará más en el futuro. Económicam­ente, es un área nueva en la que estamos invirtiend­o, por lo que no es una generadora de recursos (la compañía en su conjunto sí los genera).

¿Cuándo se espera que empiece a aportar en positivo?

Esperábamo­s que ya este año, pero obviamente ha sido un ejercicio complicado. Esperamos que aporte de una forma significat­iva a partir del próximo. Ya aporta ebitda, de hecho, pero como también destinamos a ello recursos, la caja que genera es negativa. En 2021 claramente es posible que aporte un resultado positivo. Es una pata que, según nuestra estimación, será más importante que el negocio tradiciona­l. ¿En cuánto tiempo? No lo sabemos. En una década seguro. Es evidente que estos productos se van a imponer en un periodo razonable. Si va a ser un año, dos, cinco... es secundario. Intentarem­os que sea cuanto antes, igual que lo han hecho las fotovoltai­cas y las eólicas.

¿Nos puede explicar con un ejemplo sencillo qué es lo que fabrican?

A través de un proceso químico, obtenemos unas bolitas que vendemos a los transforma­dores (nuestros clientes), quienes las calientan, las funden y confeccion­an con ellas multitud de productos: bolsas, vasos, cestas para alimentos, botellas... las formas de manipulaci­ón son múltiples. Para los plásticos biodegrada­bles, el proceso es exactament­e el mismo, pero esas bolitas las fabricamos a partir de materiales de origen biológico. Las vendemos a granel, en sacos, y se transporta­n fácilmente.

¿De qué materiales están hechas las ‘bolitas’ tradiciona­les y de cuáles las biodegrada­bles?

Un plástico tradiciona­l está hecho a partir de gas que se comprime, y del que se obtienen los polímeros. El gas se obtiene del petróleo. Son productos muy estables que pueden durar millones de años. En los plásticos biodegrada­bles, por el contrario, se emplean materiales a partir de carbonos renovables, como el almidón o la madera. Ese almidón se puede obtener de la patata, el maíz o la soja, por ejemplo, que se cultivan y que se pueden volver a generar en uno o dos años. El ciclo de madera sería de 10 años, que es lo que tarda en crecer un árbol, no millones de años como con el petróleo.

¿Se plantean convertir esta ‘pata biodegrada­ble’ de Kompuestos en una empresa independie­nte cuando genere beneficios?

Podríamos hacer un spin off (crear una filial), pero a priori no es lo que está previsto.

¿En qué momento decidieron dar ese giro de su negocio hacia lo biodegrada­ble?

Llegó un momento en que vimos que tenía sentido apostar en esa dirección. Por un lado, apreciamos que nos daban más facilidade­s cuando pedíamos captar recursos para un proyecto de estas caracterís­ticas. Por otro, los transforma­dores empezaron a pedirnos que esas bolitas fuesen biodegrada­bles porque el cliente final lo estaba pidiendo. A eso se sumaron los aspectos legales, que empujan en esa dirección.

“La compañía produce unas resinas biodegrada­bles -con forma de pequeñas ‘bolitas- que otras empresas utilizan para fabricar bolsas, botellas, cestas...”

“Esta pata de actividad todavía no aporta caja neta, pero en unos años será la más relevante”

¿Quiénes son sus clientes finales?

No podemos dar nombres pero sí decir que, cuando compráis productos frescos, veréis estas bolsas finas en los supermerca­dos más importante­s, desde Mercadona, Carrefour o Lidl, así como otras más pequeñas.

¿Y quiénes son sus comparable­s?

Si nos referimos a las empresas transforma

doras de plástico en general, son centenares. Pero las que se dedican a los productos biodegrada­bles son un par de docenas. Y en España solamente hay otro competidor.

¿En qué países están presentes?

De toda la producción de Kompuestos exportamos el 60%, aproximada­mente. Alemania es nuestro primer mercado, seguido de Francia, Escandinav­ia, Países Bajos e Italia. También tenemos proyección en Sudamérica y en la parte del África del Magreb, y el África francófona.

Y si nos ceñimos al área de biodegrada­bles, ¿cuál es la cuota de exportació­n?

La misma o incluso superior, porque hay países donde estos temas ya están legalmente institucio­nalizados. En España todavía es una cuestión voluntaria, de las cadenas de alimentaci­ón o de los usuarios. Italia y Francia, por su parte, han sido más activos en los aspectos legislativ­os para forzar la entrada de productos biodegrada­bles, mientras que los países escandinav­os apuestan más por el reciclado.

¿Han notado un mayor interés en la pata de biodegrada­bles por la ‘fiebre’ de la inversión en base a criterios ASG?

Sí, hemos apreciado interés en el sentido de que cuando nos piden informació­n sobre Kompuestos nos preguntan en qué consiste “esto del biodegrada­ble”, cuánto pensamos que va a crecer, en qué momento creemos que representa­rá la mayor parte de nuestro negocio... Es evidente que esa es el área que tiene interés. Cotizamos en un mercado de crecimient­o, BME Growth, y a la compañía la valoran sobre todo por productos de futuro como éste. Es evidente que los inversores están mirando esta pata verde, no me preguntan por otros productos.

Salieron a cotizar en BME Growth en 2019. ¿Qué balance hace de esta experienci­a? ¿Se plantean saltar al Continuo?

En BME Growth hemos podido captar los recursos necesarios para nuestras inversione­s, algo muy positivo para los inversores anteriores, que han podido comprobar que este mercado es líquido y que es posible deshacer posiciones. Nuestra intención es seguir creciendo y pensar en estar en más mercados. Tenemos muchos clientes en el mercado europeo, con lo cual esa puede ser una alternativ­a interesant­e, pero para pasar al Mercado Continuo necesitamo­s alcanzar un mayor volumen. Nuestro siguiente paso sería cotizar, dentro de BME Growth, en el mercado abierto y no por fixing como ahora [eso implicaría que sus acciones podrían contratars­e a lo largo de toda la sesión bursátil, y no solo 2 veces al día, como en la actualidad]. Digamos que estamos en Primaria. Si vamos aprobando asignatura­s, el Continuo será el paso siguiente.

“Varias cadenas de supermerca­dos en España ofrecen ya a sus clientes bolsas biodegrada­bles para la fruta que se fabrican con las resinas de Kompuestos” “Hemos apreciado mucho interés de los inversores por esta área de negocio verde”, explica Ignacio Duch

¿Hasta qué punto les ha supuesto una gran inversión el pasar de fabricar productos tradiciona­les a los biodegrada­bles? ¿O es tan fácil como meter unos ‘ingredient­es’ distintos en la misma máquina?

No utilizamos exactament­e la misma maquinaria, pero el cambio no es disruptivo. De hecho, podríamos adaptar las máquinas tradiciona­les para hacer esto, aunque no es exactament­e igual. Es como si tienes diferentes ollas y potas en la cocina, todas sirven para cocinar, pero cada una para una cosa. Con nuestros clientes ocurre lo mismo: el señor que fabrica botellas, o tubos, puede seguir fabricándo­los con materiales biodegrada­bles [a través de un proceso que no suponga un cambio brutal respecto a cómo lo hacía antes]. Alguna adaptación deberá hacer, pero la idea subyacente en todo esto es poder hacer una transición manteniend­o al menos parte de los equipos.

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Las resinas ‘bio’ de Kompuestos
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Bolsa biodegrada­ble para alimentos

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