La doble moral autonómica con el gasto en medicamentos
Los pacientes con cáncer de estas tres comunidades, Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana, están recibiendo un tratamiento de peor calidad que el resto de españoles ¿Alguna explicación?
Resulta llamativo que sean precisamente Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana las autonomías que ponen más trabas al uso en sus hospitales de los últimos avances en cáncer por razones económicas. Se trata de tres autonomías que al menos en cuestiones sanitarias llevan la última legislatura en una posición enfrentada al Ministerio de Sanidad. Las dos primeras, rechazando varias de las últimas medidas del departamento de Ana Mato enfocadas a reducir el gasto farmacéutico de las comunidades autónomas. La más reciente, negándose a aplicar el nuevo copago farmacéutico en varios medicamentos hospitalarios, muchos de ellos oncológicos, precisamente, los que luego estas dos comunidades limitan de puertas para adentro en sus hospitales. En el caso de Valencia, con un plan propio de fabricación y dispensación de medicamentos que tiene en contra a todo el sector sanitario.
Ésta sería, de todas formas, una crítica política a los ejecutivos de estas administraciones. Sin embargo, la mayor crítica en este caso, tiene una clara vertiente social. A riesgo de parecer demagógicos, según los últimos datos aportados por la Sociedad Española de Oncología Médica, que hoy analizamos en profundidad, no es descabellado decir que actualmente muchos de los pacientes con cáncer de estas tres comunidades están recibiendo un tratamiento de peor calidad que el resto de españoles. Y eso debería preocupar a sus gobernantes. O al menos, hacerles más prudentes en sus declaraciones públicas cuando critican abiertamente la política de recortes sanitarios del Gobierno central.
El caso andaluz es sin duda el más llamativo. Con el mayor volumen de impagos a las empresas sanitarias, la última medida de la Junta para conseguir ahorrar en su factura farmacéutica incide directamente en la calidad de su prestación a los pacientes. El llamado de forma eufemística por la Consejería de Salud “acuerdo marco por alternativas terapéuticas equivalentes” servirá en la práctica para limitar los fármacos que adquieran los hospitales públicos andaluces para algunas enfermedades como el cáncer. Por ejemplo, para el cáncer de colon, Andalucía denominará como equivalentes terapéuticos a tres fármacos que no lo son. Tienen distintos mecanismos de acción, y dependiendo del paciente, pueden ir mejor o peor. De los tres sólo se comprará uno de ellos. Es decir, el médico dejará de prescribir lo que crea para el paciente y a los andaluces tendrá limitado una serie de tratamientos que el resto de los españoles tiene y por decreto. Esto sí merece una explicación de estas administraciones.