La solidaridad, eje del sistema sanitario
La virtud de nuestros sistemas públicos de salud o de pensiones recae sin duda sobre el hecho de la solidaridad, es decir que todos pagamos para que todos podamos recibir una atención, independientemente de la situación patrimonial
En España, y en mayor medida que en otros países de nuestro entorno, la sociedad está acostumbrada a que los temas relacionados con la salud vengan resueltos prácticamente en su totalidad desde instancias públicas (o privadas), y sin desembolsos directos asociados en la inmensa mayoría de los casos, aunque al final de una forma casi inconsciente, pero real, todos estemos pagando por aquello que nos ofertan. De la cobertura sanitaria pública mucho tendríamos que hablar en términos de gratuidad, ya que al fin y al cabo, como en tantos otros aspectos del teórico “Estado del bienestar”, pensiones, desempleo, educación, etc lo estamos pagando en “cómodas” mensualidades a través de nuestros impuestos, de una forma asumida, interiorizada, pero cada vez mas perceptible por su cuantía. Que no nos quede ninguna duda, aquí, hoy y mañana se paga y se pagará por todo, no hay nada gratis total como se nos quiere inculcar y lo peor de todo, convencer.
La virtud de nuestros sistemas públicos de salud o de pensiones recae, sin duda, sobre el hecho de la solidaridad, es decir que todos pagamos para que todos podamos recibir una atención, la que cada cual pudiera requerir en un momento determinado, independientemente del nivel de ingresos y de la situación patrimonial que tenga.
Ante estos elementos básicos de nuestro teórico Estado del Bienestar, que todos estamos de acuerdo debemos mantener, ¿por qué nos hablan de gratuidad y nos cargan de mensajes en ese sentido cuando se habla de sanidad y no insisten en el concepto de solidaridad y reparto de los beneficios sociales y sanitarios, asumiendo el mismo reparto de los gastos?
Los mensajes se utilizan según el interés de quien los emite y el bien social queda a veces, lamentablemente, en segundo plano. Nuestra sociedad, nosotros mismos, y sobre todo en el entorno sanitario, merecemos palabras y mensajes cargados de certeza y transparencia que traten de buscar el bien común por encima de todo y no otros intereses difíciles de justificar.