Roche remonta tras el ‘boom’ de ventas de ‘Tamiflu’
La industria farmacéutica ha tenido que reducir a la mitad su plantilla de visitadores médicos en los últimos tres años. Ocho mil profesionales han perdido su trabajo por los recortes y la nueva ley
Los recortes que viene sufriendo la industria farmacéutica con sucesivos reales decretos han afectado tanto al volumen del gasto farmacéutico -cada vez más bajo- como al desarrollo de nuevos medicamentos -también cada vez menor-. Esta congelación en la innovación tiene en la industria una víctima colateral señalada: el visitador médico. Un profesional del sector que apenas tres años ha visto cómo su número se ha reducido a la mitad. Si en 2009 eran algo más de 17.000 las personas dedicadas a informar y formar a los médicos sobre las novedades farmacéuticas, a día de hoy apenas se superan los 9.600, según los últimos datos de la Confederación Española de Asociaciones Profesionales de Informadores Técnicos Sanitarios (Ceatimef). Esta asociación profesional ha alertado además de que el mayor recorte se ha producido recientemente. Sólo en lo que llevamos de año, la caída del empleo en el sector de los visitadores médicos es cercana al 10 por ciento del total, con 1.100 despidos.
Según el presidente de esta asociación, Óscar Rilo, Cataluña es de lejos la región que más ha sufrido el impacto de los ERE de los laboratorios de marca, mientras que Madrid registra una media de 200 despidos este año y otras ciudades como Sevilla logran mantenerse en los niveles de 2011. La asociación resalta el acusado desempleo en el ámbito de la atención primaria: no se cubren las bajas y la tendencia es la reagrupación de trabajo entre provincias, aunque en atención hospitalaria se ha producido un repunte del empleo en este mismo periodo. Sin embargo, además de los recortes propios de la industria, los visitadores médicos han sufrido la nueva legislación en la selección de medicamentos. Cada vez el médico tiene menos capacidad de elección sobre los fármacos y es el propio Ministerio de Sanidad el que obliga a dispensar un medicamento en función de su menor precio. Este nuevo modelo ha restringido la función del visitador y ahora es el farmacéutico cada vez más el que decide.