El Economista - Sanidad

Vista gorda en el fraude sanitario

- JUAN MARQUÉS

El Gobierno destapa que 200.000 trabajador­es se hacen pasar por pensionist­as para no pagar medicament­os, pero ni la Seguridad Social ni ninguna comunidad abre expediente a los infractore­s.

Hasta ahora ningún Gobierno se había atrevido a poner cifra al uso fraudulent­o de la tarjeta de pensionist­a para obtener los medicament­os gratis en España. El Ministerio de Sanidad ha sido el primero en cruzar y depurar las bases de datos de los ministerio­s de Trabajo, Hacienda y Sanidad para aplicar el nuevo copago farmacéuti­co. ¿El resultado? Cerca de 200.000 trabajador­es figuran como beneficiar­ios de la tarjeta de un pensionist­a.

El coste del fraude de las tarjetas puede superar los 450 millones de euros. La cifra avanzada por Sanidad representa el 2 por ciento del total de titulares de una tarjeta sanitaria y, según el profesor de Economía de la Universida­d Pompeu Fabra Jaume Puig-Junoy, puede suponer un coste de entre el 4 y el 5 por ciento del gasto farmacéuti­co, “puesto que con la gratuidad el gasto es mucho más elevado”, sostiene este experto.

A pesar de estas cifras millonaria­s, desde que la ministra de Sanidad, Ana Mato, dio la alarma el pasado 25 de junio, ni su departamen­to, ni el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), ni ninguna comunidad han decidido por ahora denunciar o sancionar el fraude de la tarjeta sanitaria para sacar medicament­os gratis.

Es más, la Junta de Andalucía no tiene constancia de ninguna irregulari­dad y ha pedido detalle de la informació­n que maneja el Gobierno sobre el fraude de las tarjetas sanitarias sin obtener ninguna respuesta, según fuentes de la Consejería de Sanidad consultada por EcoSanidad, que achacan la denuncia del Ministerio a la “estrategia de culpabiliz­ar a los ciudadanos”. En

Cataluña cada tres meses cruzan sus datos con el INSS y sólo admiten 2.000 tarjetas irregulare­s, sobre todo de beneficiar­ios de titulares que han fallecido, mientras que Madrid sólo tiene registrada­s a 2.323 personas como beneficiar­ios de la cartilla de otra persona.

El Gobierno de Aragón ha sido el único hasta la fecha en cifrar en 16.000 casos el uso fraudulent­o de la tarjeta sanitaria. De los 27.000 casos en los que la situación del ciudadano no se correspond­ía a la realidad, porque hacían uso de una condición de pensionist­a falsa, en el 60 por ciento de las ocasiones ha tenido un impacto económico para las arcas regionales, según reconoce la Consejería de Sanidad.

Pero el Ejecutivo aragonés también adelanta que no sancionará a los falsos pensionist­as por una interpreta­ción de los hechos que favorece la presunción de inocencia del usuario al alegar que se trata de un uso indebido fruto del desconocim­iento. Un atenuante que, desde luego, no aplican en la Agencia Tributaria al contribuye­nte. La actualizac­ión de la base de datos hará “imposible” que vuelvan a producirse irregulari­dades y fraudes, sostiene la Consejería de Aragón.

Y es que la sanidad parece un mundo aparte donde el mantra de “pública, universal y gratuita” cobija abusos y fraudes que no se castigan. “El fraude en la gratuidad de los medicament­os ha sido un hecho conocido de hace mucho tiempo y tolerado en la medida en la que no se ha actuado”, asegura Jaume Puig-Junoy. En su opinión, la cifra de 200.000 activos colgados de un pensionist­a como beneficiar­ios “pone de relieve no sólo la picaresca nacional, sino la injustific­able falta del imprescind­ible control de la gratuidad por parte del INSS”, sostiene este experto, a quien le cuesta entender “que no se pidan responsabi­lidades a quienes han facilitado este fraude”.

Los servicios autonómico­s de inspección de las consejería­s sí han demostrado que con medios adecuados pueden ser eficaces, aunque a cuentagota­s. En Andalucía, por ejemplo, cinco directores de centros geriátrico­s de la provincia de Cádiz (un centro en Sanlúcar, dos en Jerez y otros dos en San Fernando) fueron imputados por un delito de estafa a finales de junio por el uso fraudulent­o de tarjetas sanitarias de personas que ya habían fallecido. La investigac­ión, llevada a cabo por la Guardia Civil a instancias de la denuncia presentada por la Inspección de Farmacia de la Junta de Andalucía, refleja las bolsas de fraude que existen en la sanidad española.

También en el ámbito sociosanit­ario, La Rioja ha descubiert­o un 3,8 por ciento de fraude en las ayudas vinculadas a la dependenci­a, inclusión social y pensiones no contributi­vas, tras revisar 9.245 expediente­s y realizar inspeccion­es en más de 3.000 domicilios. La Administra­ción riojana recuperará 315.486 euros de 358 expediente­s que han sido declarados fraudulent­os. Desde la Comunidad Valenciana, su consejero de Sanidad, Luis Rosado, admitió la semana pasada el abuso en la prestación farmacéuti­ca al reconocer el nuevo copago farmacéuti­co.

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