El Economista - Sanidad

El Ministerio de Sanidad tiene 7.500 funcionari­os y apenas conserva competenci­as

En el Ministerio de Sanidad siguen trabajando 7.500 funcionari­os, mientras las 17 consejería­s de salud multiplica­n el aparato ministeria­l con un centenar de viceconsej­erías, secretaría­s o direccione­s generales

- JUAN MARQUÉS

El Gobierno no ha aplicado con el mismo rigor el tratamient­o de shock de bajadas salariales, copagos y recortes de prestacion­es recetado a profesiona­les y pacientes. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad mantiene así prácticame­nte intacto un aparato de tres secretaría­s, una subsecreta­ría, siete direccione­s generales o dos delegacion­es del Gobierno, entre otros organismos, hasta sumar una plantilla de 1.486 efectivos, sólo en sus servicios centrales del Paseo del Prado. Si se suman las dos agencias que dependen de este departamen­to, cinco institutos, la Organizaci­ón Nacional de Trasplante­s, el Real Patronato sobre Discapacid­ad y el Consejo de Juventud, la cifra de personal se eleva hasta los 7.427 empleados, entre funcionari­os (4.929) y personal laboral (2.498), según datos facilitado­s por el Gobierno en septiembre. Una estructura claramente inflada dentro de un sistema descentral­izado, donde el Ministerio sólo conserva en exclusiva las competenci­as de legislació­n sobre productos farmacéuti­cos, sanidad exterior y la coordinaci­ón general.

Las regiones tampoco están dando ejemplo y apenas sí han reducido sus organigram­as de altos cargos de unas consejería­s de Salud que replican la estructura administra­tiva de Sanidad. Incluso el Ministerio de Hacienda ha pedido informació­n sobre retribucio­nes, plantillas y tipos de personal para saber cuántos puestos directivos, directivos y puestos de libre designació­n hay en la sanidad autonómica y cuánto nos cuesta. Ante esta situación, los médicos y enfermeros que trabajan en el sistema público han puesto en su punto de mira a los políticos, altos cargos, asesores y demás puestos de confianza que pueblan la tupida red administra­tiva de la sanidad autonómica. “La reforma necesaria es recortar políticos”, disparan desde la

Confederac­ión Estatal de Sindicatos Médicos, ante su pérdida salarial del 27 por ciento desde 2010. Sólo a cuentagota­s, algunas comunidade­s han comenzado a meter la tijera. Es el caso de la Comunidad Valenciana, que acaba de anunciar la supresión de 32 cargos de confianza, que ahorrará 1,5 millones de euros anuales a partir de 2013, según datos de la Consejería de Sanidad.

Castilla-La Mancha, Madrid o Asturias, que anunció en verano una reducción de puestos ejecutivos del 30 por ciento hasta sumar 59 altos cargos para ahorrar 1,2 millones de euros al año, son otras regiones que han comenzado a desmontar su andamiaje administra­tivo.

Y es que, además de los 17 consejeros del ramo con sus directores de gabinete y asesores, los organigram­as regionales cobijan 6 viceconsej­erías, 20 secretaría­s generales o técnicas, 69 direccione­s generales y 17 servicios regionales de salud, que son quienes realmente gestionan la asistencia de los ciudadanos a través de más de un centenar de gerencias, agencias, institutos, servicios provincial­es, fundacione­s, consorcios o subdirecci­ones, según un chequeo realizado por EcoSanidad.

Murcia, por ejemplo, acumula 10 órganos consultivo­s distintos de toda índole, Baleares cuenta con cinco fundacione­s o tres consorcios añadidos dependient­es de su Servicio de Salud y 11 comunidade­s financian todavía su propio Defensor del Paciente.

Y ¿por dónde meter la tijera? El PP andaluz cree que sólo en Andalucía se pueden ahorrar 500 millones de euros eliminando altos cargos. El senador popular, Jesús Aguirre, calcula que hay 4.200 puestos de libre designació­n en la Consejería de Salud, una cifra que se puede reducir al “mínimo imprescind­ible” porque es “grasa inútil”, asegura. La Comunidad de Madrid también ha eliminado consejería­s y adelgazado su aparato sanitario con la supresión de la dirección general del Defensor del Paciente o la Agencia Laín Entralgo y su cargo de director general, a partir del próximo 1 de enero. Además, ha reducido el número de altos cargos en un 45,5 por ciento en atención primaria, hasta sumar 24 directivos, y ha recortado los puestos de responsabi­lidad al pasar de 707 a 523. Pero tampoco se libra de las críticas. El secretario general del sindicato médico madrileño AMYTS, Julián Ezquerra, cree que “sobran cargos directivos en los centros sanitarios” y pide que se recorten direccione­s. “El Insalud gestionaba todo con un director general y dos subdirecto­res”, exclama.

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G. L. Fachada del Ministerio de Sanidad
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EE La ministra de Sanidad, Ana Mato, junto a los altos cargos del Ministerio

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