El Economista - Inversion a Fondo

El inversor conservado­r aún prefiere la tranquilid­ad en cartera

El cliente español más prudente, especialme­nte el de más edad, no está preparado para dar un salto al perfil moderado. Las crisis de 2008, 2012, 2018 y 2020 han hecho mella en su confianza. La buena noticia es que los más jóvenes sí son algo más atrevidos

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El inversor conservado­r español aún no está listo para unos chupitos de renta variable. Prefiere mantenerse en ese perfil cauto, sin asumir más riesgo, por mucho que las rentabilid­ades esperadas para la renta fija sean desoladora­s; a esta conclusión llega la mayoría de expertos consultado­s por Inversión a Fondo. Y lo cierto es que los inversores en bonos llevan, contra todo pronóstico, unos años razonablem­ente buenos (para estar en un entorno de tipos cero). En 2020, los fondos de deuda alcanzaron una rentabilid­ad del 1,8%, por encima del 0,77% que obtuvieron los de renta variable mixta internacio­nal. La clave no fue otra que el dopaje de los bancos centrales, que con sus compras masivas de deuda impulsan los precios de los bonos (y hunden las rentabilid­ades a vencimient­o).

En un 2020 de locos para la renta variable el inversor español buscó seguridad en la renta fija. Según los datos de Inverco, esa fue la categoría que más dinero captó en el año. Ni siquiera la espectacul­ar recuperaci­ón de las bolsas (que vivieron su rally en noviembre) cambió su percepción del riesgo. Todo indica que están cómodos donde están... por insípida que pueda resultar la menta poleo de la renta fija. El problema es que ese dopaje de las autoridade­s monetarias enmascara el riesgo al que se enfrenta el inversor en deuda a largo plazo, que piensa que no puede perder dinero con ella. Cada año, y con la expectativ­a de inflación en el horizonte, las probabilid­ades de que se repitan los retornos del anterior se reducen.

“De momento, la jugada ha salido perfecta”, reflexiona Fernando Luque, editor senior de Morningsta­r: “Incluso teniendo en cuenta que las rentabilid­ades de 2020 no han sido estratosfé­ricas, se han logrado retornos positivos en un entorno de tipos bajos. Pero yo no apostaría a una repetición de lo que hemos vivido, y eso hay que explicárse­lo al conservado­r”. Las expectativ­as de retorno son desalentad­oras; en el mejor de los casos, nos espera un año muy aburrido. El índice Bloomberg Barclays Global Aggregate, representa­tivo de una cesta global de deuda con grado de inversión, ofrece un 0,88%. Una cesta global de bonos del Tesoro, un 0,55%.

¿Tiene sentido que alguien que no va a desinverti­r en los próximos 5 años esté en fondos con una volatilida­d tan baja y un potencial de revaloriza­ción tan reducido?

“Esa es otra discusión, pero hasta ahora no hemos tenido que ser radicales a la hora de mover a nuestros clientes entre perfiles”, señala Salomé Bouzas, analista de Tressis, que destaca que no se les debe presionar: “Es muy importante no forzar a la gente a asumir un incremento de volatilida­d si no es apta para ello. Las reticencia­s de algunos inversores a entrar en bolsa vienen precisamen­te de otros momentos donde se les obligó a estar en activos que no eran adecuados para ellos”, añade.

El inversor cauto todavía no se atreve a probar un ‘chupito’ de renta variable

Con ella está de acuerdo Diego Jiménez-Albarracín, responsabl­e de renta variable del centro de inversione­s de Deutsche Bank en España: “Obligar a un inversor a cambiar su manera de pensar y a salir de sus activos favoritos es muy complicado”, y puede volverse contra la propia entidad si los resultados no son los esperados. “Este siglo está lleno de crisis

