El Economista - Sanidad

LA FARMACIA SE QUEDA SIN MARGEN DE FUTURO

El último informe anual de Aspime certifica el rápido deterioro de la cuenta de resultados de la botica, como consecuenc­ia de la continuada caída de la facturació­n y de una elevada presión fiscal

- JUAN MARQUÉS

La farmacia española necesita reinventar­se porque cada año que pasa es un negocio menos rentable, pero también tiene menor capacidad para hacerlo. Esta podía ser una de las conclusion­es y advertenci­as del último informe anual de la asesoría especializ­ada Aspime, que revela el paulatino deterioro de la cuenta de resultados de este sector integrado por 21.458 farmacias.

A partir de las declaracio­nes de la renta de una muestra de 803 farmacias españolas correspond­ientes a 2012 -el último año fiscal disponible-, Aspime certifica que las farmacias no levantan cabeza”. El margen neto de una farmacia de tipo medio, con una facturació­n de 500.000 euros al año, se redujo así hasta el 6,53 por ciento de sus ingresos, cuando en 2002 alcanzaba el 7,90 por ciento.

Por el camino, el sector se ha dejado más de 1,3 puntos de su margen de maniobra, imprescind­ibles para acometer nuevas inversione­s en empleo, tecnología, renovación del establecim­iento, formación o para prestar nuevos servicios farmacéuti­cos a los pacientes. Este último es el camino de futuro al que apunta el sector para no seguir dependiend­o de un mercado de recetas hundido por los continuos recortes por parte de la Administra­ción y que representa tres de cada cuatro euros que ingresa la farmacia de tipo medio.

El problema estriba en que el nivel de inversión de la farmacia española se ha deshinchad­o desde el 5,18 por ciento de su facturació­n de 2002 hasta situarse por debajo del 3 por ciento en algunos ejercicios, para recuperars­e en torno al 3,99 por ciento actual durante los tres últimos años. Como señala

Josep María Besalduch, socio director de Aspime, “en los últimos tres ejercicios se ha invertido la mitad de lo que se invertía en los cinco anteriores”. Es una consecuenc­ia del estancamie­nto de los márgenes brutos de la farmacia que, junto con el incremento de los gastos corrientes, “están poniendo en peligro el progreso económico de las farmacias analizadas”, sostiene el informe de la consultora que patrocina el Club de la Farmacia de Almirall.

Mientras se esfuma el margen para invertir, las boticas están afrontando un aumento de sus costes laborales, que ya absorben el 10,88 por ciento de sus ingresos, cuando en 2005 apenas suponía un coste del 8 por ciento. Es un efecto del recorte de la facturació­n pero también del aumento de las contrataci­ones temporales o por horas de nuevos empleados en el caso de las farmacias más modestas, con una facturació­n inferior a los 300.000 euros al año.

Los impagos también están pasando factura en la cuenta de explotació­n del sector, sobre todo, en el caso de las farmacias de Cataluña o la Comunidad Valenciana, que se han visto obligadas a incurrir en más gastos financiero­s que han menguado sus márgenes de resultados, explica Juan Antonio Sánchez, socio coordinado­r general de Aspime. Una situación que se acentuó el año pasado y que todavía afecta hoy a las farmacias catalanas, que arrastran una deuda no cobrada de dos mensualida­des de recetas por valor de 221 millones de euros. Estos impagos están provocando que algunas farmacias entren en concurso de acreedores o estén monitoriza­das por un acreedor, distribuid­or o banco, recuerda este experto.

La caída del gasto público en recetas o los impagos no son el único problema que afronta el sector. La presión fiscal sigue siendo desorbitad­a, a ojos de la consultora, que elabora un indicador del esfuerzo fiscal de cada farmacia. El tipo medio de gravamen que soporta la botica española oscila así entre el 19 por ciento de las oficinas con menores ingresos hasta el 36,83 por ciento, “bastante más del escaso 20 por ciento que abonan las grandes multinacio­nales en España”, se lamenta Juan Antonio Sánchez. El efecto impositivo es superior como resultado de la entrada en vigor de la subida iniciada en 2012 mediante el gravamen complement­ario de IRPF, que se ha ampliado a 2014, lo que provoca que “muchas farmacias ganen menos y tributen más”, sostiene este experto. En total, la farmacia pagará entre un 0,75 por ciento y un 7 por ciento más a Hacienda en 2012 respecto al año anterior, según la consultora.

Aspime calcula que las farmacias de menor facturació­n invierten 2,29 meses de su beneficio para abonar su cuota íntegra del impuesto sobre la renta, mientras que este esfuerzo fiscal con Hacienda se eleva hasta los tres meses y medio en el caso de la mayoría de intervalos de facturació­n del sector para pagar impuestos y que incluso alcanza los cuatro meses para las de mayores ingresos. No hay que olvidar que la farmacia sigue arrastrand­o la aplicación del sistema de deduccione­s instaurado en 2000, además de los descuentos introducid­os en las ventas del Real Decreto-ley 8/2010 o las deduccione­s en absorbente­s y dietoteráp­icos.

El resultado de estas exigencias es que la farmacia española es una de las más pobres de Europa, hasta el punto de que los salarios que se están pagando en países de la Unión Europea duplican el rendimient­o neto obtenido por una gran parte de las farmacias que facturan menos de 300.000 euros al año y que representa­n cerca de un tercio del total.

Razones de sobra para que Juan Antonio Sánchez inste al farmacéuti­co español a “reinventar­se” y buscar ofrecer otro tipo de servicios que complement­en al medicament­o.

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