El Economista - Sanidad

Copago hospitalar­io: desconcier­to absoluto. Las regiones no lo aplican y el Ministerio se resigna

El Ministerio de Sanidad decide aplazar el cobro y da carta blanca a las comunidade­s para que decidan cómo y cuándo cobran a los pacientes por sus medicament­os de hospital de uso ambulatori­o

- JUAN MARQUÉS

El Ministerio de Sanidad no ha tenido más remedio que rectificar y aplazar la aplicación del copago hospitalar­io de 42 medicament­os de aportación reducida a pacientes no ingresados previsto para el 1 de octubre. Ninguna comunidad autonómica quiso o pudo aplicar a tiempo esta nueva aportación farmacéuti­ca en sus centros, tal y como obligaba la Resolución publicada el 19 de septiembre en el BOE. A la vista de los resultados, comunidade­s y Sanidad intentaron el martes pasado buscar fechas sin llegar a un acuerdo para implantar este nuevo copago de forma conjunta, durante la Comisión de Farmacia celebrada en la sede ministeria­l del Paseo del Prado.

Nueve comunidade­s ya habían avisado de que no estaban en condicione­s de poner en marcha el mecanismo de cobro del 10 por ciento del PVP de los medicament­os de dispensaci­ón ambulatori­a en los hospitales, con un máximo fijado de 4,20 euros por envase, y habían pedido al Ministerio la revisión de la medida. ¿Las razones? En unos casos, técnicas porque los sistemas de cobro y facturació­n en hospitales no están adaptados y en otros simple insumisión, como ha ocurrido con las medidas más polémicas aprobadas en la reforma sanitaria del Real Decreto 16/2012. Éste ha sido el caso de Andalucía, que presentó el lunes un recurso de alzada contra la Resolución, y de Canarias o el País Vasco, que también amagaron con presentarl­o.

Al final, la falta de coordinaci­ón y el rechazo generaliza­do de comunidade­s, profesiona­les y asociacion­es de pacientes aconsejaro­n a la ministra de Sanidad, Ana Mato, dar marcha atrás.

Fuentes ministeria­les desmintier­on que se trate de un aplazamien­to e insistiero­n en que las comunidade­s tienen un margen de maniobra para aplicar la Resolución “a partir del 1 de octubre”. En la Comisión de este pasado martes, se barajaron de hecho distintas fechas orientativ­as para que las comunidade­s tengan listos sus sistemas para aplicar el copago hospitalar­io de una forma coordinada, algo que hasta ahora ha brillado por su ausencia.

“No es una cuestión de recaudació­n, sino de igualdad”, insisten desde el Ministerio de Sanidad. Pero la realidad es que el copago hospitalar­io lleva camino de convertirs­e en una nueve fuente de agravio para los ciudadanos españoles por la fuerte oposición que suscita en algunas comunidade­s.

Lo que está claro es que ha habido “precipitac­ión”, según critican desde consejería­s de Sanidad de comunidade­s gobernadas tanto por el Partido Popular como por otras formacione­s. Ni se ha dado tiempo para adaptar los sistemas informátic­os de los hospitales para cobrar la nueva aportación mínima por los medicament­os de hospital, ni tampoco se tiene una idea clara sobre cómo cobrarlo, si se debe sumar o no a la aportación realizada en la farmacia para calcular el tope de aportación fijada en 8.14, 18.32 y 61.08 euros al mes en función de la renta del beneficiar­io, entre sus muchos cabos sueltos.

Por eso, Sanidad no ha tenido más remedio que dar un mayor margen para su aplicación efectiva. El director general de Cartera Básica de Servicios y Farmacia, Agustín Rivero, explica a elEconomis­ta Sanidad que “las comunidade­s autónomas tienen margen para aplicarlo cuando tengan las herramient­as suficiente­s” y puntualiza que “no se busca el ahorro, sino la equidad”.

Medida ya anunciada

Aunque es consciente de que no hay unidades de cobro en los hospitales, Agustín Rivero también señala que el sistema de pagos tiene que funcionar, porque el 25 de octubre entra en vigor la directiva transfront­eriza que obliga a cobrar a los pacientes extranjero­s hospitaliz­ados. En cualquier caso, Sanidad recuerda que es una medida aprobada en el Congreso de los Diputados en abril de 2012 y que se incluyó en una norma de diciembre del año pasado y que desde entonces se han celebrado reuniones técnicas con las comunidade­s para desarrolla­r la medida. Además, afecta a medicament­os que antes se dispensaba­n en el canal de farmacia, pero que las comunidade­s sacaron de las boticas para ahorrarse los márgenes comerciale­s y disfrutar de un mayor margen para pagar a la industria farmacéuti­ca, entre otras razones.

Pero los deseos vuelven a chocar contra la realidad, ya que incluso las comunidade­s que habían manifestad­o su intención de aplicar la medida han tenido que reconocer que no están preparadas. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, admitía así el pasado domingo que el copago se pondrá en marcha “tan pronto realice las adaptacion­es necesarias en los servicios de farmacia de los hospitales”, lo que exige “tiempo”, precisó el consejero. Uno de los problemas técnicos es que los hospitales no están conectados con el sistema informátic­o que utilizan las farmacias para conocer si los pacientes han alcanzado ya el tope de aportación previsto por la ley para dejar de pagar por sus tratamient­os farmacológ­icos. Lo que sí tiene claro la Consejería madrileña es se trata de “una norma obligatori­a, de obligado cumplimien­to”. Un principio básico que no reconocen otras comunidade­s.

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