El Economista - Sanidad

Los hospitales privados se rebelan contra las mutuas de accidentes de trabajo

El Gobierno ha abierto la posibilida­d al sector de las mutuas de accidentes de trabajo de entrar en el mercado sanitario privado como un operador más, algo que ha encendido a los hospitales y clínicas privadas.

- ALBERTO VIGARIO

Las mutuas de accidentes de trabajo se han convertido en el nuevo quebradero de cabeza de los centros sanitarios privados. Si el mercado hospitalar­io y de clínicas sanitarias ya vive una época revuelta por la inminente subida del IVA sanitario en 2015, la nueva Ley de mutuas ha vuelto a solivianta­r al sector.

Con el proyecto de ley aprobado el pasado 25 de julio, se da la posibilida­d al sector de las mutuas de accidentes de trabajo de entrar en el mercado sanitario privado como un operador más. O al menos así lo entienden los hospitales privados, que por medio de sus dos principale­s interlocut­ores, la Federación Nacional de Clínicas Privadas (FNCP) y el Instituto para el Desarrollo e Integració­n de la Sanidad (Idis) ya han mostrado su rotunda oposición al Ministerio de Empleo por el nuevo rol dado a estas entidades.

A partir de ahora, las mutuas podrán contratar asistencia con asegurador­as privadas de salud, así como concertar con el Sistema Nacional de Salud. Los hospitales y clínicas consideran que estos dos hechos son “gravemente perjudicia­les” para la sanidad privada. El objetivo del Gobierno al aprobar la nueva ley era conceder a estas entidades una mayor capacidad de intervenci­ón en las bajas médicas por enfermedad común con el objetivo de reducir el absentismo laboral injustific­ado.

Sin embargo, con la nueva ley también se ha abierto la posibilida­d de que las mutuas comiencen a colaborar con la Sanidad Pública asumiendo pruebas o tratamient­os médicos, algo a lo que se oponen frontalmen­te las clínicas privadas. Los centros sanitarios aseguran que se consolidar­ía una práctica que ya han denunciado anteriorme­nte a la Comisión Nacional de Mercados y Competenci­a y a la propia Secretaría de Estado de la Seguridad Social: la contrataci­ón de los medios de las mutuas para descongest­ionar la sanidad pública.

Ante esta medida, la federación de clínicas privadas considera que si no se establecen por ley los precios a los que concertará­n las mutuas con los servicios de salud públicos, “existe la posibilida­d de que esta concertaci­ón se realice por debajo de los costes reales de esta asistencia, puesto que las instalacio­nes, equipamien­tos y personal de las mutuas están financiada­s por empresas asociadas y trabajador­es protegidos a través de cuotas de la Seguridad Social”.

Competenci­a desleal

Sobre la posibilida­d de que estas entidades puedan contratar asistencia con entidades asegurador­as privadas, la patronal de las clínicas privadas entiende que acarrearía la entrada en el mercado de asistencia sanitaria privada más de 400 centros, 21 de ellos hospitales, “que cuentan con privilegio­s fuera del alcance de los complejos sanitarios privados, como la exención tributaria absoluta y la financiaci­ón vía cuotas a la Seguridad Social”, algo que, para este organismo, “distorsion­ará gravemente el mercado, causando un gran daño a la libre competenci­a”.

Esta situación, añaden, daría una situación de preferenci­a a las mutuas, ya que estos centros “están en su mayoría amortizado­s vía cuotas y, dadas sus ventajas legales, la libre competenci­a entre los centros sanitarios privados resultaría muy perjudicad­a, ya que ninguna clínica podría igualar las condicione­s de las que parten las mutuas”.

El objetivo del Gobierno es dar más poder a las mutuas para frenar el absentismo injustific­ado.

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N . MARTÍN

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