Una miopía que puede hipotecar el futuro
El medicamento sufre lo que algunos vienen a denominar “la tormenta perfecta”, es decir, una serie de obstáculos que retrasan el acceso a la innovación de los pacientes, genéricos y pérdida de patentes, política de precios...
Atodas las medidas que se han venido acumulando a lo largo de los años en contra de un sector dinámico y vanguardista, extensivo en innovación en los últimos meses se han visto reforzadas por una nueva acumulación de medidas de fuerte impacto relacionadas con el Real Decreto-ley 16/2012, que sacaba de la financiación más de 400 medicamentos y cambiado la estructura de participación del paciente en el pago de los medicamentos.
Desde hace ya bastante tiempo, y lo digo porque a mi mente vienen gobiernos de uno y otro color político, se vienen acumulando medidas que tratan de paliar el coste de la factura farmacéutica para tratar de equilibrar la balanza incesantemente deficitaria de la Sanidad.
El medicamento sufre lo que algunos vienen a denominar “la tormenta perfecta”, es decir, una serie de obstáculos que retrasan el acceso a la innovación de los pacientes, retraso en las aprobaciones por parte de la agencias reguladoras, incesantes medidas de control del gasto farmacéutico, genéricos y pérdida de patentes, política de precios y financiación, etc
Como bien decía recientemente José María Fernández Sousa, presidente del Grupo Zeltia, en esta “Tormenta Perfecta” existe un denominador común: La aversión al riesgo en general, y en los Gobiernos una falta de visión de futuro y coordinación evidentes. Además, y por si fuera poco, ante esta epidemia de rechazo innovador, coyunturalmente tenemos ahora una cuarta “borrasca” que es la crisis económica, lo cual hace que la aparición de nuevos fármacos dentro de 15-20 años se ponga todavía más difícil aún.
Lo que hoy no se investiga mañana no podremos contar con ello. Estamos poniendo en definitiva y desde luego en riesgo no solo nuestro futuro sino el de las generaciones venideras. Si esto termina siendo así, qué pena que nos tengan que recordar por ello sin antes no haber hecho lo suficiente para tratar de corregir esta miopía que en materia de innovación nos invade.