Rajoy recfitica a tiempo en la gestión de la hepatitis: no quería otro ébola
El Gobierno ha rectificado, tarde pero a tiempo, en su actuación con el problema surgido con los enfermos de hepatitis C. La última solución planteada al alimón por los Ministerios de Sanidad y Hacienda garantiza que todos los pacientes que lo necesiten recibirán los medicamentos de última generación que han llegado al mercado y que prácticamente consiguen erradicar la enfermedad. Es un tanto a favor primero del presidente Rajoy, que supo ver finalmente la magnitud del problema ante la cercanía de las elecciones locales, y sobre todo del nuevo ministro Alfonso Alonso, que se ha dejado asesorar, y bien, en este asunto. Sin embargo, el cambio de rumbo del Gobierno del Partido Popular vuelve a dejar en evidencia la dirección de la etapa anterior en Sanidad.
La exministra Ana Mato y su secretaria general, Pilar Farjas, fueron las responsables del plan anterior contra la hepatitis C, tachado por los propios profesionales médicos como bochornoso. El Gobierno no supo ver la magnitud del acontecimiento: por primera vez en mucho tiempo, desde los primeros tratamientos contra el sida, una enfermedad mortal tenía solución gracias a nuevos fármacos. No era, desde luego, el mejor lugar para ahorrar euros al sistema sanitario. La diferencia de gasto será importante. Lo más que pudo asegurar Mato para tratar la enfermedad fueron 125 millones de euros para el primer año. Las cifras que ofreció esta semana Alfonso Alonso fueron de 727 millones para los tres próximos años. Más o menos el doble del primer presupuesto. Es cierto, que la situación de precampaña electoral de este 2015 ha ayudado a que los nuevos responsables sanitarios convencieran a Rajoy y sobre todo, a Montoro. Pero en los pasillos de Moncloa sobrevolaba ya una presión popular parecida a las semanas de infarto vividas con los casos de ébola. Una crisis que fue el final anticipado de Ana Mato en el Ministerio. Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría actuaron entonces con celeridad y montaron un gabinete de crisis, en el que no estaba la ministra. Esta vez no ha hecho falta. Alfonso Alonso y su segundo en el Ministerio, el secretario general Rubén Moreno, han demostrado las virtudes de un buen perfil político al frente de una cartera ministerial. Todo lo contrario que Mato y Farjas.
Ahora, viene el turno a las autonomías. Habían estado agazapadas hasta ahora, para no desgastarse en el asunto. Pero les toca pagar a ellas. Deben demostrar que son capaces de hacerlo.
Alfonso Alonso y su segundo, Rubén Moreno, han demostrado las virtudes de un buen perfil político en la gestión de un Ministerio. Todo lo contrario de la época de Mato y Farjas