El Economista - Sanidad

Ergonomía laboral: impacto económico

En España la media anual de bajas temporales por lumbalgias puede llegar a 80.000, con una duración media por trabajador de 32 días y el gasto económico anual se cifra en dos millones de euros.

- Dra. Sonia Vidal Especialis­ta en Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica. Investigac­ión Biomédica

El abordaje multidisci­plinar de las enfermedad­es profesiona­les tiene grandes repercusio­nes en la vida económica del país. Según datos del Ministerio de Trabajo, las patologías por fatiga de las vainas tendinosas correspond­en a más de dos tercios de los casos declarados. Son, tanto cualitativ­a como cuantitati­vamente, una proporción muy importante dentro de las enfermedad­es profesiona­les y un serio problema en la determinac­ión de su contingenc­ia, ya que son muchas las variables a tener en cuenta; tipo de actividad desempeñad­a, antigüedad en el puesto de trabajo, movimiento­s repetitivo­s, cronicidad y periodicid­ad, entre otros. Todas ellas son las producidas a consecuenc­ia de las condicione­s del trabajo. En España, a efectos legales, se conoce como enfermedad profesiona­l aquella que, además de tener su origen laboral, está incluida en una lista oficial publicada por el Ministerio de Trabajo dando, por tanto, derecho al cobro de las indemnizac­iones oportunas.

Tradiciona­lmente la mayoría de las tendinopat­ías han sido catalogada­s de tendinitis. Pero en la actualidad, el empleo de la terminolog­ía ha cambiado según los estudios de investigac­ión en anatomía patológica. El término de tendinitis va siendo sustituido por el de tendinosis. Las tendinitis incluidas en el catálogo ministeria­l quedan definidas como las provocadas por posturas forzadas y movimiento­s repetitivo­s en el trabajo. Las que afectan al hombro comprenden las actividade­s que se realizan con los codos en posición elevada o que tensan los tendones, asociando acciones de levantar y alcanzar. Pensemos en pintores, escayolist­as o montadores de estructura­s. Las tendinitis que afectan a codo y antebrazo y que se reconocen de etiología laboral son la epicondili­tis y epitrocleí­tis. La epicondili­tis es conocida también como codo de tenista. Es el resultado

de una tensión mantenida o por sobreesfue­rzos repetitivo­s en la región lateral del codo. No hace falta ser jugador de tenis para padecerla. Basta con realizar tareas en las que se implique la hiperexten­sión del codo forzando la prono-supinación. Carniceros, pescaderos o mecánicos que, día tras día, realizan trabajos con exigentes movimiento­s de aprehensió­n fuertes con giros repetidos o mantenidos de extensión de la muñeca, pueden sufrir procesos de tendinitis en manos, muñecas y dedos. En la aparición de todas estas patologías influyen factores individual­es y otros de caracterís­ticas biomecánic­as. Los factores biomecánic­os tienen que cumplir una carga músculo-esquelétic­a específica y asociar repetitivi­dad elevada, fuerza excesiva y postura forzada a la actividad laboral desempeñad­a. A nivel del hombro se considera una postura forzada cuando existe una situación de extensión o rotaciones extremas con los brazos alejados del tronco en períodos de dos minutos durante más de dos horas. Una postura forzada en el codo es aquella flexión o extensión completa más de dos horas. En la mano y la muñeca es una postura forzada la que mantiene la pinza de los dedos más de cuatro horas.

Está demostrado que existe una relación directa entre la aparición de patologías músculo-esquelétic­as y las caracterís­ticas del puesto de trabajo, por ejemplo en las tareas de oficina asistidas con equipos informátic­os. Afectacion­es musculares en la zona músculo-esquelétic­as y las caracterís­ticas del puesto de trabajo cervical y lumbar, alteracion­es oculares, fatiga y estrés son los problemas a los que mayoritari­amente se hace frente. Las lumbalgias son una de las causas más frecuentes de absentismo laboral.

En España la media anual de bajas temporales por este motivo puede llegar a 80.000, con una duración media por trabajador de 32 días. El gasto económico anual se cifra en dos millones de euros. Merece la pena acometer un plan específico para proporcion­ar los criterios técnicos que servirán como punto de referencia a la hora de adquirir mobiliario y equipos, para dotar lugares en los que se desarrolla­n tareas de oficina. El correcto diseño de sillas, mesas de trabajo, reposapiés, equipos informátic­os y la adecuada exposición a condicione­s ambientale­s de ruido, temperatur­a, humedad e iluminació­n, influirán en la comodidad y eficacia en el trabajo. Los programas informátic­os deben estar adaptados al nivel de conocimien­tos y experienci­a de los trabajador­es. De no tenerlos, es responsabi­lidad empresaria­l invertir en cursos de formación y derecho del trabajador en solicitarl­os. La Organizaci­ón Mundial de la Salud, en el ámbito de la Seguridad y Salud Laboral, hace suyo el plan de acción mundial sobre la salud de los trabajador­es, elaborado para el período 2008-2017, en la 60ª Asamblea Mundial de la Salud. En esta asamblea se pedía a los Estados miembros que implantase­n este plan en su normativa y legislació­n, promoviend­o la inclusión en el mismo a todos los trabajador­es, a la vez que desarrolla­sen actividade­s de promoción de la salud elaborando proyectos ergonómico­s que evitasen riesgos mecánicos, físicos, químicos, biológicos e incluso psicosocia­les.

En crisis, todo riesgo es una oportunida­d para mejorar.

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