La felicidad como forma única para obtener resultados
El mercado farmacéutico es un mercado especial, fuertemente regulado, competitivo, de muy alta especialización profesional y, a su vez, muy estimulante y prometedor, no en vano investiga, desarrolla y produce medicamentos, con lo que ello implica. Actualmente, en lo relativo a los Recursos Humanos, busca perfiles con liderazgo, influencia, creatividad, adaptación, colaboración y capacidad de estar al día en tecnologías de la información. Hoy en día el conocimiento avanza mucho más rápido que nuestra capacidad de aprendizaje, de forma que buena parte de lo que sabemos dejará de tener utilidad en los próximos años. Hoy resulta mucho más crucial lo que vas a ser capaz de hacer que lo que has hecho en el pasado.
Las compañías del sector farmacéutico tienen amplios programas de Recursos Humanos que a menudo les han granjeado estar entre las listas de premios que reconocen a las mejores empresas para trabajar. Pero, existe una reflexión fundamental, esencial, en esta área y que sobrepasa incluso los límites de la seguridad profesional: la propia felicidad. En este sentido, el objetivo de los departamentos de Recursos Humanos es mejorar de manera sostenida los resultados de la compañía a través de la gestión estratégica del capital humano, como es lógico, pero en nuestra compañía, Otsuka, creemos que hay que ir más allá: se debe fichar a gente buena que, además, sea buena gente, buscando conseguir que su paso por la compañía se convierta en la mejor experiencia profesional de la carrera de los empleados.
Este enfoque es la base del concepto corporativo de Otsuka, ser una empresa E3 emo-económicamente eficiente. Y es que nos inspira la convicción de que la felicidad es una fórmula única para obtener resultados de manera sostenida. Esta filosofía nos ha llevado a ser una compañía exitosa donde la gente es feliz. El diseño de una compañía que responda a estos estándares resulta extraordinariamente complejo y hay que tener en cuenta una serie de factores importantes. Tomando como referencia el lenguaje bursátil, lo primero es prescindir de los valores tóxicos. Pese a que un despido nunca es algo positivo per se, y nunca es un buen momento para hacerlo, desprenderse de este tipo de valores supone un mensaje contundente para la gente que está implicada con la compañía. Transigir con los primeros conlleva frustrar a los segundos. En esta misma línea, el proceso de selección ha de estar encaminado a fichar a gente que sea