Ergonomía laboral: impacto económico
En España la media anual de bajas temporales por lumbalgias puede llegar a 80.000, con una duración media por trabajador de 32 días y el gasto económico anual se cifra en dos millones de euros.
El abordaje multidisciplinar de las enfermedades profesionales tiene grandes repercusiones en la vida económica del país. Según datos del Ministerio de Trabajo, las patologías por fatiga de las vainas tendinosas corresponden a más de dos tercios de los casos declarados. Son, tanto cualitativa como cuantitativamente, una proporción muy importante dentro de las enfermedades profesionales y un serio problema en la determinación de su contingencia, ya que son muchas las variables a tener en cuenta; tipo de actividad desempeñada, antigüedad en el puesto de trabajo, movimientos repetitivos, cronicidad y periodicidad, entre otros. Todas ellas son las producidas a consecuencia de las condiciones del trabajo. En España, a efectos legales, se conoce como enfermedad profesional aquella que, además de tener su origen laboral, está incluida en una lista oficial publicada por el Ministerio de Trabajo dando, por tanto, derecho al cobro de las indemnizaciones oportunas.
Tradicionalmente la mayoría de las tendinopatías han sido catalogadas de tendinitis. Pero en la actualidad, el empleo de la terminología ha cambiado según los estudios de investigación en anatomía patológica. El término de tendinitis va siendo sustituido por el de tendinosis. Las tendinitis incluidas en el catálogo ministerial quedan definidas como las provocadas por posturas forzadas y movimientos repetitivos en el trabajo. Las que afectan al hombro comprenden las actividades que se realizan con los codos en posición elevada o que tensan los tendones, asociando acciones de levantar y alcanzar. Pensemos en pintores, escayolistas o montadores de estructuras. Las tendinitis que afectan a codo y antebrazo y que se reconocen de etiología laboral son la epicondilitis y epitrocleítis. La epicondilitis es conocida también como codo de tenista. Es el resultado
de una tensión mantenida o por sobreesfuerzos repetitivos en la región lateral del codo. No hace falta ser jugador de tenis para padecerla. Basta con realizar tareas en las que se implique la hiperextensión del codo forzando la prono-supinación. Carniceros, pescaderos o mecánicos que, día tras día, realizan trabajos con exigentes movimientos de aprehensión fuertes con giros repetidos o mantenidos de extensión de la muñeca, pueden sufrir procesos de tendinitis en manos, muñecas y dedos. En la aparición de todas estas patologías influyen factores individuales y otros de características biomecánicas. Los factores biomecánicos tienen que cumplir una carga músculo-esquelética específica y asociar repetitividad elevada, fuerza excesiva y postura forzada a la actividad laboral desempeñada. A nivel del hombro se considera una postura forzada cuando existe una situación de extensión o rotaciones extremas con los brazos alejados del tronco en períodos de dos minutos durante más de dos horas. Una postura forzada en el codo es aquella flexión o extensión completa más de dos horas. En la mano y la muñeca es una postura forzada la que mantiene la pinza de los dedos más de cuatro horas.
Está demostrado que existe una relación directa entre la aparición de patologías músculo-esqueléticas y las características del puesto de trabajo, por ejemplo en las tareas de oficina asistidas con equipos informáticos. Afectaciones musculares en la zona músculo-esqueléticas y las características del puesto de trabajo cervical y lumbar, alteraciones oculares, fatiga y estrés son los problemas a los que mayoritariamente se hace frente. Las lumbalgias son una de las causas más frecuentes de absentismo laboral.
En España la media anual de bajas temporales por este motivo puede llegar a 80.000, con una duración media por trabajador de 32 días. El gasto económico anual se cifra en dos millones de euros. Merece la pena acometer un plan específico para proporcionar los criterios técnicos que servirán como punto de referencia a la hora de adquirir mobiliario y equipos, para dotar lugares en los que se desarrollan tareas de oficina. El correcto diseño de sillas, mesas de trabajo, reposapiés, equipos informáticos y la adecuada exposición a condiciones ambientales de ruido, temperatura, humedad e iluminación, influirán en la comodidad y eficacia en el trabajo. Los programas informáticos deben estar adaptados al nivel de conocimientos y experiencia de los trabajadores. De no tenerlos, es responsabilidad empresarial invertir en cursos de formación y derecho del trabajador en solicitarlos. La Organización Mundial de la Salud, en el ámbito de la Seguridad y Salud Laboral, hace suyo el plan de acción mundial sobre la salud de los trabajadores, elaborado para el período 2008-2017, en la 60ª Asamblea Mundial de la Salud. En esta asamblea se pedía a los Estados miembros que implantasen este plan en su normativa y legislación, promoviendo la inclusión en el mismo a todos los trabajadores, a la vez que desarrollasen actividades de promoción de la salud elaborando proyectos ergonómicos que evitasen riesgos mecánicos, físicos, químicos, biológicos e incluso psicosociales.
En crisis, todo riesgo es una oportunidad para mejorar.