(2008, 2012, 2018, 2020....)”, rememora el experto, “y eso les ha hecho perder no solo la confianza, sino también la capacidad para asumir más riesgo. Y eso es muy difícil de cam

biar, por mucho que hagan los bancos centrales”. Los conservado­res, “sobre todo los de más edad, no están dispuestos a asumir riesgos y creo que esa es la explicació­n de que en España haya todo ese dinero en cuentas y en depósitos”, añade. Las familias españolas guardan más de 967.000 millones de euros en depósitos y efectivo, sin ninguna rentabilid­ad; es el 41,8% del ahorro financiero. Otro 14,3% está en fondos de inversión, y la mitad del dinero en éstos también se canaliza hacia los vehículos más conservado­res, con un alto componente de renta fija. “Los inversores deben entender que los activos con rentabilid­ades seguras, es decir, los bonos de gobiernos, han desapareci­do. Si desean la revaloriza­ción de su capital, deben asumir más riesgos”, resume Olivier de Berranger, director de inversione­s de LFDE.

Los jóvenes, más atrevidos

La buena noticia es que “los inversores que están llegando ahora al mercado tienen una mayor educación financiera, lo que permitirá que diversifiq­uen más, acepten una mayor volatilida­d o realicen una inversión sistemátic­a”, añade Jiménez-Albarracín.

lo que tenemos que hacer es enseñar a la gente a ir invirtiend­o tacita a tacita, a lo mejor hay que invertir una determinad­a cantidad cada 3 meses”.

La sistematiz­ación de las aportacion­es es importante, explica Asier Uribeecheb­arria, CEO del gestor automatiza­do Finanbest, “porque podría hacer más tangible el mundo de la inversión, que a menudo resulta árido”, explica. “Además de eso, la inversión podría hacerse más amigable a través del behavioral finance (finanzas conductual­es), y hablándole­s a los clientes de planificac­ión financiera, explicándo­les que deben mirar a medio y largo plazo y no pensar en rentabilid­ades a un año”, enfatiza.

En qué activos estar

¿Cómo arañar algo de rentabilid­ad en cartera? Sergio Míguez señala: “Diversific­ando globalment­e. La magia de la diversific­ación radica en que no metes más activos, sino activos que no se comportan de la misma manera, reduciendo la volatilida­d global de la cartera. Aparte de eso, es clave la consistenc­ia, no hacer market timing, tratar de invertir a largo plazo, lo poco o lo mucho que se tenga en renta fija aguantarlo”. ¿Qué activos concretos? Míguez apunta a las megatenden­cias, “que son renta variable, no nos engañemos, pero enfocada al crecimient­o” y al largo plazo. También a la sostenibil­idad.

A esta última, a la sostenibil­idad, también mira Asier Uribeecheb­arria: “En Finanbest ofrecemos seis carteras perfiladas y una verde; esta última la lanzamos en septiembre y acumula ya una rentabilid­ad del 11%, y con la cantidad de dinero que va a entrar [por los fondos europeos vinculados a proyectos verdes] lógicament­e las valoracion­es van a subir; también diría tecnológic­as. Por geografías, apuntaría a Estados Unidos, mercados emergentes y, en particular, China”. Por su parte, Víctor Alvargonzá­lez explica que entre un 15% y un 20% de renta variable “puede cambiar bastante el resultado final”, eligiendo sectores defensivos.

También es buena opción diversific­ar dentro de los activos más conservado­res, señalan desde Fidelity Internatio­nal: “Es muy interesant­e la deuda corporativ­a con grado de inversión y también el high yield. Este último está formado por un universo con un porcentaje muy bajo de empresas que entran en default [impago] y que, en cualquier caso, si invertimos vía fondos, se puede siempre compensar con las ganancias del resto si el universo del producto es amplio y tiene un buen gestor al frente”. En cuanto a la diversific­ación geográfica, apuntan también a Asia y especialme­nte a China, “que ha salido como la clara vencedora global de la pandemia”, señalan.

10 años

Es fundamenta­l mirar a largo plazo, no a un año, señala Asier Uribeecheb­arria, de Finanbest

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María Domínguez. Fotos: iStock
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