La herencia de la deuda de 16.000 millones
El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, también ha hecho su propio balance de legislatura al afirmar en el Congreso que “ahora se gestiona mejor, evitando cosas como el turismo sanitario y garantizando el futuro de la sanidad pública”. Alonso también recuerda, como hizo la exministra Ana Mato antes, que el gran recorte de la sanidad fue la herencia recibida por el último Gobierno del PSOE, que dejó 16.000 millones de euros de deuda “de mala gestión y descontrol”, según aseguró en una reciente intervención en el Congreso en febrero.
En total, el Estado redujo su inversión sanitaria en 6.748 millones de euros entre 2009 y 2012, según los últimos datos disponibles del Sistema de Cuentas de Salud que elabora el Ministerio de Sanidad, mientras que la aportación privada se elevó en 2.159 millones de euros.
No es un efecto de la reforma, ya que tan sólo se ha tocado el copago farmacéutico, pero sí es el resultado de los recortes en el gasto público en sanidad que han provocado un aumento de las listas de espera y, en consecuencia, del gasto de los hogares para garantizarse un acceso a la sanidad sin esperas y en mejores condiciones.
Otra de las medidas más polémicas del Real Decreto 16/2012 fue el cambio en el acceso a la tarjeta sanitaria. De un sistema garantista, donde cualquier persona empadronada o residente en España tenía acceso a la tarjeta sanitaria, se pasó a restringir el acceso a los inmigrantes en situación irregular y a exigir la condición de asegurado. Todo ello para poner fin a los abusos en el uso de las prestaciones detectados por el Tribunal de Cuentas. El sistema anterior había provocado en solo 2009 un agujero de cerca de 1.000 millones de euros al SNS, según el órgano auditor, al prestarse asistencia a extranjeros