¿Y aún nos quedamos parados?
Los especialistas hemos de dejar ya de lado aquello de ‘salga usted a dar un paseo’ para recomendar, de forma pautada, la realización de actividad física por los beneficios que ha mostrado en la reducción del riesgo cardiovascular
La hipertensión arterial es responsable de más de un tercio de fallecimientos de causa cardiovascular y cerebrovascular y, sin lugar a dudas, es el principal factor de riesgo para padecer un ictus. Esta afirmación despeja toda duda sobre el impacto que puede tener un mal control del trastorno o un infradiagnóstico en el ámbito humano y social. Pero más allá del sufrimiento que producen estas patologías conviene saber que precisamente las enfermedades cardiovasculares están detrás de una de cada tres bajas laborales. Si a esa pérdida de productividad se une la mortalidad prematura y las incapacidades temporales o permanentes, estamos hablando de alrededor de 1.200 millones de euros al año. En el caso concreto de las bajas laborales, las producidas por este tipo de enfermedades representan el 17 por ciento del total. Tabaquismo, obesidad o hipertensión arterial son algunos de los factores de riesgo que están detrás de estas enfermedades.
Con estos datos sobre la mesa, no nos queda más remedio que seguir apostando por la educación de los pacientes -y de los aún no pacientes- en hábitos de vida saludables que sin ninguna duda reducen el riesgo de enfermedad. En concreto, en el caso de los pacientes con hipertensión, desde la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española de la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), estamos centrando gran parte de nuestra atención a los pacientes en la prescripción de ejercicio físico como receta. Hemos de dejar ya de lado aquello de salga usted a dar un paseo para recomendar, de forma pautada, actividad física por los beneficios que ha mostrado en la reducción del riesgo cardiovascular. Quienes nos dedicamos a esto sabemos bien cómo de serias son estas recomendaciones y cuánto pueden ayudar a las personas a prevenir o contrarrestar los efectos de la hipertensión. Hasta tal punto que en el 15 por ciento de los casos de hipertensión, bastaría con que el paciente introdujera pequeños cambios en su estilo de vida para lograr los objetivos de salud. Y ante eso, ni nosotros, como prescriptores, ni el resto de población, podemos quedarnos parados: todos somos potenciales enfermos; y el silencio de esta enfermedad también es silencio común, para todos. Por eso está en nuestra mano hacerle frente desde la adopción de buenas prácticas de salud.
Precisamente esta recomendación en cuanto a hábitos de vida saludables estará muy presente en las sesiones de nuestra 19ª reunión nacional que celebramos en Madrid del 26 al 28 de marzo y en la que se dan cita alrededor de 2.000 especialistas. En este marco se abordarán múltiples problemas de la práctica clínica y se debatirá sobre el desarrollo de la hipertensión.