Entrevista
El número 1 de la farmacéutica americana en España es una de las voces más respetadas del sector
Javier Ellena, presidente de la farmacéutica Lilly en España
¿Cómo ha encontrado el sector farmacéutico en España tras tres años fuera?
He encontrado un sector farmacéutico en el que había un gasto en fármacos en mayo de 2010 que, comparado con el que será al final de 2012, es un tercio inferior. Esto es brutal. Hemos perdido un tercio del mercado en menos de tres años. Además de esto, se ven más dificultades, que veremos cómo se van aclarando, en función de cómo se corrijan o aprueben iniciativas que hay en estos momentos abiertas y que van a ser fundamentales para la industria, en relación a la fijación de precios para el medicamento.
¿Cómo afectan estos cambios a una compañía dedicada sólo a innovación?
Mucho. El espacio de oportunidad para las compañías innovadoras es ahora sólo del 33 por ciento, porque el 67 por ciento de todas las recetas que se dispensan en España son de genéricos o de medicamentos que han perdido la patente y tienen precio de genérico. Esto quiere decir que las administraciones deberían dejar de repetir un dato que utilizan, porque ya no procede. Eso de que tenemos que promocionar el uso del genérico porque solamente representa el 30 por ciento es falso. Lo digo con todas las letras. Falso. Es incorrecto. Da igual cuántas sean las compañías de genéricos. Lo que importa, si tienes un sistema de precios de referencia, es saber cuántas de cada diez recetas se dispensan a precio de genérico. Debería dar igual si el proveedor de ese medicamento a precio de genérico es una compañía de genéricos o es una compañía innovadora que pone el precio igualando el del genérico.
¿Qué trabas encuentra el medicamento innovador en España?
Muchos, porque impera solamente el criterio puramente económico y su impacto en la factura farmacéutica. Es decir, la utilización de un nuevo medicamento innovador es cierto que puede incrementar la factura en medicamentos a corto plazo, pero es coste-eficiente si valoras los costes que ahorra por tratar esta enfermedad. La pregunta que nos hacemos desde la industria innovadora es si se va a evaluar así. Si se van a tener en cuenta estos criterios para validar un fármaco. Y también quién va a tener la última palabra para hacerlo: si la FDA americana, la Emea europea, el Ministerio, las CCAA, los hospitales...
¿Y cómo ve una compañía americana que cada comunidad autónoma tenga su propio criterio?
Pues ahora tenemos casos como que una comunidad autónoma, después de tener un medicamento innovador aprobado, dice que no se puede utilizar durante tres o cuatro años porque no tiene todavía experiencia clínica. Y existen toda una serie de estudios que se han tenido que realizar para aprobar el fármaco que no los tiene en cuenta. Además, las diferencias entre regiones son muy grandes y más con la crisis.