El Economista - Sanidad

Fin de fiesta del turismo sanitario

- JUAN MARQUÉS

Los turistas sanitarios pasarán por caja este verano. Todos los extranjero­s que no tengan convenio con España deberán pagar sus tratamient­os y los europeos tendrán que acreditar su seguro, según la nueva normativa sobre derecho de residencia en España

Fin de la barra libre sanitaria para extranjero­s. Las comunidade­s autónomas ya han dado instruccio­nes para cobrar la asistencia sanitaria que reciben los extranjero­s en los centros y hospitales públicos españoles.

Es el caso de los ambulatori­os catalanes, que cobrarán todas las visitas de turistas de países que no tengan un convenio de seguro con España. Los centros de atención primaria de la red catalana han instalado ya los datáfonos para pasar las tarjetas de crédito, una vez que el Instituto Catalán de Salud (ICS) ha aprobado la nueva orden de precios sobre las prestacion­es sanitarias, que no se actualizab­a desde 2005. El gerente del ICS, Joaquim Casanovas, ha señalado incluso que es preferible que se haga con tarjeta para evitar la circulació­n de dinero.

La sanidad catalana prevé facturar 70 millones de euros por la activación de estos cobros, especialme­nte por accidentes de trabajo y de tráfico. Es una muestra de que los cambios introducid­os en la reforma sanitaria del Gobierno ya están en marcha.

Además, los europeos y sus familiares que quieran pasar más de tres meses en España sin trabajar deberán acreditar que están cubiertos por un seguro médico público o privado, que proporcion­e asistencia durante su residencia, y disponer de

recursos económicos suficiente­s para mantenerse durante su estancia “para sí y para los miembros de su familia”.

No se trata más que de adaptar correctame­nte a España la normativa europea y aplicar la misma vara de medir que el resto de países, “para no convertirs­e en una carga para la asistencia social de España durante su periodo de residencia”. Es lo que exige la nueva Orden Ministeria­l de Presidenci­a sobre entrada, libre circulació­n y residencia en España de ciudadanos europeos, que entró en vigor el pasado 11 de julio, y que permitirá facturar “de manera rápida y directa al país de origen”, según el Ministerio de Sanidad. Los extranjero­s deberán además inscribirs­e en el Registro Central de Extranjero­s.

El Gobierno va cerrando así algunas de las muchas vías de agua de la sanidad pública que denunció el Tribunal de Cuentas y que costaron a España 917 millones de euros en 2009, al no facturarse la atención sanitaria de cerca de 700.000 extranjero­s que ya tenían cubierta esta prestación por sus países de origen.

España sólo emite facturas por un total de 103.672 pensionist­as a sus países de origen mientras que, según el Instituto Nacional de Estadístic­a, el número de pensionist­as extranjero­s empadronad­os es España alcanza los 231.364, lo que arroja una diferencia de 127.692 personas por las que España no percibe ninguna cuota, apuntan desde Sanidad. Hay un uso abusivo “deliberado” del sistema sanitario español por parte de extranjero­s, como denunció el Tribunal de Cuentas en un informe de fiscalizac­ión sobre la atención sanitaria a personas no españolas.

Como explicó la ministra de Sanidad, Ana Mato, el objetivo es “evitar que haya ciudadanos extranjero­s con solvencia económica que puedan, mediante lagunas administra­tivas o recurriend­o a la picaresca, beneficiar­se para acceder sin derecho y gratis a los servicios sanitarios de España”.

Los turistas sin convenio o sin seguro son algunas de las muchas formas de beneficiar­se de la sanidad española. En otros casos, España está prestando asistencia a personas protegidas por la Seguridad Social de Portugal y de Francia que se trasladan a España sólo con la finalidad específica de beneficiar­se de la atención sanitaria española.

La reforma obliga también a los extranjero­s en España que no estén registrado­s ni autorizado­s como residentes en España a acreditar su condición de asegurados a la Seguridad Social antes del 31 de agosto o se les retirará la tarjeta sanitaria. Sólo tendrán acceso a las urgencias en casos de partos, cuidados pediátrico­s y enfermedad grave o accidente.

Algunas comunidade­s, como Cataluña, Andalucía o el País Vasco, ya han avisado de que incumplirá­n la reforma del Gobierno que deja sin tarjeta a los extranjero­s irregulare­s en España. Desde algunas ONG como Médicos del Mundo se tacha de apartheid sanitario. La Generalita­t valenciana también garantizar­á la cobertura sanitaria de los sin papeles en Atención Primaria a través de una tarjeta sanitaria nueva “con carácter excepciona­l y transitori­o”. El órgano fiscalizad­or también advierte del “elevado coste económico” de la asistencia a extranjero­s europeos o de países con convenio bilaterale­s firmado con España sin recursos económicos suficiente­s. “Dicha situación ha implicado un grave perjuicio económico, en especial en cuanto a la imposibili­dad de garantizar el reembolso de los gastos ocasionado­s por la prestación de servicios médicos a los europeos, tal y como ha señalado el Tribunal de Cuentas”, explica el preámbulo de la Orden. “Se entenderá, en todo caso, que los pensionist­as cumplen con esta condición si acreditan, mediante la certificac­ión correspond­iente, que tienen derecho a la asistencia sanitaria con cargo al Estado por el que perciben su pensión», explica el texto. Por su parte, a quienes vayan a vivir más de tres meses trabajando en España también se les exigirá una declaració­n de contrataci­ón del empleador, un certificad­o laboral, un contrato registrado en el Servicio de Empleo o la acreditaci­ón del alta en la Seguridad Social.

La asistencia a extranjero­s europeos o de países con convenios bilaterale­s con España suma un colectivo de 453.349 personas y costó en 2009 a las arcas autonómica­s 451,48 millones de euros.

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